‘Forst’ y ‘Last Light’, las montañas y el apocalipsis
Viktor Forst es un policía que algún comentarista definió como “una de las criaturas de ficción oscuritas, complejas, esas que esconden más de lo que muestran”. Ya no se sabe si se refiere al protagonista de la serie o a Núñez Feijóo
Tras contemplar los seis episodios de la primera temporada de Forst (Netflix), la serie policíaca polaca rodada en los montes Tatras, la cordillera que sirve de frontera natural entre Polonia y Eslovaquia, la primera conclusión es la de manifestar una total solidaridad con los equipos técnicos, sobre todo con los eléctricos, pues pese a la estupenda interpretación de Borys Szyc en el papel del inspector Viktor Forst, el mérito debería ser para quienes tienen que mover toda la pesada parafernalia de los focos por las empinadas laderas de la cordillera.
¿Y quién es Viktor Forst? Pues un policía que algún comentarista definió como “una de las criaturas de ficción oscuritas, complejas, esas que esconden más de lo que muestran”. Llegados a este punto ya no se sabe si se refiere al protagonista de la serie o a Núñez Feijóo, que también esconde más de lo que muestra, él y toda la cúpula de Génova 13 que demostraron sus espurios intereses al silenciar cualquier condena a la amnistía en las últimas elecciones catalanas para sacar el hacha inmediatamente después.
Y si el complejo inspector Forst es capaz de resolver una serie de asesinatos con la ayuda de una periodista pese a que fue apartado del caso por su inhabitual proceder, Núñez Feijóo es incapaz de resolver nada salvo vaticinar diariamente el apocalipsis, lo que a su vez le vincularía con Last Light, la serie que ofrece Prime Vídeo y en la que la escasez del suministro de petróleo desencadena una crisis de imprevisibles consecuencias. Añádanle que el hijo de los protagonistas es ciego y la hija está en la edad del pavo, y el melodrama está servido. Sobre todo porque cuando están a punto de operar al niño en París, el apagón es total, lo que obliga a la madre y a la criatura a tratar de volver a Londres, su residencia, en un largo y complicado peregrinaje en el que pasa de todo, incluida la muerte del cirujano en el que estaban depositadas todas la esperanzas de la familia para resolver la ceguera del niño, mientras el padre está en Oriente Medio tratando de salvar al mundo. La de la edad del pavo, por su parte, no para de hacer tonterías. Y así, entre crisis personales y mundiales se van desarrollando los cinco capítulos de este thriller medioambiental que busca la complicidad del espectador conmoviéndole en sus entrañas.
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