Mascarillas: protección adaptada a tiempos de escasez

La recomendación de la OMS y del Ministerio de Sanidad respecto al uso de mascarillas es que la población sana no necesita llevarlas. En países como Corea del Sur, que ha conseguido contener los contagios, se han usado masivamente. Hong Kong atribuye parte de su éxito al evitar la epidemia al uso de mascarillas entre toda la población, aunque estuviera sana. Julio García, portavoz de la Sociedad Española de Microbiología Clínica (Seimc), afirma que “en situación de escasez” los profesionales recomiendan el uso más adecuado posible: solo en personas que estén enfermas para que no transmitan la enfermedad y en quien atiende a pacientes y está expuesto al contacto con las pequeñas gotas de saliva que se expulsan al respirar, toser o estornudar. Ahora bien, “si hubiera mascarillas disponibles y todo el mundo pudiera disfrutar de ellas, no estaría de más usarlas”, precisa.

No por la calle, porque los virus “no flotan en el aire”, añade, pero sí en sitios cerrados con otras personas donde sí pueden proteger del contagio. García recuerda que no se pueden reutilizar. “Cuando la has tocado por fuera con las manos que pueden estar contaminadas conviene cambiarla”, dice, lo que supone “un ritmo de uso inasumible” además de un peligro cuando la mascarilla se mueve y al recolocarla lo hacemos con las manos sucias.

“Lo más importante es lavarse las manos frecuentemente”, subraya, y alerta de que más preocupante que las mascarillas es la desinfección de superficies en lugares públicos. Estudios recientes demuestran que el virus permanece horas y hasta días en algunas superficies, como las metálicas. Pomos de puertas, pasamanos en el metro o papeleras que tocan muchas personas deberían limpiarse con frecuencia, añade. También deberíamos usar menos papel. Fumigar el suelo de las calles, en cambio, no tiene sentido, afirma. García recuerda también que conviene limpiar el móvil frecuentemente con una solución alcohólica.

El microbiólogo asegura que quienes crean estar enfermos o tengan la más mínima tos, deberían cubrirse la boca. Si no pueden comprar mascarillas (en la mayoría de farmacias hay desabastecimiento) deberían “evitar el contacto con otras personas “ y toser siempre en la parte interna del codo. “Si todo el mundo llevara mascarilla es cierto que por esa vía los pacientes asintomáticos no contagiarían”, asegura.

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