Los cinco sobrevivientes del gabinete de Petro: liberales o de izquierda, pero leales
Solo los ministerios de Defensa, Justicia, Vivienda, Trabajo y Ambiente mantienen sus cabezas desde el 7 de agosto de 2022
Gustavo Petro se impacienta, quiere resultados en el corto plazo y confía en un círculo muy pequeño de colaboradores. El presidente de Colombia ha llevado al extremo la idea de que los ministros son fusibles. Sin haber cumplido aún dos años en el poder, luego de las dos grandes crisis de gabinete con las que rompió la coalición de Gobierno y numerosos relevos a cuentagotas, el mandatario ya ha nombrado más de una treintena de ministros. Luego de la salida de Germán Umaña de la cartera de Comercio, Industria y Turismo, ya solo quedan 5 de los 18 ministros originales del primer presidente de izquierdas de la Colombia contemporánea. Más allá de sus diferentes orígenes, perfiles y trayectorias, Susana Muhamad (Ambiente), Gloría Inés Ramírez (Trabajo), Catalina Velasco (Vivienda), Néstor Osuna (Justicia) e Iván Velásquez (Defensa) son los últimos sobrevivientes de aquel primer gabinete que reunía distintas corrientes políticas. Tienen en común que no han chocado con un presidente que premia la lealtad.
Muhamad, a pocos meses de acoger en Cali la conferencia mundial de biodiversidad, y Ramírez, que ha impulsado en el Congreso la probable aprobación de la reforma pensional, encarnan dos grandes logros del Gobierno y provienen de la izquierda militante. Velasco y Osuna, con menos visibilidad, son las últimas figuras liberales que quedaron tras la fractura de la variopinta coalición con la que el presidente arrancó su mandato. Y Velásquez, que ha contado hasta ahora con el apoyo irrestricto del mandatario, debe lidiar con la preocupante crisis de seguridad, lo que lo ha puesto en la diana de la oposición.
Susana Muhamad, la anfitriona de la COP16
Gustavo Petro quiere pasar a la historia como un líder ambientalista. Ante su insistente llamado para atajar con un sentido de urgencia existencial la crisis climática que enfrenta el planeta, en el gabinete brilla con luz propia su ministra de Ambiente, Susana Muhamad (Bogotá, 47 años), una de las personas que mejor lo conoce y que ha trabajado más cerca de él. Es la encargada de aterrizar su visión para uno de los países más biodiversos del planeta, con una porción considerable de la selva amazónica, y ya fue secretaria de esa misma cartera cuando el hoy presidente era alcalde de Bogotá, entre 2012 y 2015. De abuelo palestino, esta politóloga de la Universidad de Los Andes, en Bogotá, con una maestría en Desarrollo Sostenible de la Universidad de Stellenbosch de Sudáfrica, también ha acompañado al mandatario en sus tres candidaturas presidenciales.
En gran medida será ella la anfitriona de la enorme Conferencia de las Naciones Unidas sobre Biodiversidad, la COP16 que se celebra en Cali en octubre, bajo el lema de “hacer la paz con la naturaleza”. El gran escaparate internacional de la faceta más ecologista del presidente, que se suma a la conferencia climática del próximo año en Brasil para fortalecer la posición de los dos grandes países amazónicos.
Los observadores coinciden en que el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible ha elevado su perfil en el Gobierno Petro, bajo la batuta de Muhamad. “Su peso político es profundo”, apunta el analista Andrés Mejía Vergnaud. “Es una persona que de corazón, alma y trayectoria está con el proyecto político de Petro, suscribe ese ideario y representa el tipo de demografía joven y urbana que fue tan importante en su llegada tanto a la Alcaldía como a la Presidencia”. Uno de sus principales logros ha sido reducir la deforestación, pero ese avance está en riesgo ante la creciente agresividad de las disidencias de la extinta guerrilla de las FARC, al punto que la propia ministra ha activado todas las alertas.
Gloria Inés Ramírez, la sindicalista conciliadora
Gloria Inés Ramírez (Filadelfia, Caldas, 67 años), la primera ministra comunista de Colombia, lidera una reforma pensional que se encamina a convertirse en un hito legislativo para el Gobierno. Licenciada en Física y Matemáticas de la Universidad Tecnológica de Pereira, se define a sí misma como una profesora de escuela, una líder sindical, una mujer de izquierda y una feminista. También cuenta con una especialización en derechos laborales y una maestría en desarrollo social y educativo. Además de senadora por el izquierdista Polo Democrático entre 2006 y 2014, fue presidenta de la Federación Colombiana de Educadores (FECODE) y directiva de la Central Unitaria de Trabajadores de Colombia (CUT), la central obrera más grande del país.
Aunque la reforma laboral que ambiciona el Ejecutivo sigue empantanada, la pensional que se propone reestructurar el defectuoso sistema colombiano ya fue aprobada en penúltimo debate. Es la que tiene el camino más despejado de la tríada de reformas sociales de Petro, que completa la ya hundida a la salud. Propios y extraños le reconocen a Ramírez un ánimo conciliador y dialogante, que contrasta, por ejemplo, con el talante de Carolina Corcho y Guillermo Alfonso Jaramillo, los dos ministros de Salud que no consiguieron aprobar en el Congreso la reforma sanitaria del Gobierno.
“La ministra ha sido bastante eficaz para hacer avanzar la reforma pensional”, valora Yann Basset, profesor de Ciencia Política de la Universidad del Rosario. “Viene de una izquierda bastante afirmada, pero al mismo tiempo tiene experiencia de negociar, lo que ha sido finalmente muy útil para el Gobierno en esta coyuntura”, añade. “Gloria Inés Ramírez representa a los sindicatos, que siguen siendo un factor político supremamente importante para el Gobierno y tomó una importancia incluso mayor con los sucesos del 1 de mayo”, agrega el analista Andrés Mejía Vergnaud, en referencia a las marchas de apoyo al presidente Petro, que solo fueron posibles gracias a la movilización sindical.
Catalina Velasco, el pararrayos frente a los cacaos de la construcción
La encargada de la política de Vivienda ha mostrado una gran resistencia a las críticas del gabinete. Cercana al presidente Gustavo Petro por vía de su esposo Eduardo Noriega, uno de los políticos que ha trabajado junto al mandatario por años, Catalina Velasco (Bogotá, 52 años) llegó al cargo con la bendición de la bancada del Partido Liberal y el encargo de darle un giro a una de las áreas fundamentales para la economía y que entrega los subsidios más jugosos para sus beneficiarios.
Secretaria de Hábitat de Bogotá del alcalde izquierdista Samuel Moreno, y vicepresidenta de la Empresa de Energía de Bogotá durante la alcaldía de Petro, con dos meses en su cargo la ministra señaló que el Gobierno anterior había agotado el presupuesto para el programa Mi Casa Ya, que subsidia la compra de casas por las familias más pobres. Para 2023 consiguió más recursos, pero el cambio que hizo a las reglas para recibir los subsidios demoró más de un semestre el giro del dinero. “Es en parte responsable del colapso del sector de construcción del país por haber cambiado las condiciones de la transferencia de los subsidios de vivienda”, apunta el analista Sergio Guzmán. El propio Petro le ha hecho críticas en público; a finales de enero, en un encuentro oficial en Quibdó, la cuestionó por la falta de avances en el acueducto de la capital del Chocó. “La verdad estoy desconociéndome. Eso es lo primero al entrar a un despacho ministerial. ¿Dónde están los acueductos de la gente pobre?”, dijo, en referencia a Velasco.
No ha sido el único origen de los señalamientos. La ministra ha enfrentado debates de control político de la oposición y permanentes críticas de Camacol, el gremio de empresas constructoras que Petro ha señalado de ser muy cercanas a la derecha. Su cabeza actual, Guillermo Herrera, fue ministro del Deporte de Iván Duque, con el apoyo del partido Cambio Radical, y trabajó en la alcaldía de Bogotá de Enrique Peñalosa, némesis en la política capitalina del hoy presidente; su antecesora, Sandra Forero, fue elegida en octubre concejal de Bogotá por el uribista Centro Democrático. El trabajo de Velasco para enfrentar a esos sectores críticos del Gobierno, y su lealtad con el presidente ante la renuncia de sus viceministros menos políticos, le han valido para mantener el respaldo del mandatario.
Néstor Osuna, el liberal que sigue firme
El ministro de Justicia es el mayor sobreviviente. Néstor Iván Osuna (Bogotá, 62 años) es un académico sin respaldo político ni militancia en la izquierda que representa la visión de valores socialdemócratas propios de un ala del tradicional Partido Liberal más que la de Gustavo Petro. No es parte del círculo más cercano a Petro y ha enfrentado crisis y retos como el asesinato del director de la cárcel La Modelo de Bogotá o la dificultad para sacar adelante proyectos de ley como el de la jurisdicción agraria. Además, recientemente ha fungido como traductor o enmendador de declaraciones de Petro o de sus aliados, por ejemplo, al negar que busque una reelección.
A pesar de todo ello, mantiene el respaldo del presidente, con quien comparte el alma mater de la tradicionalmente liberal Universidad Externado de Colombia. Sin conocerse, una decisión judicial los acercó en 2014. La Procuraduría bajo el mando del conservador Alejandro Ordóñez había suspendido a Petro de sus funciones como alcalde de Bogotá, y un alud de acciones legales buscaba restituirlo en el cargo. Entre ellas, centenares de acciones de tutela pedían el respeto de sus derechos como electores, y entre sus ires y venires, la Sala Disciplinaria del Consejo Superior de la Judicatura decido negarlas. Osuna, magistrado de ese Tribunal, se opuso. Petro recordaría ese nombre.
Ya como ministro, Osuna ha liderado iniciativas de corte garantista y progresista, especialmente penales y penitenciarias. Ha defendido que el Gobierno es ideológicamente liberal, socialdemócrata, justamente la visión con la que comulga este constitucionalista. También ha servido de escudero del presidente, especialmente en la puja que mantuvo con el anterior fiscal, Francisco Barbosa.
Iván Velásquez, a prueba de turbulencias
Gustavo Petro ha cerrado filas en más de una ocasión en defensa –nunca mejor dicho– de uno de los miembros clave de su gabinete, muy criticado ante la delicada situación de orden público. Poner a un reputado jurista al frente del Ministerio de Defensa es inusual en Colombia, pero esa fue la decisión del presidente con Iván Velásquez (Medellín, 69 años), al que ha sostenido en su cargo cuando se acerca al ecuador de su cuatrienio. En un marcado contraste, el antecesor de Petro, Iván Duque, tuvo tres cuestionados ministros de Defensa que no alcanzaron la longevidad de Velásquez.
El presidente Petro lo considera un “hombre justo”, las palabras con las que lo defendió cuando la Fiscalía de Guatemala lo atacó por su reconocido papel al frente de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICG). El ministro, que también fue el investigador estrella del escándalo de la parapolítica, lo que lo convirtió en némesis del expresidente Álvaro Uribe, se ha visto obligado a navegar en aguas turbulentas, a pesar de que Petro ha buscado suavizar sus relaciones con los militares y policías desde la propia campaña que lo llevó al poder.
La paz total es una de las apuestas más ambiciosas del mandatario, lo que representa un desafío adicional para los militares. Su plan siempre ha pasado por estirar el concepto de negociación para dialogar en simultáneo con la guerrilla del ELN, los disidentes de las extintas FARC, grupos narcotraficantes, pandillas y bandas criminales, a menudo enfrentadas también entre ellas. Las mesas con el ELN y las disidencias del llamado Estado Mayor Central afrontan sus propias crisis. Los elenos son reacios a renunciar al secuestro y el grueso de las disidencias se levantó de la mesa. El propio Petro ha declarado una “ofensiva total” en el departamento del Cauca ante la reciente arremetida del EMC. Cunde una sensación de deterioro de la seguridad que la oposición atribuye en gran medida a Velásquez. “Petro no confía en muchas personas, y todo indica que no confía en ninguna otra para ocupar esa cartera que no sea Iván Velásquez”, apunta el analista Sergio Guzmán.
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