Opina, aunque sea frívola y superficialmente
Hemos pasado de que te haga cómplice el silencio a que te ponga bajo sospecha hasta la pausa previa a la reflexión. Hay que pronunciarse inmediatamente ante cualquier noticia para evitar que piensen que si callas es porque algo ocultas
Hace unos años las actrices de Hollywood promovieron la iniciativa #askhermore para explicitar que estaban hasta las cutículas de preguntas sobre trapos y exigir sustancia a los que cubren las alfombras rojas. El viernes, muchos de los que desfilaron por los premios Feroz habrían pagado, y eso es mucho decir conociendo la precariedad del sector, por hablar sólo de estilismos. Cualquier tema era mejor que enfrentar los efectos colaterales de la bomba que había supuesto la publicación horas antes de un artículo de este periódico en el que tres mujeres afirmaban haber sufrido violencia sexual por parte del realizador Carlos Vermut.
La mayoría se decantó por la condena sin paliativos, otros recorrieron jardines innecesarios, quiero pensar que por un cortocircuito mental momentáneo, y hubo quien, como Isabel Coixet, además de condenar pidió calma, contexto y más información para no resultar “frívola y superficial”. Inevitablemente ella y todos los que no se apresuraron a opinar fueron acusados de tibios porque no vivimos buenos tiempos para el sosiego. Hemos pasado de que te haga cómplice el silencio a que te ponga bajo sospecha la pausa previa a la reflexión. Hay que pronunciarse inmediatamente y mejor si es con rotundidad y cabe en 280 caracteres, lo importante es evitar verse señalado, que piensen que algo ocultarás cuando callas.
Puedes admirar el minucioso y necesario trabajo periodístico de Gregorio Belinchón, Ana Marcos y Elena Reina, apoyar sin fisuras a las víctimas y agradecerles su valentía, sumarte a cualquier iniciativa que ayude a prevenir un problema endémico, ofrecer a cada persona que se encuentre en una situación similar tu apoyo incondicional, o una pistola, una pala y una coartada, y a la vez mostrarte prudente antes de lanzar un juicio de valor sobre un asunto gravísimo del que, supuestamente, hasta hace unas horas no tenías constancia. La reflexión nunca debería estar bajo sospecha.
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