‘Diades’ desde hace trescientos años
El Museo de Historia de Cataluña repasa las celebraciones del 11 de septiembre desde 1714 hasta la actualidad
No son 300 celebraciones del 11 de septiembre, pero sí un recorrido sobre la historia de Cataluña y su manera de vivir y, sobre todo, de recordar y reivindicar la caída de Barcelona en manos del Borbón Felipe V en 1714. Algo que tarda en despertar prácticamente un siglo y que se va modulando de menos intensidad a más. La exposición 300 onze de setembre 1714-2014del Museo de Historia de Cataluña —cuya muestra permanente en la segunda planta acaba, precisamente, en los hechos del 1714— recoge carteles de propaganda, prensa, libros, documentos históricos y material iconográfico sobre la cuestión en un recorrido que se inicia hace 300 años. Una museografía buscadamente oscura para dar ambiente a la derrota de Barcelona —con tablones ennegrecidos que recubren las paredes de las primeras salas— y que se va transformando y ganando luz y color a medida que pasan los años hasta llegar a la actualidad. La exposición se podrá ver hasta finales de setiembre y ha tenido un coste de 460.000 euros.
De esta primera época destaca un gran volumen manuscrito de las narraciones de Francesc Castellví, militar austriacista catalán e historiador. Un dietario que, según el comisario de la muestra, el historiador Enric Pujol, ha viajado a Barcelona por primera vez desde Viena, ciudad donde fue depositado. El dietario que también forma parte de la exposición El Mon del 1714, organizada por el Museo de Historia de Barcelona (Muhba). Según Pujol, el documento escrito de puño y letra de Castellví es el que se expone en el Museo de Historia de Cataluña, mientras que el que está en una vitrina del Muhba es una copia del original que se depositó en la Biblioteca de Cataluña, tal como precisó a preguntas de este diario. Esa versión fue negada por fuentes de Cultura del Ayuntamiento de Barcelona: “El volumen que se expone en el Salón del Tinell es un manuscrito original que vino acompañado por un responsable de los archivos donde estaba depositado en Viena”. Lo más probable es que sean diferentes volúmenes de las Narraciones Históricas de Castellví. Pero no es la única coincidencia, ya que en la exposición 300 onze de setembre, se exhibe “el original”, firmado por Felipe V en enero de 1716, del decreto de Nueva Planta que supuso el fin de las constituciones catalanas. Y parecido documento se exhibe en otra vitrina del Muhba: “El que se expone es un ejemplar de la primera impresión que se hizo del decreto”.
Las coincidencias ponen en evidencia que la profusión de exposiciones sobre el 1714 hace inevitable que se repitan algunos fondos. Uno singular que se puede ver en el Museo de Historia de Cataluña es un precioso escritorio de sobremesa del siglo XVIII.
Lo que se puede considerar como las primeras conmemoraciones del 1714 se iniciaron a finales del siglo XIX con un funeral en 1886 en Santa Maria del Mar. En una de las vitrinas de la muestra se expone una esquela publicada de La Veu de Montserrat publicada el 11 de septiembre “por los héroes” caídos en 1714. “Las ofrendas florales, la expresión más popular del 11 de septiembre, empezaron poco después —tras erigirse la estatua del que fue conseller en cap Rafael Casanova— y las primeras manifestaciones en 1901”, explicaba el comisario de la exposición. Otra de las singularidades es una estelada —ahora restaurada— que llevó un voluntario catalán que participó en la Primera Guerra Mundial, en 1915. Las celebraciones cada 11 de septiembre se regularizaron hasta la dictadura de Primo de Rivera, en 1923, cuando se prohibieron terminantemente y se reanudaron con la proclamación de la República catalana el 14 de abril de 1931. Y hubo diades durante la Guerra Civil tal como se puede ver en algunos carteles de la época con soldados desfilando ante el monumento de Rafael Casanova. También de esa época datan las primeras concentraciones en el Fossar de les Moreres.
La época más difícil es el nombre de la sala dedicada al franquismo: con una escultura del dictador brazo en alto que se reproduce en los espejos de las paredes. “Una escenografía buscada para recrear la opresión”, puntualizó el comisario. La estatua, aclaró el director del Museo de Historia, Agustí Alcoberro, procede de Reus. Durante el franquismo fueron retiradas todas las estatuas conmemorativas de 1714 hecho por el que hubo manifestaciones como la de 1964 —el 250 aniversario— que acabaron en multas de 1.000 pesetas a los participantes. La exposición se cierra con la memoria más reciente de las manifestaciones del 11 de septiembre.
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