De cómo Bowie se convirtió en Ziggy
La caja ‘Rock ‘n’ Roll Star’ documenta la evolución que condujo al cantante hacia el gran disco que inauguró el reinado del ‘glam’ en Inglaterra, y también hacia su famoso alter ego musical
Si lo valoramos únicamente desde un punto de vista artístico, Ziggy Stardust (versión coloquial de The Rise and Fall of Ziggy Stardust and the Spiders from Mars) no es el mejor álbum de la carrera de David Bowie. Pero su impacto social y cultural es tan grande que lo ha convertido en la obra más importante del autor. Entre otras cosas, porque lo catapultó al músico al éxito, lo cual no deja de ser curioso porque el personaje central del disco es un aspirante a estrella del rock llegado de otro planeta. Si el ‘Love Me Do’ de los Beatles bautizó al pop de los sesenta, Ziggy Stardust logró algo similar cuando se editó en junio de 1972. Durante los años siguientes, Bowie, primera estrella del rock forjada en aquella nueva década, abrió nuevos caminos para la música pop a la misma velocidad con la que los de Liverpool lo habían hecho durante el decenio anterior. ¿Qué necesitaban entonces los adolescentes del mundo occidental? Una voz que les hablara a ellos. Un ídolo que les dijera que, por más inadaptados que se sintieran al no encajar en la sexualidad normativa, por más acoso que sufrieran en el colegio o en el barrio, ellos y ellas eran especiales. Y allí estaba Bowie, renovando ese viejo rito de paso, con su pelo naranja, su atuendo chillón, recordándoles a todos ellos —al final de ‘Rock ‘n’ Roll Suicide’— que no estaban solos. Otra era había comenzado.
Bowie dijo a los adolescentes de la época que, aunque no encajaran en la sexualidad normativa, ellos y ellas eran especiales
El acierto de Ziggy Stardust consistía en la manera en que su creador había escogido y mezclado los ingredientes con los que estaba hecho. Entendió la importancia de inventar un personaje que, a su vez, encarnase una fantasía más allá del poder que conlleva subirse a un escenario. Para componer este teatro cogió el rock and roll de los cincuenta, algo del folk que había intentado cultivar sin éxito, tomó buena nota de la transgresión sexual de la Factory de Warhol y del exotismo de la colección que Kansai Yamamoto presentó en Londres en 1971. Su único éxito hasta ese momento, ‘Space Oddity’, aparecido en 1969, se había inspirado en la llegada del hombre a la Luna. Tres años después, los retos y misterios que imponía la era espacial constituían un gancho infalible: si eres joven y sientes que el mundo no te quiere, la inmensidad del espacio exterior es el mejor refugio. Como ya hizo en Divine Symmetry en 2023 respecto al proceso creativo que lo condujo a grabar Hunky Dory, la caja Rock ‘n’ Roll Star, recién editada, documenta la rápida evolución que cristalizaría en el disco que, a su vez, inauguró oficialmente el reinado del glam en Inglaterra. Ziggy Stardust se registró tan solo unas semanas después de que Bowie hubiera terminado su disco anterior. Los entresijos de ese camino están repartidos a lo largo de los cinco cedés y el Blu-ray que contiene esta caja, y profusamente explicados en los libretos que los acompañan.
Bowie dijo a los adolescentes de la época que, aunque no encajaran en la sexualidad normativa, ellos y ellas eran especiales
Bowie ya había grabado un par de las canciones que acabaron formando parte de Ziggy Stardust con un grupo fantasma llamado Arnold Corns, cuya imagen recayó sobre el diseñador Freddie Burretti, responsable de los atuendos del cantante hasta que hubo dinero suficiente para encargarle ropa al mismísimo Yamamoto. ‘Hang on To Yourself’ y ‘Moonage Daydream’ aparecen en el primer disco, dedicado a grabaciones de ensayos, maquetas y el sencillo de Arnold Corns, donde también se incluye uno de los temas que sería regrabado durante las sesiones de Ziggy y que ha permanecido inédito hasta ahora, ‘Looking for a Friend’. Cuando RCA escuchó la versión del disco que le presentaron en diciembre de 1971, le dijo al mánager que echaba de menos un single. La respuesta fue ‘Starman’, cuyos bocetos se incluyen aquí.
No fue esa la única variación que sufrió el álbum (cuya versión original se publicó recientemente en vinilo bajo el título Waiting in the Sky, y que se incluye en el Blu-ray junto con la mezcla original del álbum, sus sencillos y temas adicionales rescatados de la reedición de 2002 con motivo del 30º aniversario). ‘Soul Love’, ‘Lady Stardust’ y ‘Ziggy Stardust’ también aparecen como rudimentarias maquetas en ese primer disco que se abre con un apunte de lo que sería ‘Moonage Daydream’, ‘So Long Sixties’, registrado en 1971 en un hotel de San Francisco. Los temas descartados, pertenecientes a la versión del disco que RCA desechó, resurgen en otro de los cedés de la caja, así como temas que en su día quedaron inacabados o descartados (‘It’s Gonna Rain Again’, ‘Shadow Man’, la ya mencionada ‘Looking for a Friend’; de esa remesa solamente se echa de menos ‘Only One Paper Left’).
Entre sus artistas fetiche, se encontraban dos bandas americanas casi desconocidas en Inglaterra, The Velvet Underground y The Stooges
Bowie siempre tomó buena nota de lo que hacían sus coetáneos. Cuando su amigo Marc Bolan abandonó el folk de fantasías a lo Tolkien para mezclarlo con los riffs del rock and roll más básico, él también rentabilizó esa idea. También es cierto que, entre sus artistas fetiche, se encontraban dos bandas americanas casi desconocidas en Inglaterra, The Velvet Underground y The Stooges. Ambos le sirvieron como inspiración, que no como referencia, para diseñar un sonido más eléctrico, más básico. Esa transición también se refleja en esta caja, que dedica dos discos a recopilar sesiones para los programas radiofónicos de John Peel y Bob Harris, comparecencias que eran casi lo mismo que hacer experimentos en un laboratorio ante el público. Dichas apariciones se realizaron en parte durante la promoción de Hunky Dory, pero están ya dominadas por los temas más eléctricos contenidos en Ziggy Stardust. Sin la banda que le acompañaba, The Spiders from Mars, capitaneada por el imprescindible guitarrista y arreglista Mick Ronson, completamente mimetizada con Bowie, la mutación que hizo de él una estrella quizá nunca hubiese tenido lugar. Suenan concisos y salvajes, pero bajo control, son la expresión perfecta de esa sensación hormonal que hizo que Ziggy Stardust fuera mucho más que otro lanzamiento más de aquel lejano verano de 1972. El verano en el que, al final de ‘Rock ‘n’ Roll Suicide’, Ziggy suplicaba que tomáramos su mano porque no estábamos solos.
David Bowie
Warner
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