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El cierre de RTVV liquidará el 95% del audiovisual valenciano

Los productores auguran la extinción de hasta 3.000 empleos y 115 empresas

Joaquín Gil
Presentación de la nueva temporada de 'L’Alqueria Blanca', que coincidió con el anuncio de cierre de RTVV.
Presentación de la nueva temporada de 'L’Alqueria Blanca', que coincidió con el anuncio de cierre de RTVV. TANIA CASTRO

El gerente de la productora La Granota Groga, Josep Ramón Lluch, todavía no ha cobrado la última factura de 18.000 euros de su programa Cantem de Cor, que Nou dejó de emitir hace tres años. La televisión pública contrató 13 capítulos de este formato musical por 1,3 millones. El espacio empleó a 60 profesionales. “He perdido 230.000 euros. Estoy arruinado”, se queja Lluch, que ha despedido a 100 personas en 6 años. “Ahora solo quedo yo”.

El productor dejó de trabajar con Nou hace tres años por los impagos. Y considera el cierre de Ràdio Televisió Valenciana (RTVV) la “puntilla definitiva” al sector. “Es como si desaparece la última mina en León”, explica.

Tras los coletazos de la tormenta perfecta —crisis, impagos y desplome de inversión pública—, el audiovisual encara la liquidación de la televisión como una invitación a hacer las maletas. Las 120 empresas que conforman la menguada industria, vivero de hasta 3.000 empleos, podrían reducirse a cuatro el próximo año, según varios profesionales, tras el cierre del ente público. “Sobrevivirán las firmas más grandes”, advierte el presidente de la mayoritaria Asociació de Productors Audiovisuals (PAV), Ximo Pérez. Éste augura la extinción del 95% del tejido empresarial en 2014. Se trata, dice, de la segunda gran crisis desde 2008, cuando en la Comunidad operaban 200 firmas entre productoras audiovisuales —microempresas en su mayoría— y estudios de doblaje.

El desmantelamiento de RTVV atenaza a un sector que “agoniza” desde el inicio de la crisis, según un veterano profesional. Los productores admiten que la corporación pública nutrió hasta el 90% de sus cuentas de resultados. Un pastel de negocio de 40 millones anuales, cuando la contratación externa alcanzaba el 40% de la parrilla. La inversión de RTVV se desplomó en 2010. “Nou solo contrataba desde entonces tres millones al año”, afirma Pérez.

El veterano productor Josep Ramón Lluch responsabiliza del “saqueo” a los expresidentes de la Generalitat Eduardo Zaplana y Francisco Camps. “Se gastaron el dinero en pagar favores políticos y mediáticos. Engordaron la deuda de la corporación hasta los 1.200 millones. Y nos hundieron”, se queja desencajado.

El productor considera el cierre consecuencia de una “desastrosa gestión”. “La televisión se utilizó para pagar a firmas vinculadas con el PP de Madrid y Andorra, mientras nuestras empresas agonizaban”. Lluch pone como ejemplo del “expolio” la tertulia Panorama de Actualitat, donde el fallecido periodista de Valladolid Julián Lago cobraba “60.000 euros por un programa cuya audiencia rozaba el 1%”.

El presidente de PAV, propietario de Trivisión, productora de formatos de éxito como L’Alqueria blanca, con más de 180 capítulos y una audiencia que triplica el promedio de la cadena (3%), es un ejemplo. RTVV le adeuda 1,5 millones de la temporada de la serie de 2012. Espera cobrar con el último plan de pago a proveedores.

Trivisión tiene 28 trabajadores. El año pasado aprobó un Expediente de regulación de empleo (ERE) y ultima un nuevo ajuste de plantilla tras conocer el cierre. Pérez debe negociar además el cobro con los nuevos administradores de la corporación de 10 capítulos de L’Alqueria blanca, que están grabados pero no emitidos. Su exhibición está ahora en el aire tras el anuncio de cierre. El productor se niega a revelar el importe de este trabajo para “no avivar las tensiones” con los empleados de RTVV. Por la exitosa serie han desfilado 280 actores y trabajan una media de un centenar empleados: intérpretes, guionistas y maquilladores. “Con el cierre ya no tendrán futuro en la Comunidad”, argumenta.

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Sobre la firma

Joaquín Gil
Periodista de la sección de Investigación. Licenciado en Periodismo por el CEU y máster de EL PAÍS por la Universidad Autónoma de Madrid. Tiene dos décadas de experiencia en prensa, radio y televisión. Escribe desde 2011 en EL PAÍS, donde pasó por la sección de España y ha participado en investigaciones internacionales.

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