El Banco de la República frena los recortes en su primera reunión del año y deja inalterada la tasa de interés en 9,5%
Cinco de los siete codirectores votaron a favor de esta decisión en la última reunión previa a la llegada de dos nuevos integrantes, anunciados a mitad de enero por el presidente Petro
Leonardo Villar, gerente del Banco de la República, ha vuelto a enviar un mensaje de tranquilidad a los mercados y economistas adeptos a la cautela en política monetaria al anunciar, en la tarde de este viernes, que la junta del emisor mantiene inalterada la tasa de interés en 9,5%. Si se tiene en cuenta que el proceso de descenso encadenaba tres meses con recortes en línea, es probable que la votación de cinco de los siete miembros haya estado marcada por dos vectores. Por un lado, la reciente decisión de la Reserva Federal estadounidense de pausar la rebaja de tipos. Y, por el otro, la prudencia ante los cambios que se avecinan en la composición en Bogotá, donde el presidente Petro anunció, a mediados de enero, a los economistas Laura Carla Moisá y César Augusto Giraldo como nuevos codirectores en reemplazo de dos de los integrantes actuales, un derecho que tiene cada mandatario tan solo una vez cada cuatrienio.
Se trata de una declaración de intenciones envuelta en un voto de prudencia. Pero en las palabras de Villar las tesituras políticas siempre van acompañadas de cifras sólidas. Entre las sombras que el gerente citó, durante la rueda de prensa, para explicar el freno a las tasas aplicado por la junta, está el incremento anual del índice de precios al consumidor, que entre octubre y diciembre del año pasado saltó del 1,6% a 5,8%. También aseguró que el aumento del 9,5% decretado por el Gobierno al salario mínimo, incluyendo el subsidio de transporte, superó en cerca de seis puntos porcentuales la inflación. Un desbarajuste que, de acuerdo con la teoría económica, tendrá impacto este año en los precios.
Por último, mencionó la incertidumbre que genera el manejo fiscal del Ejecutivo y los sobresaltos en la tasa de cambio del dólar. “Nosotros como Gobierno Nacional, como presidencia de la junta directiva, disentimos de esta decisión. Creo que al final, si bien han cambiado algunas expectativas con respecto al comportamiento de la inflación, para todos los agentes es claro que se seguirá dando una tendencia a la baja”, manifestó el ministro de Hacienda, Diego Guevara, en su intervención. Sus palabras aluden al hecho de que en la última lectura oficial de inflación, dentro del renglón de servicios, los nichos de comidas fuera del hogar y transporte intermunicipal registraron un comportamiento alcista. Motivo suficiente para que algunos analistas hablaran de estancamiento en el proceso de desinflación, y una buena herramienta para sumar a los argumentos de los cinco codierctores que votaron a favor de mantener en suspenso el proceso de aterrizaje.
La decisión, de hecho, rompe con las apuestas previas de algunas casas de análisis. Eso que en la jerga se etiqueta como “el consenso”. El banco BBVA, por ejemplo, había anticipado una rebaja de 25 puntos básicos. Al igual que Itaú. “Es importante resaltar”, concede Alejandro Reyes, economista principal del BBVA, “que la tasa real sigue siendo muy alta en Colombia, contractiva. Esto le resta capacidad de crecimiento”.
Davivienda, por su parte, sí acertó en las proyecciones previas a la decisión de hoy. “El llamado que hace Leonardo Villar es a esperar a ver cuáles son los efectos inflacionarios que pueda tener sobre el empleo el incremento tan fuerte del salario mínimo. También es relevante indicar que las expectativas de inflación de los analistas para este año están por encima del 4%, por fuera del rango meta del Banco. Por último, la situación fiscal como objeto de preocupación de la junta. La discusión es muy fuerte y si llegara a ser el caso de que el país incumpla la regla fiscal, vamos a tener una situación indeseable en términos de apetito inversionista”, argumenta Andrés Langebaeck, director ejecutivo de Estudios Económicos del Grupo Bolívar, al que pertenece ese banco.
Con todo, Reyes advierte de que habrá que evaluar los efectos de esta política monetaria de corte restrictivo. Si se materializará en un “consumo contenido y evita presiones inflacionarias”, o si, por el contrario, hay indicios de afectación a la inversión o la productividad. Carolina Monzón, gerente de investigaciones económicas en Itaú, resume: “Si bien la decisión es una sorpresa, creemos que la puerta está abierta para que los recortes continúen en la próxima reunión de marzo, cuando la junta contará con dos nuevos miembros”.
Este es el marco en el que se mueve la desafección manifiesta del ministro Guevara, quien por su cargo tiene una silla en la junta de un órgano compuesto por expertos independientes. Quizás por eso ha aprovechado la rueda de prensa tras la decisión para delinear mejor la postura oficial: “Algunos de los argumentos expresados alrededor del salario mínimo, que hemos discutido de una manera amplia en la junta, abren diferentes fuentes de debate. La primera de ellas es si esas expectativas sobre que el salario mínimo causa inflación y desempleo, no están ancladas a una preconcepción de que el mercado laboral es un mercado como cualquier otro. Más aún cuando en los últimos años ha habido aumentos de salario mínimo importantes, y no han tenido impacto mayor en desempleo, y quizá marginal en la inflación”.
La próxima cita en el centro de Bogotá será el 31 de marzo. Dos meses para seguirle los signos vitales a la economía colombiana y no perder de vista los movimientos internacionales: “Se han identificado riesgos importantes. Estados Unidos confirmó hoy su intención de imponer tarifas contra México [del 25%], Canadá [25%] y China [10%]. Está por verse qué efectos inflacionarios podría ocasionar tanto en la economía estadounidense como en el resto de mundo”, apostilla la economista principal de ScotiaBank Colpatria, Jackeline Piraján.
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