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El Ayuntamiento eliminará las antiguas pajarerías de la Rambla

El Consistorio negocia con los dueños para retirarles las licencias de venta

Antiguo puesto de pájaros, hoy dedicado a la venta de souvenirs.
Antiguo puesto de pájaros, hoy dedicado a la venta de souvenirs. joan sánchez

El Ayuntamiento de Barcelona volvió a mandar ayer un recado a los dueños de las antiguas pajarerías de la Rambla. Tras varias negociaciones frustradas y una sentencia en contra del Consistorio, el Gobierno municipal presentó ayer el Plan Especial de Ordenación de la Rambla, que excluye a estos negocios, que hoy venden turrón, helados, artesanía o entradas para el Camp Nou en una oferta pensada solo para turistas.

“Las antiguas paradas de pajareros no responden al origen para el cual fueron concesionadas”, recordó ayer la concejal del distrito de Ciutat Vella, Mercè Homs, para justificar la intención del Ayuntamiento de retirar los 11 negocios. Una voluntad que el alcalde de Barcelona, Xavier Trias, ya había expresado en otras ocasiones.

Trias no es el primer alcalde que quiere acabar con estas paradas. El antiguo Gobierno de Jordi Hereu les retiró la licencia para la venta de pájaros y otras especies porque incumplían la ordenanza municipal de protección de animales. El socialista firmó entonces un convenio para reconvertir sus negocios. Un acuerdo que después llevó ante la justicia y que el mes pasado falló en favor de los dueños de las paradas.

Después de la decisión judicial, el Consistorio ha retomado la vía de la negociación para tratar de eliminar las 11 paradas y así liberar la parte alta de la Rambla, una de las zonas de la avenida que concentra el mayor número de personas. “Estamos en el buen camino, pero no es sencillo”, reconoció ayer el tercer teniente de alcalde y máximo responsable de Urbanismo, Antoni Vives, quien aseguró también que la intención del Ayuntamiento no es “perjudicar a nadie”, sino respetar “un interés superior: que la Rambla sea lo que queremos que sea”.

El plan prevé mantener quioscos y floristerías en el resto de la avenida

Los dueños de las paradas, sin embargo, sospechan que la medida del Consistorio tiene como fin “liberar” la parte alta de la Rambla para dejar espacio a nuevas terrazas. “No entendemos que quieran utilizar dinero público para echarnos, cuando aquí trabajamos más de 70 personas”, se quejó ayer Xavier Cuenca, miembro de la asociación que agrupa a los dueños de las antiguas pajarerías.

El nuevo texto aprobado inicialmente ayer con el apoyo del PSC, regula la movilidad, las infraestructuras y la urbanización de la avenida con el fin, según el Ayuntamiento, de transformar su fisionomía y que “pueda constituirse en un eje de referencia para los barceloneses”. Un plan que llega cuando por la Rambla ya pasan, según cálculos del Consistorio, cerca de 95 millones de personas al año, concentra 700 negocios y en donde escasamente viven 1.000 vecinos.

El plan no prevé, sin embargo, reducir ni el número de quioscos de prensa (11) ni las floristerías (16) que ocupan el paseo central, sino que regula su ubicación, para “mejorar” el tránsito de los peatones. El texto tampoco disminuirá la cantidad ni el espacio de la superficie de las terrazas, aunque se retirarán aquellas que están desatendidas, principalmente las de los establecimientos de comida rápida. El Consistorio trabaja en un plan singular para ordenar las terrazas, más restrictivo que el que afecta a toda la ciudad.

La ordenación de la Rambla no prevé modificar la circulación de vehículos privados por los laterales, aunque sí un ensanchamiento de las aceras.

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