De abrazar la diversidad a luchar por los derechos LGTBI: la organización del Orgullo cambia el lema de la manifestación
De 7.000 personas en 1977 a cerca de un millón salen en la capital este sábado en defensa de los derechos humanos, la diversidad sexual y de género y en contra de los discursos de odio
Hasta que apareció la “lona del odio” en la calle de Alcalá, firmada por el partido ultraderechista Vox, el lema elegido para la manifestación convocada por MADO, la abreviatura de Madrid Orgullo, era Abrazando la diversidad familiar: iguales en derechos. Sin embargo, el pasado 19 de junio algo cambió con aquella lona y con los días que le siguieron. Ahora, debido al contexto político en el que se encuentra España actualmente, la organización decidió dar un volantazo y cambiar la consigna: Por nuestros derechos, por nuestras vidas, con Orgullo.
La Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Trans, Bisexuales, Intersexuales y más (FELGTBI+) y el Colectivo de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales de Madrid (COGAM), las dos ONG que forman parte de MADO, lanzaron un comunicado el pasado 19 de junio en el que alertaban de que “Vox no solo amenaza a las personas LGTBI+, sino que también atenta contra toda la sociedad y sus valores democráticos”. Algo había cambiado este año. De la festividad, la purpurina, la reivindicación por la visibilidad y la risa desmedida, la fiesta se había endurecido, había vuelto a sus orígenes más políticos y había vuelto a poner los derechos alcanzados en el frente de las pancartas.
“Este partido [Vox] nunca ha escondido que las personas LGTBI sobramos en su sociedad, que nos consideran prescindibles. No obstante, el verdadero peligro es que el PP está abriéndole las puertas de los gobiernos y adoptando cada vez más sus discursos”, denunció la presidenta de la Federación, Uge Sangil.
La lona propagandística, en la que una mano con una bandera de España tiraba a la basura diferentes símbolos, como el feminista y el LGTBI, no ha sido lo único que Vox, junto al PP, han hecho desde que han entrado en diferentes gobiernos después de las elecciones del 28 de mayo.
En Valdemorillo, una localidad de 15.000 residentes en la Comunidad de Madrid, el Ayuntamiento renunció a programar una representación teatral del Orlando de Virginia Woolf, una novela emblemática de una mujer libre y transgresora, que trata temas como la homosexualidad, la sexualidad femenina, y el papel de la mujer en la sociedad y la historia. Y en el Ayuntamiento de Madrid, la bandera sigue sin lucir en su fachada. “A todos aquellos que discuten si se cuelga o no se cuelga la bandera del movimiento LGTBI, con todos mis respetos hacia esa bandera, les diré que si ese es el problema que hay, entonces es que no hay ningún problema con el Orgullo en la ciudad de Madrid”, remarcó José Luis Martínez-Almeida, alcalde de la ciudad, como excusa.
Lucía Fonseca (Madrid, 29 años) forma parte del colectivo y estará en la manifestación estatal que se celebra este sábado. Para ella, el Orgullo significa “poder salir a la calle sin miedo” y teme que con las elecciones del 23 de julio el colectivo se vea afectado de forma negativa. “Se producirá un retroceso y mucha gente volverá a vernos como gente rarita y viciosa”, se lamenta.
La manifestación comenzará a las 19.00 en la glorieta de Carlos V, en Atocha y pasará por el Paseo del Prado, la Fuente de Cibeles y el Paseo de Recoletos hasta llegar a la plaza de Colón, donde se hará la lectura de manifiesto. Ana María González (25 años, Madrid) se muestra algo crítica, ya que para ella el Orgullo significa tradición. Lleva asistiendo desde que tenía no más de 10 años y ha visto “cómo todo ha cambiado desde el 2007-2008 hasta ahora. Se mantiene como evento importante, pero no solo se ha perdido el recorrido histórico por la Gran Vía, sino que también se ha perdido la esencia de lucha y reivindicación”, comenta esta joven.
El Orgullo se celebra en España desde 1977. La primera ciudad en hacerlo fue Barcelona y solamente se concentraron unas 4.000 personas, que fueron disueltas por las fuerzas policiales debido a la Ley sobre peligrosidad y rehabilitación social. Tras los incidentes del 28 de junio de 1969 en el pub neoyorquino Stonewall Inn, muchas ciudades del mundo comenzaron a celebrar manifestaciones multitudinarias de repulsa, pero en España, el régimen franquista dictatorial de la época evitó la entrada de noticias en el país.
La primera marcha del orgullo de Madrid fue organizada por el Frente de Liberación Homosexual de Castilla y se realizó el 25 de junio de 1978. En aquel momento solo acudieron 7.000 personas y la manifestación se desplazó por la avenida de Menéndez de Pelayo hasta la plaza de Mariano de Cavia.
Actualmente, el MADO es la gran fiesta que se celebra en el barrio de Chueca, conocido como el barrio en esencia LGTBI, y algunas de las principales calles de la capital durante la Semana del Orgullo. El acto más conocido es la manifestación estatal, “la más grande de Europa”, asegura FELGTB, que estima que reúne cada año a un millón las personas.
Mucho ha cambiado desde 1977 hasta ahora. Además de las dos grandes entidades que forman parte de la comitiva del MADO, FELGTB y COGAM, también hay empresas patrocinadoras como Prime o Coca-Cola. También hay conciertos, carreras de tacones y multitud de eventos que celebran la diversidad sexual y de género. Uno de ellos es el certamen de Mr. Gay España, que se celebra este viernes en la Plaza de España.
Mr. Gay España no es nuevo y también tiene su historia. Nace en 2008 de la mano de dos amigos llamados Nano García y Juan Martín Boll, los fundadores, que ahora son muy conocidos dentro del colectivo, que entonces eran dos personas anónimas. La idea era “organizar un evento cercano y con un claro componente social con el que contribuir al Orgullo y ayudar a visibilizar al colectivo LGTBI”, cuenta García. La primera gala la celebraron en el barrio de Chueca, en la plaza de Pedro Zerolo, “que por aquel entonces era la de Vázquez de Mella” y muchos medios se hicieron eco del evento.
Gracias a ello, la gente les pedía que lo hiciesen a nivel estatal, que buscasen a chicos de otras localidades que se quisieran presentar. “No fue fácil. Si al principio se apuntaban siete, cuando llegaba la gala solo quedaban tres”, cuenta García. El motivo era el miedo, indica, ya que en las zonas menos urbanas el miedo a la exposición era, y sigue siendo, real. Desde la organización reclaman que la belleza no es el factor principal para participar en el certamen, sino las historias que traen los concursantes. “En todos los años que llevamos nunca hemos dado un premio económico. La gente continúa apuntándose porque esto es una pasarela de visibilidad y aceptación”, afirma García.
Aparte de la gala tienen cuatro campañas sociales que les definen: #VIHsibles, #ORGULLOENMIPUEBLO, Soy como soy y #HAZTEVISIBLEENELTRABAJO. Todas a raíz de las historias de quienes participan, asegura García. “Este año, uno de los participantes es seropositivo y que él pueda ser y exponerse delante de 15.000 personas es muy importante”, reivindica García.
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