La mujer de Matas imparte un curso sobre ética para la ACM

Josep Maria Matas, secretario general hasta 2011 de la Asociación Catalana de Municipios, “hacía y deshacía a su antojo” en la ACM, según la querella del fiscal Anticorrupción, Emilio Sánchez Ulled, contra Matas y el exdirector de servicios jurídicos del ente, Xavier Sola, por el “expolio” que cometieron en la ACM. Durante su estancia en la entidad, tanto Matas como Solà contrataron a sus parejas para la asociación.

La pareja de Matas, Judith Gifreu, profesora de Derecho Administrativo en la UAB, fue convertida por Matas en 2009 en directora de la cátedra Enric Prat de la Riba de Estudios Jurídicos Locales de la ACM. Desde ese cargo continúa trabajando para la entidad. Ayer, impartió un curso sobre ética.

El curso forma parte de las jornadas de formación que habitualmente organizada la ACM para sus alcaldes asociados. Acudieron 80 personas entre técnicos y personal municipal. “Transparencia, ética, integridad, buen gobierno, gobierno abierto... son conceptos que hoy en día son en boca de todo el mundo (...) Las prácticas deshonestas de una minoría —en beneficio de intereses particulares, y en detrimento de los generales—, corren el peligro de desestabilizar y devaluar el Estado de derecho”, reza el texto del curso, dirigido por Gifreu.

La ACM, que evita hablar del 'caso Matas', precisó ayer a través de su portavoz que Gifreu lleva años trabajando para la entidad en la formación de sus cargos locales asociados y que ya colaboraba con el ente antes de convertirse en pareja de Matas. Las jornadas, que tendrán continuidad, fueron una petición de los Ayuntamientos que forman parte del ente municipalista, tradicionalmente ligada a CiU. Los honorarios que recibe Gifreu por los cursos dependen de la UAB, ya que la universidad tiene un convenio con la ACM para este tipo de formación, según explica un portavoz del ente. El presidente de la entidad, Miquel Buch (CiU), alcalde de Premià de Mar, inauguró las jornadas.

Matas abandonó la secretaría general del ente para asumir la coordinación general de la Diputación de Barcelona, cargo del que tuvo que dimitir después de que EL PAÍS desvelase sus tejemanejes en la ACM. El dirigente municipalista ha empezado a devolver la cantidad que “expolió” —en expresión del fiscal—, a la ACM, con el método de contratar a sus empresas por servicios que no se realizaban, o se hacían por un precio muy inferior. La entidad municipalista se niega a facilitar la cantidad que ha devuelto Matas, importe que El 9 Nou cifró en su edición del viernes en 190.000 euros de los 288.000 euros que Matas reconoce. Se ha comprometido a devolver el resto antes del 2 de mayo.

La actuación de Matas contrasta con la reacción de la ACM, que ha optado por no hacer nada frente al “expolio” que cometieron el ex secretario general y Solà en la entidad. El ente municipalista no reclamará las cantidades ni tiene previsto personarse como acusación particular. El fiscal Anticorrupción considera que Matas y Solà desviaron “de forma continuada fondos hacia su bolsillo" desde las arcas de la ACM, a través de empresas pantalla. Matas facturó desde la entidad municipalista un millón de euros por servicios que realizaban terceros por un precio muy inferior, y Solà adjudicó a una empresa que compartía con Matas una promoción de pisos de la fundación de la ACM, que él mismo dirigía.

La entidad municipalista no tiene ni siquiera previsto tratar el tema en una reunión con su ejecutiva. La última tuvo lugar el lunes, pero fue únicamente una recepción del presidente de la Generalitat, Artur Mas, en la Generalitat. En el encuentro no se trató el tema Matas. Tampoco se hará en la reunión que la dirección tendrá los próximos días, que según fuentes de la ACM será para consensuar una moción conjunta sobre la reforma local que prepara el Gobierno central.

La inacción de la ACM también se dará en el Ayuntamiento de Vic. El pleno municipal rechazó el lunes una propuesta de Iniciativa para personarse como acusación particular para aclarar la promoción de pisos en la localidad, inacabada, que se adjudicó Solà desde la ACM.