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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

¡Que se jodan!

Solo nos faltaba el paraguas. Ya teníamos el pintxo green, la cerveza green, la alfombra green y otras dos docenas de trastos green. Hasta habíamos arrancado musgo de uno de los ecosistemas más amenazados del mundo para montarnos una escultura en la Virgen Blanca. Con un par y la escultura monísima, por cierto. Y ahora toca el paraguas. Green. Y todo esto a cuento de que hoy Celedón se abrirá paso entre la multitud empuñando un paraguas verde.

No sé si lo saben, pero Vitoria celebra este año la European Green Capital y si se acaban de enterar ahora, tenemos un problema. Los vitorianos, quiero decir. Mira que nos hemos empeñado en salir en los telediarios. Hasta nos hemos colado en Gran Hermano y no precisamente a recoger la basura. Y el alcalde de Vitoria lo mismo se cruza al mayor de Nueva York que a un concejal de Tordesillas que se les tira al cuello con el rollo verde. Vamos, que otra cosa no, pero dar la paliza con la Green Capital, un buen rato. A esto se le suele llamar orgullo de ciudad.

El caso es que a Celedón el paraguas le va a dar sombra verde y ya anda algún prócer escandalizado por semejante dislate. El azul, hombre. El color del paraguas es el azul, la televisión pública bien domada y el PNV en Lehendakaritza. Como Dios manda. A la tradición la están dejando hecha unos zorros con esto de la Green Capital. Aunque a mí el único miedo que me da es que con tanto green nos confundan con la Marcha Verde y se nos echen encima los saharauis.

Celedón, podrías estirarte un poco más en el discurso de la balconada

Y ya puestos a romper tradiciones, Celedón, podrías estirarte un poco más en el discurso de la balconada de San Miguel. Con respeto te lo pido, pero todos los años estás con la misma tabarra: Viva las fiestas de la Virgen Blanca, gora Gasteiz y algo del Alavés si me apuras. Este año podrías acordarte de los amnistiados fiscales y sus amnistiadores. Podrías mentar a los banqueros trincones y a los golfos de la burbuja. Podrías ciscarte en los ajustes y terminar citando a Andrea Fabra con un sonoro: “¡Que se jodan!” Entonces sí que íbamos a salir en los telediarios. Bueno, quizás en todos no.

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