Contra el abuso del plano secuencia
Si mientras estoy dentro de una historia, una virguería técnica me saca de ella para ponerme a los pies de la maestría de sus artífices, me parece que está fallando a su propósito, que es servir a la historia y no a su propio artificio


No estoy en contra del plano secuencia, estoy en contra de su abuso. Esta sentencia suena a “una cosa es libertad y otra libertinaje”, me hago cargo. “¿Y cuándo es abuso? ¿Cuando tú lo digas?”, quizá se pregunte usted. Verán, creo, como en pocas cosas, en el arte narrativo, en la importancia y el placer de las historias. Y tengo la suerte de vivir del cuento, o sea, de ganarme el pan como guionista. Por el poder que le otorgo al relato, creo en la supeditación de la forma al fondo. No voy a aludir a Godard y a Rivette con cuestiones morales y cinematográficas, es mucho más sencillo. Si mientras estoy dentro de una historia, una virguería técnica me saca de ella para ponerme a los pies de la maestría de sus artífices, considero que está fallando a su propósito, que es servir a la historia y no a su propio artificio.
Hace unas semanas escribí sobre Adolescencia y convine en que en ella forma y fondo están hermanados, sin valorar que se trata de una serie construida desde su forma y no desde su fondo. Ahora estoy viendo The Studio (Apple TV+), una comedia estupenda sobre los entresijos de un estudio de cine ficticio y del patán colocado a su cabeza, Matt Remick, una suerte de Michael Scott de Hollywood, interpretado por Seth Rogen, que ha cocreado y codirigido la serie. The Studio pertenece a uno de mis subgéneros favoritos: la comedia sobre los entresijos del audiovisual, me da igual cine que tele. Studio 60, 30 Rock, Paquita Salas son series ante las que me arrodillo. Y pónganme a los pies de Robert Altman y su El juego de Hollywood, al que se homenajea claramente aquí: el personaje interpretado por Bryan Cranston se llama igual que el de Tim Robbins en la película.
El homenaje altmantiano no queda ahí y la serie está rodada en diferentes planos secuencia. Para mí, el único plano secuencia realmente valioso de The Studio y que sirve al argumento es el que ocupa todo el segundo capítulo, que precisamente va sobre cómo Remick entorpece el rodaje de un plano secuencia, toda una pirueta meta. ¿Han visto cuántas veces he escrito “plano secuencia”? ¿Les molesta? Pues más molesta ver uno tras otro cuando no aportan más que la demostración de poder hacerlos. Son el meme de Homer Simpson haciendo el pino mientras Lisa y Mona Simpson le dicen: “Sí, sí, ya te vimos”.
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