El rechazo a la independencia alcanza su máximo histórico en la serie del CIS catalán
El 54% de los encuestados se muestra en contra de la secesión, el porcentaje más alto desde 2015, según el barómetro del CEO
Un 54% de los catalanes rechaza la independencia, mientras que el 40% la defiende. Se trata del nivel de rechazo más elevado en la serie histórica del CIS catalán, según el último barómetro del Centre d’Estudis d’Opinió de la Generalitat (CEO) que ha sido presentado este miércoles. El director de la entidad, el politólogo José Rodríguez Teruel, ha asegurado que los datos apuntan a que la defensa del Estado propio “está llegando a su suelo”, consolidándose así el cambio de ciclo político abierto tras el procés. Si las elecciones catalanas se celebraran ahora, el PSC volvería a ganar las elecciones, aunque perdiendo apoyos: se sitúa a cabeza, con una horquilla entre 39 y 42 diputados. En mayo, obtuvieron 42 escaños. Rodríguez ha aceptado que ha cambiado la manera de hacer los cálculos, minimizando el peso de quienes aseguraron no haber votado en las elecciones anteriores.
El dato sobre el rechazo a la independencia no es el único que apunta al cambio de rasante político. La preocupación por las relaciones entre Cataluña y España, por ejemplo, se desploma considerablemente dentro de la lista de problemas mencionados de manera espontánea por los encuestados. Ha pasado del tercer lugar del listado registrado en el barómetro de junio pasado al octavo (5%). La lista ahora la lidera la preocupación por el acceso a la vivienda: dos de cada cinco encuestados la han mencionado. Hay que ir hasta 2007 para ver un nivel de preocupación similar (21%). El barómetro recoge la opinión de 2.000 personas y tiene un margen de error del 2,1.
Además, por segunda vez consecutiva, la preferencia por el modelo autonómico sigue siendo la manera preferida para relacionarse con el resto del Estado (34%). Ser un Estado independiente también repite como la segunda opción (30%). El renovado apoyo al marco actual viene además acompañado de una mejor valoración del Ejecutivo de la Generalitat; recibió un 4,7, la nota más alta desde 2017 —coincidiendo con la celebración del referéndum del 1-O. Este es el primer barómetro que evalúa el Gobierno de Salvador Illa. La encuesta se realizó entre el 11 de octubre y el 14 de noviembre, coincidiendo con la dana que azotó la provincia de Valencia y el congreso de Junts per Catalunya.
El independentismo, según la estimación de escaños, sigue lejos de recuperar la mayoría en el Parlament: si se mira la parte alta de la horquilla, la suma se quedaría a dos de la mayoría absoluta de 68. Tras el PSC (39-42 escaños) está Junts per Catalunya, que sería la formación a la que el pronóstico le quita más representación. Obtendría entre 30 y 32 escaños, frente a los 35 asientos actuales en la Cámara. Después llega un bloque en el que prácticamente se mantiene la fotografía actual: ERC (20-21), PP (16-15), Vox (10-11) y Comuns (6-7). La CUP y Aliança Catalana serían los beneficiarios de los votos de la formación que preside Carles Puigdemont: los anticapitalistas ahora tienen 4 escaños y el CEO le otorga entre 5 y 6. La formación xenófoba de Sílvia Orriols, que tiene 2 representantes, obtendría entre 6 y 7. El directo del CEO cree que la radiografía actual está muy marcada por el hecho de que no haya unas elecciones en el horizonte.
La alternativa a Illa, además, parece no despegar en uno de sus aspectos más básicos: quien la lidera. Solo un 17% de los encuestados pudo decir correctamente, en una pregunta de respuesta espontánea, sobre quién encabeza la oposición. Junts ha renunciado a la figura de jefe de la oposición, que no ostenta el líder de la bancada en el Parlament, Albert Batet. Puigdemont, al estar pendiente de que se decida si se le aplica la amnistía o no, ejerce telemáticamente sus funciones de diputado.
Las preocupaciones de los catalanes, además del ascenso de la vivienda, muestra un cambio de prioridades. Destrona en la cima del listado a la insatisfacción con la política, que es la segunda problemática (13%), seguida de la inseguridad ciudadana (8%) y la sanidad (8%). Si estas respuestas se cruzan con aspectos como la edad o el recuerdo de voto, el acceso a un piso preocupa más a aquellos entre 25 y 34 años. Los votantes de Vox y Aliança Catalana son los únicos en los que la primera preocupación es la inmigración.
Rodríguez, finalmente, ha aceptado que la encuesta recoge un cambio metodológico que enmienda la apuesta hecha por su predecesor, Jordi Muñoz. Ahora se ha reducido el peso de las preferencias expresadas por los que se abstuvieron en los pasados comicios autonómicos y ahora se muestran cómodos con alguna formación.
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