El nuevo arzobispo de Pamplona pide perdón a las víctimas de pederastia y se compromete a repararles “a todos los niveles”
Florencio Roselló ha mostrado su voluntad de compensar “económicamente” a los afectados
El arzobispo de Pamplona y obispo de Tudela, Florencio Roselló (Alcorisa, Teruel, 62 años), lleva apenas cuatro meses y medio en el cargo. Fue nombrado el pasado 27 de enero y ya desde el inicio ha tomado las riendas de uno de los asuntos que más han afectado a la Iglesia católica en los últimos años: las agresiones sexuales a menores. En su primera entrevista para la Cadena SER en Navarra —medio en el que se emitió el testimonio de José Luis, la primera víctima en alzar la voz en la comunidad—, Roselló ha pedido perdón a los denunciantes. “Perdón desde el corazón, no por quedar bien. Perdón desde el corazón porque es una situación... Yo he escuchado testimonios de víctimas y realmente son relatos que estremecen”, ha declarado. También ha expresado que son relatos con muchos detalles como para dudar de su veracidad y se ha ofrecido a “caminar con ellos”. Es más, ha confirmado que se responsabilizará de lo ocurrido, incluyendo las indemnizaciones económicas. “Asumir responsabilidades supone reparar a nivel psicológico y a nivel pastoral, porque hay gente que solo pide acompañamiento o un perdón. Otros demandan algo más a nivel económico, entonces, si hay que reparar, repararemos. Evidentemente, sí”.
El hasta hace unos meses director del departamento de Pastoral Penitenciaria de la Conferencia Episcopal Española ha protagonizado desde un principio un cambio de rumbo en la diócesis navarra. En abril confirmó que la institución católica sí que participaría en la comisión para el reconocimiento oficial de las víctimas de pederastia, donde tiene asignados dos asientos. “Yo entiendo que debíamos estar. Siempre lo he dicho. No es que tengamos que estar, sino que yo quiero estar allí. Y quiero estar porque creo que hay que abordar este tema. A mí me gusta la transparencia. También quiero saber lo que se dice allí porque son víctimas que han sufrido abusos de la Iglesia. Nosotros también tenemos algo que decir, la Iglesia puede y debe opinar. E igual que hemos ido, podemos irnos. Es una decisión libre de la Iglesia”.
Esta decisión supuso una ruptura respecto al modo de actuar de su predecesor, Francisco Pérez, que se despidió tras 16 años al frente de la institución pidiendo perdón por todo aquello en lo que no había estado “a la altura de las circunstancias”. Pérez sí llegó a participar en dos encuentros restaurativos con sendos denunciantes, aunque no permitió que los representantes de la Iglesia participaran en dicha comisión, pionera en España. La decisión de Roselló ha sido bien acogida por las dos asociaciones de denunciantes que existen en Navarra, con las que ya se ha reunido. Hasta el momento, la comisión ha reconocido oficialmente como víctimas a una quincena de personas, se ha entrevistado con una veintena y tiene pendientes un listado con alrededor de 60 solicitudes.
Preguntado por qué ha ocurrido para que la sociedad en general y la Iglesia en particular hayan tardado tanto en responder a las víctimas de pederastia en el seno de la Iglesia, Roselló se ha sincerado. “Eso me pregunto yo también”, ha respondido. En lo que respecta a la institución católica, ha entonado el mea culpa. “Creo que hemos tardado, creo que ha habido actuaciones que no las hemos hecho bien, pero creo que estamos a tiempo”, ha señalado. Además, ha apuntado que esa enseñanza es la que debe guiarles ahora para ser “más responsables” e ir “asumiendo responsabilidades”.
Respecto a su trayectoria previa, Roselló ha sido vicario de la parroquia Nuestra Señora de El Puig de Valencia (1986-1987), capellán de diferentes centros penitenciarios como el de Castellón o el de Fontcalent (Alicante) y ha pasado por la Pastoral Penitenciaria en la Comunidad Valenciana, así como por la Pastoral Penitenciaria en la diócesis de Orihuela-Alicante. Antes de ser nombrado arzobispo de Pamplona y obispo de Tudela, fue el director del departamento de Pastoral Penitenciaria de la Confederación Episcopal Española, superior de la comunidad mercedaria de Castellón y capellán de la prisión de Castellón.
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