‘Santo’, la nueva serie de Netflix: dos policías en busca de un asesino sin rostro para una de las ficciones españolas más ambiciosas
Llega este viernes a Netflix un ‘thriller’ barroco y al mismo tiempo accesible, rodado entre España y Brasil y con elementos del género de terror
El guionista Carlos López (El príncipe, Turno de oficio: diez años después) ha dado tantas vueltas en la industria de la ficción que es consciente como el que más de que “ya está todo inventado”. Pero con su nuevo proyecto, como creador de la serie policiaca Santo, de Netflix, abre varias puertas inéditas para una producción española. Dio el salto del periodismo a la escritura para cine y televisión a mediados de los noventa de un modo muy peculiar, encargándose de firmar ...
El guionista Carlos López (El príncipe, Turno de oficio: diez años después) ha dado tantas vueltas en la industria de la ficción que es consciente como el que más de que “ya está todo inventado”. Pero con su nuevo proyecto, como creador de la serie policiaca Santo, de Netflix, abre varias puertas inéditas para una producción española. Dio el salto del periodismo a la escritura para cine y televisión a mediados de los noventa de un modo muy peculiar, encargándose de firmar una gala de los premios Goya. Desde entonces, asegura no temerle a ningún proyecto. “Siempre me he metido en cosas que me han venido grandes, que no sabía cómo se hacían. Aprendía sobre la marcha”, cuenta a principios de septiembre en conversación telemática.
De ese miedo a lo desconocido va en buena medida Santo, que llega a la plataforma este viernes. Es un thriller de acción e intriga con mucho de drama psicológico y reflexivo y algunas pinceladas del género de terror. Porque el antagonista no tiene rostro. Se trata de un narcotraficante al que dos policías opuestos entre sí, el español Millán (Raúl Arévalo) y el brasileño Cardona (Bruno Gagliasso), intentan dar caza desde Madrid y Salvador de Bahía. El único nexo real y tangible con el delincuente es su amante, Bárbara (Victória Guerra), una misteriosa mujer portuguesa que en los últimos años se ha sumergido en el mundo de espiritualidad y violencia de su pareja. “Ella se encuentra en medio de Cadona y de Millán. Ha regresado del mal y no tiene los mismos límites morales que ellos dos”, avanza el responsable de la serie.
“El mal siempre es más inquietante cuando es invisible. El primer miedo reconocido por todos es el miedo a la oscuridad, a no poder poner cara a tus enemigos, a no saber qué te está pasando y a no conseguir un diagnóstico de cuáles son tus males”, dice López. Y estos dos policías, de tanto perseguir a un mal desconocido, terminan buscándolo dentro de sí mismos.
Para sacar adelante una serie “que es barroca en su concepción, porque mezcla varios géneros y culturas, pero que busca ser accesible al espectador”, tal y como la define López, el showrunner ha pasado muchos meses trabajando en Brasil. Empaparse de la compleja realidad religiosa del país ha sido clave para completar este relato. “Mientras que en España, por lo general, la religión se vive de una forma muy descreída, en Brasil es una parte primordial para la sociedad y no suele ser un asunto privado, sino que a menudo se vive como algo colectivo. Allí me preguntaban a qué religión pertenece el personaje de Cardona y es algo que me impresionó, porque es una cuestión que en España nunca hemos considerado a la hora de explicar un personaje, a no ser que eso definiera sus tramas”, comenta.
Santo es una producción 100% española que corre a cargo de Netflix y Nostromo Pictures, pero es un brasileño —Vicente Amorim, también a cargo de la miniserie centrada en la vida del piloto Ayrton Senna— quien dirige los capítulos escritos por López. “La mayor complejidad de la serie ha sido que, aun siendo española, al público brasileño le pareciera una ficción de allí. Y que la trama de Salvador de Bahía no tuviera una mirada europea, llena de folclore y clichés, como cuando una película de Tom Cruise mezcla las Fallas y la Semana Santa”, comenta su creador. La ficción ha contado con un asesor religioso especializado en rodajes, que ha aconsejado al equipo también en el proceso previo de escritura y en la postproducción. “En la parte rodada en Brasil, éramos 150 personas de equipo y solo cinco de ellos españoles, así que era muy difícil que esas escenas no tuvieran un sabor local”, explica López.
En cuanto a la particular mezcla de géneros, el otro gran reto de esta ficción, ha sido primordial el trabajo con los actores protagonistas. “Con Raúl Arévalo ya había coincidido en La Embajada y ya entonces no había conocido a un actor en España que comprendiera tan bien un guion. Después dirigió su propia película [Tarde para la ira, de 2016] y entendí más cosas. Tiene una inteligencia especial y con los años ha ganado mucho a la hora de administrar y dosificar sus recursos interpretativos para contar muchas cosas con ellos. Vicente [Amorim] estaba asombrado de su capacidad interpretativa durante los primeros días de rodaje”, recuerda López.
Con Victória Guerra (vista en la coproducción hispanoportuguesa Auga seca), el responsable de Santo buscaba a una actriz que fuera extranjera tanto en Brasil como en España, para que “le diera esa cosa enigmática que tiene el forastero”. Hizo una audición telemática en vivo “y fue tan fascinante que a mitad de prueba yo ya estaba pensando en cómo iba a trabajar el personaje con ella”, admite. Bruno Gagliasso es una estrella en Brasil “de las que no puede salir a la calle, por lo que disfrutó mucho del rodaje en Madrid”. Se entregó al papel “de una manera tremenda, con una intensa preparación física y emocional que duró meses”.
Y Greta Fernández, ganadora de la Concha de Oro del festival de cine de San Sebastián en 2019 por La hija de un ladrón, completa el cuarteto principal como una joven policía que trabaja junto al Millán de Raúl Arévalo. “Ella nunca había hecho de policía con pistola en la mano, es un personaje físico pero al mismo tiempo con un gran dilema personal. Es alguien que está empezando en su profesión y que intenta, precisamente, saber dónde está el bien y dónde está el mal”. Como el resto de protagonistas, irá descubriendo que el mal es invisible y está en todas partes.
Puedes seguir EL PAÍS TELEVISIÓN en Twitter o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.