La Fundación Godia cierra
La entidad cultural negocia depositar su colección en el MNAC, mientras que la Mapfre ‘desembarcará’ en la capital catalana en la sede vacante
La exposición El Greco. La mirada de Rusiñol que muestra, a partir de 40 obras, la relación del pintor cretense y el coleccionismo de sus pinturas en Cataluña, será la última que podrá verse en la Fundación Francisco Godia de Barcelona (Diputació, 250). Después de 16 años abierta organizando exposiciones y actividades entorno al mundo del arte, el proyecto creado por Liliana Godia en 1999 en memoria de su padre, el empresario, coleccionista de arte y piloto de fórmula 1, Francisco Godia (Barcelona, 1921-1990), cerrará la persiana definitivamente y dejará de realizar actividad alguna, tal y como ha comunicado recientemente la propia Liliana Godia, presidenta de la fundación, a los miembros del patronato durante su última reunión.
El destino de la colección, formada por unas 1.500 piezas artísticas que abarcan desde el siglo XII al XXI, con obras de arte románicas y góticas, cerámicas de los siglos XVII y XVIII, dibujos, grabados y pinturas catalanas y españolas de finales del siglo XIX y comienzos del XX, pasa por el acuerdo final que se está negociando con el Museo Nacional de Arte de Catalunya (MNAC) para depositar o alquilar la colección de pintura y escultura. La de cerámica volvería a la residencia particular de la propietaria.
El conjunto reúne joyas como el de tallas polícromadas románicas, tablas góticas como la de La virgen de la leche de Lorenzo Zaragoza, del siglo XIV, Santa Maria Magdalena, de Jaume Huguet, pintada en el siglo XV, La Sagrada Familia de Berruguete, del XVI, o pinturas posteriores como Al hipódromo de Ramon Casas, además de obras de Rusiñol, Nonell, Picasso, Sunyer, Torres García, Tàpies, Magritte, Miró o Barceló, entre otros muchos.
El anuncio del cierre de la entidad se ve compensado con el hecho de que su sede, desde que en 2008 compró y reformó el piso noble y la planta baja de la casa Garriga Nogués, lo ocupará en régimen de alquiler otra entidad cultural: la Fundación Mapfre, en lo que representará el desembarco de este importante centro cultural madrileño en Barcelona, que organiza algunas de las exposiciones que más visitas reciben en la capital española. La Fundación Mapfre se incorporó a última hora, como colaborador de la exposición del Greco en la Godia.
La venta en los últimos meses de piezas de arte de la colección Godia en subastas nacionales e internacionales, era la prueba evidente de que las cosas no iban del todo bien para esta entidad. Aunque muchas de las piezas eran de carácter menor, provenientes seguramente del almacén de la fundación, como cerámicas de los siglos XVII y XVIII o una guitarra del siglo XIX, conocida como La invencible, que se remató por 70.000 euros en la sala de subasta Balclis en octubre. Otras eran piezas realmente importantes como Vuelta de la pesca. Playa de Valencia, una obra de tamaño mediano de Joaquín Sorolla que alcanzó los 2,9 millones de euros cuando se vendió el 10 de diciembre en Sotheby’s de Londres. La pintura, curiosamente, sigue apareciendo en la página web de la fundación como si fuera posible verla todavía en la calle Diputació. Además, en los últimos meses la Generalitat ha catalogado como bienes culturales otras tres obras de la fundación tras pedir permiso para venderlas o sacarlas del país.
Liliana Godia, presidenta de la Fundación Francisco Godia, que repartió con su hermana Carmen la herencia y la colección de su padre tras fallecer en 1990, algo que las convirtió en dos de las mujeres más poderosas de Cataluña y de España, fue imputada en julio de 2013, junto a su marido Manuel Torreblanca, de “burlar sistemáticamente” el pago del IRPF y el impuesto del patrimonio entre 2007 y 2011. Por eso, Hacienda les reclamaba casi seis millones de euros. En septiembre, tras asumir toda la responsabilidad Torreblanca, el matrimonio acabó consignado los 5,4 millones de euros en los juzgados de Barcelona para buscar un acuerdo y regularizar su situación fiscal.
Sin embargo, fuentes cercanas al centro aseguran que la decisión de cerrar la fundación que lleva el nombre de su padre, no tiene nada que ver con el tema fiscal o la necesidad de disponer de liquidez, sino que la decisión ya se había tomado con anterioridad a verano de 2013. Lo demuestra que antes de esta fecha ya se había pedido una valoración económica de toda la colección a Christie’s. Entre los motivos para el cierre estaría el enorme gasto que representa la apertura al público de la fundación, que no cuenta con ningún tipo de subvenciones ni ayudas económicas de administración alguna, y, sobre todo, el cambio de interés por el mundo del arte de la presidenta y de su marido, explican.
Las mismas fuentes destacan que el hecho de que en ningún momento las obras hayan pasado de ser propiedad de Liliana Godia a ser uno de los activos de la fundación, impedían hacer algo en contra de la decisión de cerrar la entidad. “La fundación no tiene nada, todo es de Liliana. El consejo asesor tendría que haber trabajado para cambiar esta situación y no lo ha hecho”, explican con rotundidad.
Preguntados ayer por las negociaciones para que las obras acaben en el museo, desde el MNAC negaron que estuvieran en “negociaciones”. Sin embargo quisieron remarcar: “Estamos atentos a todo lo que tenga que ver con el mundo del arte y el patrimonio artístico en Cataluña, como es nuestra obligación”. No negaron en ningún momento que hubiera contactos, y remitieron a la fundación para una mayor concreción.
En todo caso, el museo y su director Pepe Serra a la cabeza han defendido en los últimos meses, y así lo recoge su Plan director, la necesidad de incorporar en el discurso y el recorrido del MNAC los dos conjuntos de obras más importantes que exponen ahora segregados: la colección Cambó y la colección Thyssen. Una voluntad de la dirección que puede topar en las negociaciones o contactos para incorporar estas obras al principal museo catalán.
Según los expertos consultados el valor de la colección Godia —la formada por las obras de Liliana y las que conserva su hermana Carmen en su residencia de El Conventet, junto al monasterio de Pedralbes— radica no tanto en algunas de sus piezas excepcionales, sino en ser prototipo de coleccionismo catalán, representado por los ricos industriales textiles, de una época, en la que primaba reunir piezas medievales, cerámica y luego, dando un salto en el tiempo, pintura y escultura española y catalana de finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX.
Estos expertos también aseguran que la división de la colección Godia entre las herederas fue un auténtico atentado ya que se procedió a dividir retablos o conjuntos en dos para contentar a las dos hermanas por igual, sin tener en cuenta que se mutilaban obras sin ningún sentido.
La fundación Godia ha organizado a lo largo de estos años más de 30 exposiciones mostrando obras de Goya, Fortuny, Gaudí, Barceló o Palazuelo, entre otros muchos artistas, llenando muchas veces un vacío que no han cubierto los museos públicos de la ciudad, como ocurre en el caso de la exposición en curso sobre el Greco —que cerrará sus puertas el próximo lunes—, la única que se ha organizado en Cataluña sobre el pintor en 2014. La muestra ya la han visto por más de 20.000 personas, tantas como han entrado a la fundación de media en los últimos años.
Originalmente se anunció que la exposición, comisariada por las expertas Vinyet Panyella y Nadia Hernández, viajaría a Zaragoza y Palma de Mallorca a manos de la Fundación La Caixa. La Godia también ha organizado la exposición Coleccionar arte. Obras de la Fundación Francisco Godia, que se ha podido ver en Museo de Bellas Artes de Sevilla hasta el pasado domingo y programa ciclos de conferencias por su relación con las asociaciones de amigos del Museo del Prado y del MNAC que están programadas para los próximos meses.
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