¿Y si llega el dinero antes que el fuego? Un innovador seguro contra incendios para los páramos de Colombia

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Las imágenes de frailejones calcinados son frecuentes en Colombia. En los primeros meses de 2024, más de 340 incendios forestales arrasaron 17.000 hectáreas de páramos. Y este 2025 se ha estrenado con una secuencia de llamas en la alta montaña de La Cortadera en Boyacá. Solo después de que se quemaran más de 40 hectáreas, el Gobierno pudo enviar un avión para controlar el fuego. Para cuando lo consiguió, las secuelas ya eran enormes: más de 1.000 hectáreas de flora estaban afectadas, incluyendo la espeletia tibamoensis, una especie que está en peligro crítico de extinción.

“Gran parte de los incendios en páramo ocurren en municipios categoría cinco o seis”, recuerda Juan José Guzmán Ayala, cofundador de la consultora Strata, refiriéndose a que son los más pequeños y con menos recursos. No suelen tener una red de bomberos sólida o herramientas fuertes para hacerle frente a las llamas. Mientras la ayuda de otros municipios o del Gobierno se activa, el fuego toma ventaja.

Esto fue lo que inspiró a la consultora para crear un seguro de páramos que dé respuesta temprana a los incendios y que acaba de ser premiada por el Global Innovation Lab for Climate Finance, como una de las nueve estructuras innovadoras de financiación para la adaptación climática en el mundo que van a apoyar. El plan abarca todo el proceso: el antes, durante y después del evento.

Por medio de un fondo al que entraría plata tanto del sector público como de empresas privadas que se benefician del agua que dan los páramos, se financiarían proyectos de restauración o pagos por servicios ambientales. Es decir, se intentaría dar reversa a la degradación del ecosistema para prevenir o minimizar los incendios.

Pero cuando estos sucedan, empieza a jugar un rol el seguro propuesto. La póliza, dice Guzmán, la pagarían las grandes empresas que se benefician del agua y que suelen estar en las ciudades. “Pero a quienes llegarían los recursos una vez se activa son a las personas que están en el páramo, atacando y viviendo el incendio”, aclara. Se debe, además, establecer un esquema paso a paso y minucioso de la ruta a seguir, que no solo permita que haya una disponibilidad de plata inmediata para, por ejemplo, garantizar la contratación de un helicóptero, sino que se tenga desde antes, en el papel y firmado, qué entidad, local, privada o del Estado, debe proporcionar de inmediato el helicóptero una vez se active el seguro.

Además, para evitar discusiones subjetivas de cuándo o no ponerlo en marcha, el proyecto de Strata propone crear un software que mida variables climáticas como velocidad del viento, temperatura y puntos de calor. Si alguna de ellas supera un parámetro límite establecido por expertos, toda la cadena del seguro empezaría a funcionar de forma instantánea. “La alerta incluso se podría activar antes de que la gente sepa que hay un incendio”.

Una vez las llamas se apagan, para el después, el fondo mixto vuelve a aparecer, garantizando recursos destinados a reparar las pérdidas y daños que dejó el fuego. Strata, además de “montarse toda esta película”, dice Guzmán, lo que haría es calcular cuánto vale ese seguro, analizando factores como cuánto pierde una empresa privada por un incendio en el páramo, cuánto se debe destinar a controlar el incendio y cuánto vale la restauración. “Las aseguradoras hoy en día no tienen esos datos, así que nosotros se los daríamos”, dice el economista, agregando que ya hay compañías interesadas en aliarse con ellos.

Aunque aún no han puesto el programa en práctica, quieren empezar a experimentar con el páramo de Chingaza, que le garantiza alrededor del 70% del agua a Bogotá, ciudad que justamente atraviesa un racionamiento hídrico. “Si lo logramos allí, ya luego será más fácil replicarlo en escalas más pequeñas”, asegura, al contar que están en conversaciones con actores empresariales, científicos, academia y Gobiernos locales para plantear un piloto.

Con el premio que recibieron están un paso más cerca de lograrlo, ya que no solo les da el equivalente a 240.000 dólares en apoyo técnico, sino que los lanza a una plataforma de inversionistas que pueden interesarse en el proyecto. Algo así como un Shark Tank, pero para el mundo de las finanzas climáticas.

“Lo que está pasando en Bogotá es el perfecto ejemplo de por qué necesitamos este tipo de seguros”, recuerda el líder de Strata.“El racionamiento genera interrupciones a empresas de gaseosas, hoteles enteros y cadenas de restaurantes que dejan de operar y reducen sus ingresos”. Para amortizar esos momentos, en un país donde un gran porcentaje del agua viene de los páramos, como Colombia, lo mejor es tener un seguro con los ojos puestos en los ecosistemas.