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crítica literaria
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

‘Los hijos dormidos’, un testimonio literario valiente y luminoso sobre la tragedia del sida y la heroína

El escritor francés Anthony Passeron descorre el telón de silencio, vergüenza y humillación que se cernió en los años ochenta sobre los adictos que se infectaron del VIH

Anthony Passeron
El escritor francés Anthony Passeron, fotografiado en 2022.JOEL SAGET (AFP / Getty Images)

El adicto a la heroína que se infectó del VIH al compartir jeringuillas cargaba en los años ochenta con un doble estigma: el del casi suicida que se “había buscado” una enfermedad tabú, un mal indecible propio de los marginados. La virulencia del sida, junto con la brutalidad de los estragos de la heroína, arrasó a los jóvenes de 40 años atrás. Sobre ellos y sus familias se cernió un telón de silencio, vergüenza y humillación, como si hubieran sido víctimas de una plaga bíblica. Éste es el telón que descorre Anthony Passeron con una magnífica novela de debut, Los hijos dormidos, que parte de una historia familiar para trascender el relato y la reflexión.

Una pregunta al azar a su padre, laborioso carnicero que ha continuado el triunfante negocio familiar en un pueblo de la campiña cercana a Niza, abre la brecha. A partir de los retazos de memoria familiar, grabaciones de súper 8 y susurros a media voz, el autor indaga en la historia del tío toxicómano que murió de sida. El tío y su familia encarnan a la gente normal, el sida no mediático, lejos de los focos, de los casos de Rock Hudson en Estados Unidos o Michel Foucault en Francia, lejos, también, de las coartadas artísticas o contraculturales. Los hijos dormidos (Libros del Asteroide, en castellano; L’Altra, en catalán) es un relato cautivador por muchas razones. Una de ellas es cómo mueve la mirilla y sitúa en el centro de la historia un margen olvidado, menos obvio, el de un pueblo y el de la gente trabajadora.

Désiré, el tío, es el hermano mayor, el primero de la familia que estudia, el que se coloca en una notaría, orgullo y niño mimado de una madre que negará hasta el final la evidencia del calvario del hijo. Lo negará tanto de puertas afuera, como de puertas adentro lo cuidará, en una epopeya rebosante de ternura que se sobrepone a la enorme soledad, desconfianza y miedo de la época. En esta periferia del desamparo, periferia geográfica y también social, la epopeya se erige sobre otros cimientos, sobre la resistencia, la desesperación y el amor.

El avance de la autodestrucción de Désiré se entrelaza con los avances de la investigación científica sobre el sida, en Francia y en Estados Unidos. Los dos, el enfermo casi apestado y los científicos que persiguen un virus desconocido hasta entonces, van a tientas, se equivocan, luchan a destajo y sufren la ignorancia e incluso el desprecio del entorno. También hay lugar para ruedas de prensa imprudentes, que dan falsas esperanzas a los enfermos, y para la rivalidad científica entre Francia y Estados Unidos.

De lo personal a lo colectivo, híbrido de memoria, crónica, relato literario, qué más da, Passeron lo escribe con ritmo y contención, sin pizca de sentimentalismo barato ni redenciones a medida. Hace resonar cada pequeño detalle por todos costados: la madre limpiando la sangre del hijo en el hospital, las enfermeras que evitan hacerle un análisis, el plomo de los ataúdes de los sidosos, la hermandad médica y familiar que se reencuentra en el entierro de una pequeña… No añade más de la cuenta ni sobra nada.

Una sensación de fatalidad, injusticia vital, vacío y miedo sobrevuela la novela: destapa cuán potente fue la onda expansiva de la heroína y del sida, para destruir a los enfermos y golpear y arrastrar a sus familias. No es un tópico decir que esta es una historia sobrecogedora que necesitaba ser contada. Es contándola y haciéndolo así que Passeron salta los silencios familiares y de una sociedad entera, que derriba el hermetismo asfixiante y los estigmas heredados y persistentes. Es así como se consigue comprender y asome un rayo de luz que parecía imposible.

Portada de 'Los hijos dormidos', de Anthony Passeron. EDITORIAL LIBROS DEL ASTEROIDE

Los hijos dormidos

Anthony Passeron
Traducción de Palmira Feixas
Libros del Asteroide, 2023
232 páginas, 19,95 euros
Els fills adormits

Els fills adormits

Anthony Passeron
Traducción de Lluís-Anton Baulenas
L'Altra, 2023
224 páginas, 19,95 euros

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