Selección de escritores y escritoras
La clave reside en que no siempre la ausencia en el significante implica ausencia en el significado o en el sentido
La Cervantina es el equipo español de escritores y escritoras. Y está bien dicho así.
Este ejemplo puede servirnos para analizar una sutileza de la que veces se prescinde al analizar el asunto de los genéricos.
La clave reside en que no siempre la ausencia en el significante implica ausencia en el significado. Lo que no se nombra sí existe… siempre que se den determinadas circunstancias. Todo depende de los contextos y de la enciclopedia común que manejen los interlocutores.
La Cervantina obtuvo el subcampeonato en la Eurocopa de Selecciones de Escritores disputada en Alemania del 7 al 9 de junio. Y dicho así, el público desavisado habrá percibido la idea de un torneo masculino. ¿Por qué? Porque nos influye el conocimiento general del mundo que aplicamos a cada situación. El genérico que observamos en “selecciones de escritores” evoca conjuntos de varones porque se contamina con la palabra latente “fútbol”, que también se percibe –dentro de “Eurocopa”– aunque no se haya utilizado. La confluencia histórica de todos estos términos, mientras no se especifique otra cosa, lleva a imaginar conjuntos integrados por hombres. ¿Por qué? Porque nuestra enciclopedia no tiene registrada la existencia de equipos de fútbol formados por adultos de los dos sexos, y proyecta sobre el mensaje la descodificación más cercana: es un equipo masculino.
Si La Cervantina se hubiera definido, del mismo modo, como “selección española de escritores”, habrían desaparecido del mensaje las autoras que venían jugando en el equipo (Carmen Berasategui, Marta San Miguel y Olga Capdevila). Por tanto, hace falta la duplicación para que la imagen construida de forma intuitiva por el receptor se quiebre y sea sustituida por la que transmite fielmente la realidad.
No sucedería igual si yo le dijera a un amigo: “Las editoriales han hecho una selección de escritores para que firmen en la feria”. Ambos entenderemos que en ese grupo entran autores y autoras. Por tanto, tal sintagma no transmite ahí en sí mismo ningún sesgo discriminatorio. Simplemente, activa un engranaje de la comunicación que aplicamos de forma inconsciente. El mismo que se produciría si dijésemos que “España tiene dos aspirantes a medalla olímpica en gimnasia rítmica”. Aunque “dos aspirantes” no expresa género, sí descodificamos, en el ámbito del sentido, la presencia exclusiva del sexo femenino. Ahí nuestro conocimiento del mundo impulsa la imagen de gimnastas mujeres, puesto que esa competición no acoge a varones. Durante decenios habrá pasado lo mismo con titulares como “gran triunfo español en natación sincronizada”, pues veíamos siempre nadadoras en esta disciplina. Sólo desde 2015 participan hombres, en competiciones no olímpicas; y aun así gran parte del público seguirá reduciendo a mujeres esa expresión, porque aún no ha cambiado su enciclopedia.
Por eso es tan importante entender que los sesgos sexistas no se hallan en las expresiones genéricas, sino en la realidad que proyectamos sobre ellas. Cuando logramos cambiar la realidad, se cambia todo aquello que sus genéricos comunican. Así, en la expresión “Consejo de Ministros” no hace falta desdoble alguno si se refiere al de España, porque la enciclopedia común de los españoles proyecta hoy en día sobre el significado de ese genérico la imagen de unos ministros y unas ministras.
La duplicación “Congreso de diputados y diputadas” es ya innecesaria. La duplicación “selección española de escritores y escritoras” es todavía imprescindible.
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FE DE ERRORES. La versión inicial de este artículo contenía un párrafo repetido. Se ha corregido tras el aviso del lector Alonso Quijano.
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