Un incendio sin cifras oficiales
La Comunidad evita cuantificar la superficie quemada hasta que el siniestro esté extinguido Mientras, describe lo ocurrido con una compleja jerga
La Comunidad de Madrid no ha ofrecido hasta el momento ninguna cifra oficial de la superficie afectada por el incendio de Robledo de Chavela y Valdemaqueda. La razón que esgrimen los responsables de la Consejería de Presidencia y Justicia es que hasta que el fuego no esté totalmente extinguido no se puede saber qué superficie se ha visto afectada y si todas las zonas que están dentro del perímetro del incendio han resultado devastadas por las llamas.
La información oficial sobre el siniestro ha utilizado diversa terminología para explicar su desarrollo, a veces compleja incluso para los legos. El incendio se inició alrededor de las once y media de la mañana del lunes. Desde el primer momento, todos los medios se centraron en evitar que se expandiera y ganara hectáreas de superficie quemada. Los responsables de la extinción no dieron el fuego como perimetrado hasta la noche del lunes. Es decir, lo que habían conseguido las 600 personas dedicadas a la extinción era cerrar un área —eso sí, de bastantes kilómetros— fuera de la cual no había llamas.
Se usó un nuevo término para decir que el fuego no iba a más: 'estabilizado'
El fuego de Valdemaqueda y Robledo tuvo hasta siete focos distintos. La Consejería de Presidencia y Justicia utilizó un término nuevo para explicar que no iba a mayores: los bomberos, las brigadas forestales y la UME lo habían estabilizado. Es decir, lo tenían centrado en una zona de la que se presumía que no iban a pasar las llamas. El siguiente paso consiste en controlarlo. Esto se produce cuando las llamas ya definitivamente no van a pasar de un determinado punto. Esto se consigue porque el incendio está cerrado por cortafuegos, por superficie ya quemada o porque lo rodean zonas carentes de vegetación o áreas pedregosas, entre otras causas.
¿Un fuego controlado es un fuego terminado? No. Falta la última fase: extinguirlo. Esto se da cuando no hay ni un solo foco de llamas, de calor susceptible de reavivarse y cuando los encargados de la extinción ya han refrescado y comprobado todo el área siniestrada. Hasta entonces, permanecen las dotaciones a pleno rendimiento.
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