La ciberseguridad también es asunto de los defensores de derechos humanos

La ciberseguridad a veces es vista solo como un asunto del Estado o de las grandes empresas. Sin embargo, Andrea Rodríguez y Ana Milena Bula también están presentes este jueves en las Torres Atrio de Bogotá: forman parte de los invitados al evento Desafíos de la Ciberseguridad, una jornada de debates que organiza PRISA Media, la sociedad editora de EL PAÍS. Rodríguez dirige la Escuela de Seguridad Digital de la oenegé Colnodo, mientras que Bula es la presidenta de Mujeres TIC. Ninguna de las dos se siente cohibida de estar rodeada de altos funcionarios de la Fiscalía, la Registraduría, el Ejército o la Policía Nacional. Tampoco de tener enfrente a congresistas y directivos de Movistar, Google o Microsoft. Saben que la ciberseguridad también compete a los defensores de derechos humanos y a las mujeres con las que ellas trabajan.

Rodríguez explica que los defensores de derechos humanos enfrentan riesgos significativos. Manejan bases de datos de personas amenazadas y participan de reuniones confidenciales para sacar del país a líderes sociales en peligro. Los ciberdelincuentes los buscan para robarles información. Un enlace a una supuesta relatoría de un evento reciente, por ejemplo, puede llevar a descargar un sistema de espionaje que active el micrófono del teléfono durante una reunión reservada. Por ello, la Escuela de Seguridad Digital les capacita en todo tipo de defensas: abarcan desde la encriptación de mensajes hasta el uso de programas como Virus Total para escanear archivos o enlaces.

La directora de la Escuela de Seguridad Digital reconoce que las dificultades suelen ser muchas para la sociedad civil, usualmente dejada de lado en estos debates. Señala que hay varios académicos en el evento y que los programas de nivel superior que mencionan son importantes, pero que muchos líderes sociales en los territorios no pueden pagar las matrículas universitarias. Asimismo, los proyectos de numerosas empresas son inaccesibles para organizaciones con recursos económicos limitados. No obstante, afirma que ve oportunidades en el evento: la “gran visibilidad” posibilita alianzas. Uno de sus objetivos es hablar con la Policía, porque cree que la institución puede servirle de nexo para llegar a más escuelas públicas y Juntas de Acción Comunal (JAC).

“Me llamo la atención que hay una posición sobre la alfabetización digital y también cierta conciencia en educar a las personas”, remarca tras el panel enfocado en los ciudadanos, el tercero de una jornada que antes abordó al Estado y al sector privado. Sabe que sobresalió cuando el moderador le pidió que hablara de la ciberseguridad en el contexto del conflicto armado. Tanto que poco después estaba rodeada de personas que le pedían su número de teléfono, incluido un funcionario de la Policía.

Ana Milena Bula presentó el panel dedicado a la ciudadanía y coincide con Rodríguez en sus percepciones. La presidenta de Mujeres TIC cuenta que se sintió valorada pese a ser abogada y tener un conocimiento menos técnico que otros participantes. “Soy una de esas ciudadanas de paso, que siente la ausencia de esas herramientas para aprender más y defenderme de los ciberataques. El debate abre la puerta para que una piense en si estas cosas me están pasando a mí”, comenta. Para ella, es importante ser “un vehículo” que permita pensar en acciones enfocadas en niños, mujeres y adultos mayores.

Las mujeres son otro grupo usualmente dejado de lado en los debates de ciberseguridad, según explica Bula. La seguridad y la tecnología son áreas habitualmente asociadas a los hombres: son ellos los que mayormente llenan las cátedras universitarias de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM, por sus siglas en inglés). Pero esto no tiene porque ser así, ya que los estereotipos de género se pueden romper. “¿Por qué no pensar en la ciberseguridad con las mujeres?”, se pregunta. Dice que Mujeres TIC tiene varias expertas que pueden liderar capacitaciones y generar conciencia e interés en las escuelas. “Quiero que las niñas se enamoren de las carreras STEM”, subraya.

La ciberseguridad es uno de los principales retos que enfrenta el país andino: en el último año, hubo ataques digitales a la Fiscalía General de la Nación, al Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos (INVIMA) y a Sanitas, una de las principales Entidades Promotoras de Salud (EPS). Por ello, PRISA decidió enfocar el evento en esta temática, como parte de su interés en abrir espacios de reflexión y análisis entre los líderes colombianos. Hubo grandes debates sobre la seguridad nacional y el sector corporativo, sin que esto desdibujase la importancia de la sociedad civil. “La seguridad es un asunto de todos. No es solamente del Estado y de las empresas privadas. Es del ciudadano también”, enfatizó la ministra de Tecnologías de la Información y Comunicaciones, Sandra Urrutia.

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