El Gobierno de Colombia y la guerrilla del ELN prolongan por seis meses el cese del fuego

Sobre la hora límite y con una dosis de suspenso, las delegaciones de paz del Gobierno de Colombia y la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) han anunciado al filo de la medianoche de este lunes un acuerdo para prorrogar por 180 días el cese al fuego vigente, que ahora incluye formalmente el repudiado crimen del secuestro. “Cada parte dará las órdenes e instrucciones respectivas para el cumplimiento de esta prórroga”, dice el documento firmado en el cierre del sexto ciclo de negociaciones que se desarrolla en La Habana. Ya en el acto de clausura del ciclo, celebrado este martes en la capital cubana, la jefe de la delegación del Gobierno, Vera Grabe, anunció también la creación de un fondo multidonante para el proceso de paz con el propósito de contar con los recursos necesarios para el desarrollo de lo pactado.

El texto para prorrogar por seis meses más el actual cese al fuego bilateral, nacional y temporal destaca que la última guerrilla en armas de Colombia se compromete formalmente durante ese período a “suspender de manera unilateral y temporal las retenciones de carácter económico”, como califica el ELN el secuestro extorsivo de civiles, un crimen al que se había resistido a renunciar. “El avance de este compromiso está articulado al progreso del conjunto de los acuerdos y a la resolución de los factores críticos que afectan” la tregua, añade el documento, firmado por los negociadores de ambas partes. Ese progreso será evaluado en el próximo ciclo de diálogos, a desarrollarse en el mes de abril en un lugar por determinar.

La esperada prórroga se ha dilatado más de lo presupuestado, en medio de altibajos en las negociaciones y una prolongación de una semana para darse tiempo de alcanzar el acuerdo. El fin de los secuestros por parte de la guerrilla, la liberación de los secuestrados que aún tiene en su poder y el espinoso debate sobre su futura financiación han emergido como escollos en la mesa.

El ELN ya se había comprometido en diciembre a suspender “las retenciones con fines económicos”, como siempre se ha referido al secuestro extorsivo de civiles, “en el marco de la prolongación del cese al fuego prevista para finales de enero [de 2024]”. Así se conjuraba la crisis que había provocado a finales de octubre el secuestro del padre del futbolista del Liverpool Luis Díaz, una acción que conmocionó al país. La guerrilla lo liberó después de 12 días de cautiverio. Desde entonces, la delegación del Gobierno ha sido enfática en exigir la libertad del resto de secuestrados mientras el ELN ha insistido en enmarcar esa práctica como parte de sus actividades de financiamiento.

El Gobierno y el ELN prolongan con este acuerdo el inédito cese al fuego de seis meses que entró en vigor el pasado 3 de agosto, acordado en el cierre del tercer ciclo de negociaciones, también en Cuba, el primer gran hito de la política de paz total que persigue el presidente Gustavo Petro. Los mecanismos de monitoreo y verificación incluyen la participación de la Organización de Naciones Unidas y la iglesia católica, pero la tregua no incluye hostilidades con terceros. La prórroga es una “muestra de la madurez del proceso y el compromiso de las partes con la construcción de paz”, celebró en las redes sociales Carlos Ruiz Massieu, el representante especial del secretario general de la ONU en Colombia. La noticia se produce la misma semana en que el Consejo de Seguridad va a visitar el país.

La mesa con los elenos es la más avanzada de la paz total, que pretende dialogar en simultaneo con varios grupos armados, a menudo enfrentados también entre ellos. La otra mesa formal es con las disidencias de la extinta guerrilla de las FARC agrupadas en el llamado Estado Mayor Central, con las que también hay un cese al fuego en vigor hasta el próximo 15 de julio.

Nacido bajo el influjo de la revolución cubana, e inspirado por la teología de la liberación, el ELN ha tenido acercamientos con casi todos los Gobiernos de las últimas décadas sin llegar a acuerdos de fondo. En infinidad de veces, la guerrilla guevarista ha declarado treguas unilaterales, con ocasión de las festividades de fin de año o de procesos electorales, pero solo en una ocasión había alcanzado un acuerdo bilateral. En septiembre de 2017, en el proceso que comenzó al final del periodo de Juan Manuel Santos (2010-2018), se acordó otro cese al fuego “bilateral, temporal y nacional”, que duró 101 días, con ocasión de la visita a Colombia del papa Francisco. A pesar de que es la primera vez que tienen como contraparte un Gobierno de izquierdas, el diálogo actual ha atravesado numerosos altibajos.

El proceso ha contado con un robusto acompañamiento de la comunidad internacional, y las delegaciones han sostenido ciclos de negociación en Venezuela, México y Cuba. El propio presidente Petro postuló el mes pasado a la Ciudad del Vaticano como sede para una próxima ronda de diálogos de paz, luego de reunirse con el papa Francisco en una audiencia privada en la Santa Sede.

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