Lo que diga Robe Iniesta

“Las cosas están un poquito difíciles, pero, bueno, vamos a ver lo que podemos hacer. Llevamos ya un año y medio de pandemia y ya hay que adaptarse a las circunstancias. Las cosas no nos pueden coger por sorpresa. Las entradas no se van a vender hasta 15 días antes del concierto. En esta gira no se va a aplazar ningún concierto. Aquí no hay aplazamientos ni polla bendita. Concierto que no se puede hacer, concierto que no se hace”. Se puede decir con un lenguaje más refinado, pero seguramente Robe Iniesta ha sido el primer número uno de la música española en afrontar que quizá nos espere otro año complicado para la música en directo. Al menos así pinta en lo que resta del año. El fundador de Extremoduro arranca su gira con su proyecto en solitario para presenta Mayeútica el 4 de septiembre en Granada y completar 20 fechas hasta el 27 de noviembre en Barcelona.

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La idea es poner las entradas a la venta 15 días o una semana antes del espectáculo, para así estar más seguro de las condiciones del momento (número de asistentes permitido; sentado o de pie, enmascarillados o no...) y apurar al máximo la suspensión. Si no se puede montar el recital, ya han escuchado a Robe, “no hay aplazamientos ni polla bendita”. Lo del sainete de la gira de despedida de Extremoduro parece que toca a su fin: el músico aseguró esta semana que Live Nation, la promotora, le ha enviado un burofax comunicándole que está definitivamente cancelada. Al día siguiente, Live Nation lo confirmó. Para los nostálgicos señalar que Robe ha asegurado que tocará temas del grupo, “pero los de la última etapa”. O sea, nada de Deltoya y demás dinamita de los tiempos locos.

La gira, que tiene el significativo nombre de Ahora es el momento, es uno de los acontecimientos del otoño en cuanto a la música española. Otro es si C. Tangana se animará a presentar El madrileño sobre un escenario. Hay ganas y curiosidad por cómo resuelve en directo un disco lleno de colaboradores (complicado implicarles a todos) y grabado en la sala tecnológica de máquinas de Alizzz, sin apenas músicos. Pero es posible que Tangana espere a 2022, porque la casuística del directo continúa de los nervios y cambiante, según las imprevisibles variantes del correoso virus.

Por eso conviene mirar a las grabaciones, terreno que se presenta agitado. Los dos grandes grupos españoles del pop (más o menos) indie editan disco. El de Vetusta Morla se llama Cable a tierra, se publica en noviembre y ya se puede escuchar el adelanto, Finisterre. Los madrileños lo ofrecerán en una gira a lo grande. Tanto que arranca en junio en el Wanda Metropolitano. 60.000 personas esperan meter. Esto, claro, con la etapa coronavirus superada. Ojalá. El otro es Izal, lanzados antes de la pandemia y que han seguido actuando durante ella con las restricciones de recibo. El álbum se titula Hogar y le precede Meiuqèr, una pieza que anuncia un trabajo introspectivo y confesional. Los granadinos Lori Meyers, otros punteros del pop festivalero, regresan el 29 de octubre con Espacios infinitos.

El rock español alza la voz este otoño, con nuevos álbumes de Fito & Fitipaldis (Cada vez cadáver, 24 de septiembre), Quique González (Sur en el valle, 1 de octubre), Corizonas (con III) o Depedro, que publica Maquina de piedad el 22 de octubre. También tiene que ser (ya lo está siendo) el momento de la explosión de las mujeres de la música urbana. Los nombres son muchos: Bad Gyal, Queralt Lahoz, La Zowi, Lola Índigo, Bea Pelea… La mayoría cuenta con estrenos recientes. Seguirán presentando sus nuevas inquietudes en las plataformas musicales y las ofrecerán en escenarios. Sí, ese directo que tiene a tantos profesionales angustiados.

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