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La Guardia Civil libera a una menor que era obligada a prostituirse en un campamento chabolista de Almería

Los agentes han detenido a tres personas que compraron a la chica por 2.000 euros y a los padres de esta, que residían en Alzira, en la provincia de Valencia

Caso prostitucion Almeria
La Guardia Civil en el poblado chabolista de Níjar (Almería) donde la menor era prostituida.GUARDIA CIVIL
Nacho Sánchez

La Guardia Civil ha detenido a cinco personas después de localizar a una menor de 17 años que estaba siendo obligada a prostituirse en un campamento chabolista de Níjar, cerca del parque natural Cabo de Gata, en Almería. La chica, que residió en el municipio de Alzira (Valencia) hasta finales del año pasado, fue engañada cuando tenía 16 años a través de redes sociales por un conocido suyo, un hombre de 24 años asentado en la provincia almeriense, que más tarde se desplazó junto a sus padres hasta la casa de la niña. El proxeneta pagó 2.000 euros a los progenitores por arreglar una boda y llevársela hasta Andalucía. Allí, la obligó a prostituirse en uno de los asentamientos de la zona de Níjar “en un colchón tirado en el suelo bajo un plástico y cuatro palos, donde vivían”, según fuentes de la Guardia Civil, que relatan que también era víctima de violencia machista y recibía tanto golpes como maltrato psicológico. A los arrestados se les imputan los delitos de trata de seres humanos con fines de matrimonio forzado, inducción a la prostitución, explotación sexual y lesiones en el ámbito de la Ley Integral contra la Violencia de Género, y tienen una orden de alejamiento sobre la menor, que se encuentra en un centro de protección de menores.

Las dos familias se conocían porque dos parientes de la chica vivían en Níjar. El joven de 24 años estableció contacto con ella a través del teléfono móvil y las redes sociales. Tras conseguir su confianza, engañándola, decidió ir hasta Valencia para verla. Fue con sus padres, de 51 y 47 años. Allí hablaron con su familia para realizar una transacción: les propusieron pagar 2.000 euros a cambio de que ella se casara con su hijo. Los progenitores aceptaron y la niña fue trasladada al campamento chabolista de Atochares, el más grande de los muchos que hay entre los invernaderos de la zona. Son concentraciones de infraviviendas donde no suele haber acceso a agua potable ni luz, las condiciones de salubridad son mínimas y las calles son de tierra. “Lo que hizo básicamente es comprarla para prostituirla y ganar dinero con ello”, explican fuentes de la investigación.

De hecho, una vez en el asentamiento, el hombre que supuestamente iba a ser su marido y que ejercía de novio, la obligó a ejercer la prostitución, se convirtió en su proxeneta. Él mismo pactaba los precios con los clientes que se acercaban a la chabola para comprar sus servicios ―el campamento tiene una zona donde se practica la prostitución y vecinos de la zona se acercan hasta allí con ese objetivo― y el dinero se lo quedaba él. “Generalmente, lo utilizaba para comprar droga”, aseguran fuentes policiales, que subrayan que la chica no tenía posibilidad de escape.

La investigación ha revelado que su pareja sentimental la controlaba “para mantenerla totalmente vinculada”. Lo hacía con distintos procedimientos. Por un lado, obligándola al consumo de sustancias estupefacientes que él solía tomar. Por otro, con un carácter agresivo que incluía habituales amenazas y golpes. “Jamás me había encontrado con una situación tan extrema”, señala una de las agentes que ha participado en el caso.

La investigación policial arrancó este verano cuando los agentes recibieron la información de que había una menor que ejercía la prostitución en el asentamiento de Atochares. La localizaron el pasado 12 de julio, en presencia de su pareja. Entonces se toparon con unas condiciones de “salubridad e higiene totalmente deplorables”. “Vivía en un recinto de apenas cuatro metros cuadrados”, subrayan fuentes del caso, que destacan que en verano es “imposible” subsistir allí. “Residía prácticamente en la mendicidad”, añaden quienes la rescataron y trasladaron a un centro de protección de menores, para acto seguido comenzar a investigar quién la había llevado hasta allí y la obligaba a prostituirse, así como localizar a su familia de origen.

No fue un trabajo fácil porque la propia víctima no sabía que lo era. “Ella no entiende que sea malo que su novio le diga con quién se debe acostar y que se quede el dinero. Es muy vulnerable y ni siquiera comprende por qué es una víctima”, destacan fuentes de la investigación.

A finales de agosto, el hombre identificado como pareja sentimental de la chica fue detenido, así como sus padres. A estas tres personas se les considera presuntos autores de un delito de trata de seres humanos con fines de matrimonio forzado, inducción a la prostitución, explotación sexual y lesiones en el ámbito de la Ley Integral contra la Violencia de Género. Días más tarde, la Unidad de Policía Judicial de la Guardia Civil de la Comandancia de Valencia también procedió al arresto de los padres del menor, de 41 y 37 años, por la venta de su propia hija ―que lleva en España desde los 9 años― como autores del delito de trata de seres humanos con fines de matrimonio forzado. Tras ser puestos a disposición judicial, los detenidos se encuentran en libertad con una orden de alejamiento sobre la menor, que pronto cumplirá los 18 años.

El teléfono 016 atiende a las víctimas de violencia machista, a sus familias y a su entorno las 24 horas del día, todos los días del año, en 53 idiomas diferentes. El número no queda registrado en la factura telefónica, pero hay que borrar la llamada del dispositivo. También se puede contactar a través del correo electrónico 016-online@igualdad.gob.es y por WhatsApp en el número 600 000 016. Los menores pueden dirigirse al teléfono de la Fundación ANAR 900 20 20 10. Si es una situación de emergencia, se puede llamar al 112 o a los teléfonos de la Policía Nacional (091) y de la Guardia Civil (062). Y en caso de no poder llamar, se puede recurrir a la aplicación ALERTCOPS, desde la que se envía una señal de alerta a la Policía con geolocalización.

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