Feminismo manipulado: Luis García Montero responde a las acusaciones de la viuda de Rafael Alberti y Anna Caballé
Tras la publicación en ‘Babelia’ de una reseña de las memorias en las que María Asunción Mateo denuncia juicios infamantes por su gestión del patrimonio del poeta, García Montero le contesta que ella privatizó su legado, adulteró algunos de sus manuscritos y contribuyó a un engaño político
María Asunción Mateo ha publicado un libro para contar las penalidades sufridas por ser viuda de Rafael Alberti. Ha mentido como siempre, pero nadie de los atacados hemos necesitado contestar, porque todo el que vivió y conoció el asunto sabe muy bien quién es ella, un personaje que se desmiente por sí mismo. Somos muchos, poetas, familiares, políticos, fotógrafos, periodistas, gestores, editores, los que conocemos a esta señora. Quien se la crea, con su pan se la coma.
Pero hace unos días Anna Caballé publicó un artículo en EL PAÍS para defender a María Asunción Mateo del estereotipo machista de viuda negra, y me animo a contestarle a la profesora, en parte porque acabo de leer el ensayo de Mike Wendling titulado Alt-right: la derecha alternativa (Antonio Machado Libros, 2023), en el que se analiza cómo la extrema derecha pervierte los valores del feminismo y la lucha en favor de la igualdad a costa de manipular acontecimientos que ridiculizan una causa justa y propia de la mentalidad progresista. Así que cuidado con ridiculizar el feminismo.
No me voy a detener en el asunto de las parejas y las viudas. Eso es cuestión de cada uno. No critico que a la profesora Caballé le parezca bien una relación desigual en edad, con 42 años por medio. Cada cual es dueño de su vida. Por lo que se refiere a mí, si me echase una novia de 23 años a estas alturas de mi existencia, ya con 65, me sentiría violento y culpable de abuso por varios posibles motivos. Y si a los 88 años una mujer con 42 se quisiera casar conmigo, me consideraría vanidoso, tonto y en peligro de manipulación. Pero, en fin, allá cada cual con su vida.
Lo que me interesa es hablar de feminismo. Y contar lo que cualquier periodista o profesora puede comprobar para escribir con rigor.
Somos muchos, poetas, familiares, políticos, fotógrafos, periodistas, gestores, editores, los que conocemos a esta señora. Quien se la crea, con su pan se la coma
1.- Rafael Alberti había creado con la Diputación de Cádiz una Fundación Pública. Junto a su hija Aitana, su sobrina Teresa y la abogada Cristina Almeida, llevó su patrimonio y el de María Teresa León a Cádiz como legado al bien común. Poco después de casarse, la señora Mateo se presentó con una carta firmada, según dijo, por el poeta para decir que se había equivocado, que quería que todo volviese a manos privadas y que tomaría decisiones su nueva mujer. Los patronos de la Fundación no quisimos entrar en debate con el viejo Alberti, dejamos que su nueva mujer se llevara los manuscritos y los picassos y disolvimos la Fundación. No fue un acto de feminismo, sino de respeto a la dignidad de un amigo envejecido que debíamos salvar del escarnio público.
2.- Años después, Rafael Alberti publicó una nueva edición de La arboleda perdida. Su editor, Mario Muchnik, contó la desazón que había sentido al recibir unas pruebas en las que otra mano distinta a la del autor tachaba nombres (su hija, su sobrina, sus amigos) y añadía otros. José Manuel Caballero Bonald opinó que era una infamia manipular los textos del viejo Rafael y la señora Mateo le puso una demanda. Después de la declaración de Pepe Caballero, un buen juez desestimó esa demanda.
3.- Cuando los amigos y familiares de Rafael nos apartamos, se quedó de asesor de María Asunción Mateo un personaje curioso: Gonzalo Santonja, hoy consejero de cultura de Castilla y León en nombre de Vox. La carrera hacia la derecha de Santonja, nada menos que desde ETA a Vox, se inició entonces junto al patrimonio de la Comunidad de Madrid y del PP. Mucho se comentó la portada del diario ABC en el que apareció Rafael Alberti junto a José María Aznar justo el día antes de celebrarse las primeras elecciones ganadas por el PP. Comentaba el escritor Fernando Quiñones que a Rafael le habían dicho que Aznar era un joven poeta de Valladolid. No sé si es muy machista criticar la manipulación política de quien había representado, junto a María Teresa León, la dignidad de la cultura republicana y del exilio. Tampoco sé si es muy machista sospechar que Gonzalo Santonja y sus amistades están detrás de la publicación del libro de la señora Mateo. Nunca le conocí una idea decente. Recuerdo la cena en la que acabamos a gritos, y hay testigos, cuando le dio por defender la necesaria ejecución de Yoyes, la dirigente etarra que se había arrepentido y dejaba la organización, porque así lo exigían los etarras que estaban en la cárcel. Santonja se ha ido con su violencia a la otra parte.
Yo no sé si la profesora Caballé se ha ido a otra parte a la hora de plantearse la literatura de lo real, la religión del hecho verdadero y otras de las muletillas que baraja en su artículo. Lo que sí creo es que por el bien del feminismo debería informarse mejor sobre lo que escribe. Y no ridiculizar una buena causa.
Puedes seguir a BABELIA en Facebook y X, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.