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Milei endurece el discurso antiinmigración: cobro en universidades y hospitales y mano dura ante el delito

“Los malandras, los okupas y los oportunistas deben quedarse en sus casas del otro lado de la frontera”, advierte el Gobierno argentino

Javier Milei en Buenos Aires, el 3 de diciembre de 2024.
Javier Milei en Buenos Aires, el 3 de diciembre de 2024.Juan Ignacio Roncoroni ((EPA) EFE)

La bandera antiinmigración que agitan los líderes de la ultraderecha mundial se filtra cada vez más en el discurso de Javier Milei. El Gobierno argentino anunció este martes que impulsará cambios migratorios para poner fin a la gratuidad de la atención médica para extranjeros en los hospitales públicos y también para permitir que las universidades puedan cobrar un arancel a los no residentes. Las medidas anunciadas por el Gobierno serán difíciles de aplicar porque el Estado nacional carece de competencias en salud y en educación, pero exhiben la voluntad del Ejecutivo para imponer la agenda mediática y ponen a los inmigrantes bajo los focos en un año de recesión económica, con el 53% de la población pobre.

En rueda de prensa, el portavoz presidencial, Manuel Adorni, criticó la política migratoria actual y anticipó que bajo el Gobierno de Milei se endurecerá, sin precisar cuándo. “La doctrina garantista ha hecho desastres en términos migratorios y lo cierto es que los malandras, los okupas y los oportunistas deben quedarse del otro lado de la frontera y no venir a la Argentina a hacer daño a los ciudadanos que residen en el territorio nacional”, afirmó.

El portavoz agregó que se incorporarán más delitos como causa para impedir el ingreso al país o para expulsar a un inmigrante. “Si a un delincuente se lo detiene cometiendo un delito (en flagrancia) o por violentar el sistema democrático, será expulsado y se le prohibirá su reingreso al país”, aseguró Adorni.

En vísperas de la CPAC

El proyecto de reforma migratoria se conoce en vísperas de la primera Cumbre Política de Acción Conservadora de Buenos Aires, que contará con la participación de referentes de la ultraderecha mundial como los estadounidenses Lara Trump y Ron Paul, el español Santiago Abascal, el brasileño Jair Bolsonaro y el húngaro Viktor Orban, entre otros.

El argumento es económico. Milei ha popularizado la frase de “no hay plata” para justificar el enorme recorte del gasto público en casi todas las áreas del Estado y lo repite también ahora para impulsar el cobro de la atención médica a los extranjeros en los hospitales públicos y exigir a los no residentes que paguen por la universidad. Sin embargo, el mensaje de anteponer los argentinos a los extranjeros recuerda al discurso xenófobo del estadounidense Donald Trump, admirado por Milei.

“Un viejo anhelo que tenemos muchos es que el residente argentino esté por encima del no residente en un montón de aspectos, uno es el tema académico y lo mismo en los hospitales”, dijo Adorni al anunciar los cambios en el régimen migratorio. “Nos despedimos de los famosos tours sanitarios, que por desgracia son tan conocidos en la Argentina”, celebró el portavoz presidencial sin aportar datos sobre la cantidad de extranjeros que cruzan la frontera para atenderse en el sistema público de salud de Argentina. La aplicación de esta medida depende de las provincias, por lo que el Gobierno aspira a que sigan el ejemplo de Salta, fronteriza con Bolivia, que comenzó a cobrar a los extranjeros unos meses atrás.

En el caso de las universidades, los extranjeros representan el 4,1% del total y en los posgrados, que son pagos, rozan el 10%, según los últimos datos disponibles, de 2022. En la Universidad de Buenos Aires, la más prestigiosa del país, la facultad de Medicina es la que tiene un mayor porcentaje de extranjeros, el 23%.

Dada la autonomía universitaria, la decisión de imponer o no aranceles depende de cada casa de estudios. La gratuidad de la educación superior ha sido históricamente un motivo de orgullo para la sociedad argentina, pero el Gobierno pretende convencer a las universidades de que son una carga adicional y que obligar a pagar a los extranjeros no residentes aliviaría sus problemas presupuestarios. La realidad es otra, ya que uno de los requisitos para ingresar a la universidad pública en Argentina es ser residente.

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