Puig: “Las multinacionales no se irán porque no ganarán tanto como aquí”
El consejero de Empresa esboza un escenario idílico en una hipotética Cataluña independiente
La independencia como solución a la crisis y sin ningún coste. El consejero de Empresa y Ocupación, Felip Puig, fue el encargado de trasladar ayer este mensaje durante un conferencia en Santa Coloma de Gramenet. El título del acto, El paro bajaría un 10% si Cataluña fuese un estado, ya daba pie al tono triunfalista de Puig, que no se cortó en criticar las “decisiones ineficientes para la economía real”, que, a su juicio, lleva a cabo el Gobierno central en materias como el comercio, la energía o las infraestructuras.
De paro se habló poco y sin formular políticas concretas, Puig esbozó un escenario económico idílico en una hipotética Cataluña independiente. Negó que la independencia produzca miedo entre los inversores y las empresas. “Ni las empresas ni las multinacionales se marchan de Cataluña porque no encontrarán ningún sitio donde producir y ganar dinero como aquí”, afirmó.
Puig jugaba en casa. La conferencia tuvo lugar en la sede de la fundación Nous Catalans, la sectorial de inmigración de Convergència, y la mayoría de los asistentes compartían las tesis del consejero. “Con la independencia, los recursos que genera Cataluña se quedarán aquí y todo funcionará mejor”, comentaba Nabila, una joven que encabeza un grupo de cinco mujeres marroquíes llegadas de Granollers. Otros, sin embargo, no pueden esperar al estado propio. Es el caso de Ali, un paquistaní que lleva en el paro cinco años. “Llevo mucho tiempo buscando un trabajo pero la cosa está muy mal. Me gusta Cataluña, llevo 13 años aquí, pero si me ofrecen un empleo en otro sitio, me iré”, explicaba.
“Sólo con la mitad del déficit fiscal se crearían 150.000 puestos de trabajo”
Los argumentos de tipo económico fueron una de las bazas del soberanismo en el debate sobre la independencia. Más allá del "España nos roba", proclama que también lanzó Puig, se asocia una Cataluña independiente con una mejor gestión de los recursos energéticos, las infraestructuras e incluso con una disminución de los impuestos y una bajada del paro. Puig insistió en este mensaje: “Sólo con la mitad del déficit fiscal se crearían 150.000 puestos de trabajo”, dijo, y afirmó, en referencia a la crisis, que “las estructuras políticas del Estado siempre reaccionan tarde y mal”, motivo que, junto a “una confianza en negocios con beneficio fácil y crédito barato”, son los causantes, según Puig, de “una recuperación económica más lenta de lo que quisiéramos”.
Puig culpó al “modelo de Estado español” de que los catalanes paguen las tarifas de luz más caras de Europa y de los déficits en infraestructuras, como el aeropuerto de El Prat o el puerto de Barcelona. “Las tarifas del puerto de Barcelona las ponen unos funcionarios de Madrid, que deben entender mucho de puertos porque están a 600 kilómetros del mar”, ironizó el consejero.
Puig destacó la “capacidad de trabajo y de solidaridad de los catalanes”, opinión que comparte Montse, una empresaria filipina que lleva 26 años en Barcelona. “No he ido nunca a Madrid y siempre que he intentado hacer negocios con alguien de la capital ha salido mal”, relata. “Cataluña tiene muchas posibilidades de prosperar como país independiente porque es una tierra de frontera”, continua esta filipina, que describe a los catalanes como “gente que sabe dónde poner el dinero”, razón por la que “se podría competir con Austria o Suiza”, precisa. Ivel y Jordi, ella de Cuba y él de Badalona, también están seguros que la independencia supondría un avance económico. “Todo iría mejor”, afirman al unísono.
Sobre la salida de la Unión Europea, Puig repitió la frase que Convergència lleva en su recetario a favor de la independencia: Europa y la UE nunca expulsarán a siete millones de ciudadanos con derechos europeos adquiridos”. Preguntado sobre si los inmigrantes conservarán la nacionalidad con la secesión, Puig afirmó que todos los ciudadanos “podrán solicitar la doble nacionalidad, catalana y española”.
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