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‘No todo el mundo’: toda pareja es un malentendido

Marta Jiménez Serrano elabora, con un estilo medido e inteligente, un buen conjunto de relatos que abordan relaciones sentimentales que no acaban de cuajar

Marta Jimenez Serrano
La escritora Marta Jiménez Serrano, en Madrid en marzo pasado.Luis Sevillano

¿Qué es una pareja? En cierto sentido, un ejercicio de fe: una parte habla con la confianza de que otra parte entienda. Y a veces es así, e incluso imaginan que hablan el mismo idioma, un lenguaje que también puede ser de gestos. Aunque los observadores percibamos algo que no termina de encajar, una envidiable capacidad de autoengaño: cada uno entiende lo que quiere. Esta podría ser la fórmula central de los 14 relatos de No todo el mundo, tercer libro de la poeta y narradora Marta Jiménez Serrano (Madrid, 1990).

Madrid es el territorio de estos cuentos, reconocible por unas señas de identidad de cierta clase cultural y tardojoven. Bares como el Palentino, el Josealfredo o La Realidad. Y también las profesiones de los personajes insisten en este medio culturizado: editores, estudiantes tardíos, profesores de talleres de escritura, directores de cine. Rondan la mediana edad, digamos entre los 30 y los 40 años, excepto en los irregulares ‘Filmín’ y ‘horny asian teen’, que tampoco abandonan ese marco del aprendiz: una anciana en la universidad de mayores y un adolescente en el instituto. Porque las cualidades de Marta Jiménez Serrano brillan precisamente en los momentos formativos de sus protagonistas, cuando uno es un proyecto inacabado de adulto, en ese quicio entre la juventud y la madurez. “Un poco tarde para ser doctorando”, como en ‘Tenemos que dejarlo’. O a punto de hacer el “ridícu­­lo” por el esfuerzo de retener la juventud: la mujer que observa con desolación que su marido se ha depilado la espalda (‘Hallelujah’) o el director de cine abochornado porque su jovencísima acompañante no para de hablar de Tarkovski (‘Pupila’).

Las parejas de estos relatos (todas heterosexuales, por cierto, y nada poliamorosas) se presentan desde la perspectiva de dos puntos de vista paradójicos, incluso cuando el amor funciona. Jiménez Serrano se coloca un poco por encima de ellas, comprensiva y analítica, con algo de detective y de psicóloga. Y comienza a fluir esa corriente irónica de su escritura: conseguimos empatizar con cada personaje y a la vez reírnos un poco de él. De nuevo, la paradoja es el motor narrativo: coinciden en el mismo tiempo lo fortuito y lo deseable como destino, lo burlesco y lo serio. Y los lectores sabemos que su amor se sostiene en un malentendido que terminará por descubrirse.

La narradora utiliza una voz neutra, sin alardes ni miedo a las frases hechas, y la subvierte con ingeniosos giros de la trama, como de guion de comedia

Hay algo tranquilizador y terapéutico en esta distancia. Y también algo muy calculado en su forma: la narradora utiliza una voz neutra, sin alardes ni miedo a las frases hechas (cejas que se “enarcan”, ceños que se “fruncen”), y la subvierte con giros de la trama un poco demasiado ingeniosos, como de guion de comedia. A veces, apoyados en juegos de palabras, como en ‘Tenemos que dejarlo’: los protagonistas se enamoran porque comparten nombre, Elo: Eloísa y Marcelo.

No todo el mundo es un buen conjunto de relatos, con un estilo medido e inteligente, deliberadamente acotado. Destacan los cuentos más extensos y que permiten un mayor arco temporal, como ‘Tenemos que dejarlo’, ‘Cuando yo la conocí’ o ‘La ciudad moderna’. Pero también contiene momentos menos atados, de humor sin encorsetar. Por ejemplo, en los diálogos de los personajes, un punto fuerte de Marta Jiménez Serrano como narradora. Si su voz busca una cierta inexpresividad, cuando los personajes hablan lo hacen de un modo excéntrico y fresco. Desaparece esa modestia suya, tan irónica, y el relato se ensancha.

Portada de ‘No todo el mundo’, de Marta Jiménez Serrano.

No todo el mundo

Marta Jiménez Serrano
Sexto Piso, 2023
212 páginas. 18,90 euros

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