Ucrania dispara misiles británicos de largo alcance Storm Shadow contra territorio ruso
Las embajadas en Kiev de EE UU, España y otros países europeos cierran por la amenaza de un ataque de Moscú
Un día después de que se conociera que Ucrania ha empleado por primera vez los misiles estadounidenses ATACMS contra un objetivo militar en suelo ruso, diferentes agencias de noticias aseguran que este miércoles Kiev ha disparado también misiles británicos Storm Shadow a la provincia rusa de Kursk. Este paso, cuyos detalles se atribuyen a fuentes occidentales sin identificar, se produce en medio de una escalada de tensión en el conflicto que incluye amenazas de represalias por parte de Moscú, que acaba de aprobar cambios para ampliar los supuestos del uso del arma nuclear. Las embajadas de Estados Unidos y España en Kiev han comunicado el cierre temporal de sus instalaciones por el temor a un ataque ruso.
Ucrania ya tenía estos misiles de 250 kilómetros de alcance a su disposición para emplearlos en su propio territorio. Sin dar autorización expresa, Londres y París se habían mostrado también dispuestos a permitir el uso de los Storm Shadow/Scalp, fabricados por el consorcio europeo MBDA, contra objetivos en Rusia. Al incluir componentes estadounidenses, era necesaria también la autorización de la Administración de Joe Biden.
El canal militar ruso de Telegram Dva Mayora asegura que el ataque de este miércoles se ha producido con 12 misiles Storm Shadow. Dva Mayora ha aportado imágenes también de fragmentos de los cohetes que responderían a este armamento británico. Yurii Ignat, portavoz de las Fuerzas Aéreas, no puede confirmar si sus aviones han disparado los Storm Shadow.
El presidente demócrata, que dejará la Casa Blanca cuando Donald Trump asuma el poder el próximo 20 de enero, dio un giro a su postura y autorizó el pasado domingo el uso de los ATACMS. El Reino Unido llevaba varios meses presionando a Estados Unidos para que diese este paso. Un portavoz del primer ministro británico, el laborista Keir Starmer, ha rechazado hacer comentarios sobre asuntos operativos.
El primer uso por parte del ejército ucranio de los ATACMS en Rusia se produjo en la madrugada del martes, contra un depósito de armamento en la provincia de Briansk, fronteriza con Ucrania. Medios de comunicación ucranios y analistas de defensa dan por hecho que Washington permitirá que se ataquen unidades militares en las provincias fronterizas rusas, pero no más allá.
Tras las informaciones sobre el empleo de ATACMS, el Kremlin advirtió este martes de que el uso de misiles de largo alcance en su territorio es una escalada en la guerra y que responderían con fuerza. “La Embajada ha recibido información específica de un potencial ataque aéreo ruso el 20 de noviembre”, asegura una nota publicada por los servicios diplomáticos estadounidenses.
La legación española alude, por su parte, al “riesgo aumentado de que se produzcan ataques aéreos en toda Ucrania” y recomienda a los españoles residentes en el país “extremar las medidas de seguridad, cumplir todas las recomendaciones de las autoridades locales y tener siempre localizado un refugio”. Las embajadas de Italia y Grecia han seguido el mismo ejemplo y también han interrumpido sus servicios en la capital ucrania.
No es infrecuente que los servicios diplomáticos occidentales en Kiev envíen advertencias de este tipo a su personal destinado a Ucrania en los momentos más calientes de la guerra, sobre todo en periodos en los que Rusia intensifica sus bombardeos a gran escala contra la capital. Ucrania sufrió este domingo un gran bombardeo masivo, el primero en los últimos tres meses, en el que el invasor utilizó 120 misiles y 90 drones bomba. Sin embargo, la decisión de la Embajada estadounidense llega pocos días después de que el Kremlin amenazara con represalias contra las principales potencias europeas y contra Washington si daban luz verde al uso por parte de Ucrania de sus misiles de largo alcance contra territorio ruso.
Andrii Kovalenko, miembro del Consejo de Seguridad Nacional ucranio, ha emitido un duro comunicado contra “el pánico” que Rusia intenta sembrar, azuzado desde su punto de vista con el cierre de las embajadas. Como explica, no hay nada de extraordinario, en el contexto de la guerra, sobre los planes rusos para atacar en invierno. “Se abastecieron de misiles, prepararon la aviación, la armada. Contaron con misiles de crucero y balísticos, así como con drones para agotar la defensa aérea. Estos planes no son inesperados, son conocidos y estaban advertidos de ellos”, ha explicado.
El presidente estadounidense, Joe Biden, autorizó el 17 de noviembre que los misiles ATACMS, con un alcance de 300 kilómetros, pudieran ser utilizados contra objetivos militares en Rusia. A ello se suma que las Fuerzas Armadas Ucranias ya emplean desde agosto los cohetes de precisión estadounidenses Himars en la provincia rusa de Kursk, ocupada en parte por las tropas de Kiev.
Las amenazas rusas también iban dirigidas a Francia y al Reino Unido por los Storm Shadow/Scalp. Este contexto de tensión no difiere en gran medida de otros capítulos de la invasión contra Ucrania, cuando las autoridades rusas han respondido a cada nueva asistencia militar occidental con severas advertencias. Así fue cuando los primeros misiles estadounidenses y europeos fueron utilizados contra posiciones rusas en la península de Crimea o en las regiones ocupadas de Donetsk y Lugansk. También elevó el tono el Kremlin cuando entraron en servicio este año en Ucrania los primeros cazas estadounidenses F-16 o cuando, en 2023, Alemania dio el visto bueno para el suministro de sus tanques Leopard.
La tensión actual coincide con la aprobación por parte del presidente ruso, Vladímir Putin, de un cambio en la doctrina nuclear rusa que le permitiría responder con armamento atómico a una agresión en su territorio con armas convencionales. Sabrina Singh, portavoz del secretario de Defensa de Estados Unidos, aseguró el martes que el Pentágono no tiene constancia de que Rusia esté preparando un ataque nuclear contra Ucrania.
Las amenazas rusas sobre una escalada han sido constantes durante los más de 1.000 días de invasión. Solo en una ocasión el Gobierno estadounidense creyó que hubo un serio riesgo, del 50%, de que Putin ordenara utilizar una bomba atómica táctica en Ucrania. Así lo asegura el periodista Bob Woodward en su reciente libro Guerra. Fue en otoño de 2022, cuando la contraofensiva ucrania en la provincia de Jersón amenazaba con sitiar a decenas de miles de soldados rusos. Woodward cuenta que la Casa Blanca tenía información de que Putin sopesó utilizar armamento nuclear de baja intensidad para evitar la pérdida de miles de sus hombres.
La liberación de la mitad occidental de la provincia de Jersón y de su capital fue la última gran victoria ucrania para liberar parte de su territorio ocupado. La mayor parte del frente de guerra ha quedado prácticamente estancado desde entonces, con la excepción de la provincia de Donetsk, donde las tropas rusas avanzan con fuerza.
En las últimas horas, Ucrania ha continuado sus bombardeos periódicos contra instalaciones militares en suelo ruso. Los servicios de inteligencia del Ministerio de Defensa (GUR) han asegurado este martes que destruyeron un puesto de mando en la provincia fronteriza de Bélgorod. El GUR notifica sus propias operaciones, que, en el caso de golpes en suelo ruso, suelen ser mediante drones bomba.
Kovalenko ha asegurado además que en Bélgorod ha sido destruida una fábrica de drones. El miembro del Consejo de Seguridad Nacional ha añadido que sus drones bomba han destruido esta madrugada un arsenal ruso en la región de Novgorod, a 680 kilómetros de territorio ucranio. La flota de vehículos no tripulados es la principal arma que ha desarrollado Ucrania para realizar golpes constantes a cientos de kilómetros dentro de Rusia.
También se ha conocido este miércoles, según informa el diario estadounidense The Washington Post, que Biden ha autorizado por primera vez la transferencia de minas antipersona a Ucrania. Algo que, hasta ahora, había descartado por el elevado riesgo de causar bajas civiles. Tanto el ejército ruso como el ucranio utilizan estos explosivos en enormes cantidades a lo largo de los más de 1.000 kilómetros de frente de guerra.
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