La larga lucha contra el ‘veneno’ en la sangre
El caso del primer niño expulsado del colegio por ser seropositivo abrió en 1987 en el País Vasco el camino de la normalización de los afectados por el VIH
Israel y sus abuelos, naturales de Durango al concluir la Navidad de 1987, recibieron el peor de los regalos que les podían dar por aquellas fechas. El pequeño, de tres años, portador del VIH era expulsado del colegio religioso María Goretti. Los padres de sus compañeros, atemorizados por una epidemia que por aquel entonces era prácticamente desconocida, alegaron que Israel tenía “veneno” en la sangre. El Gobierno vasco, sin éxito, intentó la readmisión de Israel en el centro y acabó retirando la subvención anual al colegio. Los abuelos del pequeño, tutores legales tras la muerte de su madre a manos de la droga e inmersos en una pelea que se convirtió con el tiempo en la de muchos otros, aparecieron en todos los medios de comunicación.
El caso de Israel Pagalday fue la primera piedra que se puso en España para proteger a un colectivo que fue visto, según los propios infectados por el VIH (el Virus de Inmunodeficiencia Adquirida), como “apestados”. La estrecha relación de esta enfermedad con las drogas y con los homosexuales, todavía semiexcluidos de la sociedad en aquellos años, unido a la desinformación que había sobre el sida y el VIH, generó una psicosis a escala mundial.
Gran parte de la culpa la tuvo la heroína, una compañera más de muchas cuadrillas de jóvenes, en las que entre otraas experiencias, se compartían jeringuillas, una forma certera de contagio del virus. La conexión con el mundo de las drogas fue un factor determinante que hacía que la sociedad mirase aún con peores ojos a los enfermos de sida y a los infectados por el VIH.
Dicen que el miedo es fruto del desconocimiento. Así se reflejó esta dramática situación que se instaló en la vida cotidiana de muchos en la década de los años ochenta, pero que alcanzó su punto más álgido en los noventa. En 1998 se registraron 3.888 seropositivos en el País Vasco, con una abrumadora mayoría de afectados en Bizkaia.
48 personas fallecen al año en Euskadi por sida, 10 veces menos que en 1996
El comienzo de siglo significó una época fundamental para la lucha contra el sida. El número de muertos y enfermos descendió, pero no el de infectados por VIH. Sin ir más lejos, en el año 2000 todavía eran 200 los nuevos casos que se descubrían anualmente en la comunidad autónoma vasca. Hoy en día, según datos de Osakidetza, hay 2.950 casos de infectados por VIH en el País Vasco, de los cuales el 59% se dan en Bizkaia. También sigue siendo el colectivo homosexual el más damnificado por una lacra que tiene en las relaciones sexuales no seguras su mejor aliado para propagarse. De hecho, el 56% de los seropositivos vascos son homosexuales o bisexuales. También se calcula que en el País Vasco fallecen 48 personas al año por el sida. En 1996 esta cifra era de 428 personas.
Israel murió con 14 años en el hospital de Cruces. No consiguió vencer al VIH pero sí logró hacer ver el sida y el VIH como una enfermedad y no como un rasgo discriminatorio de los afectados. Ahora existe un plan para escolarizar a niños seropositivos y las terapias y fármacos para enfermos se han desarrollado mucho durante los últimos años. Gran peso tiene hoy en día el conocido como tratamiento antirretroviral, en el cual, Osakidetza se gasta cerca de 40.000 euros anualmente. Las ONG especializadas en ayuda a los afectados por el VIH y el sida reciben subvenciones y otro tipo de ayudas por parte de los gobiernos y el fomento que se ha hecho de llevar una vida sexual más segura es otro factor trascendental para hacer frente a lo que un día fue una epidemia que atemorizó a toda la sociedad. El caso de Israel hizo que se investigara sobre el veneno que él y muchos otros tenían y tienen en la sangre, y, sobre todo, consiguió que aquellos "apestados" de los 80 sean hoy afectados e infectados por un virus y una enfermedad.
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