“¡Es el acto más anti 18 de julio desde la guerra!”
El ministro franquista Garicano Goñi amenazó al Barcelona porque la megafonía del Camp Nou habló en un partido de Liga de 1972 en catalán
Tomás Garicano Goñi, ministro de Gobernación de uno de los últimos gobiernos de Franco, no ocultó su indignación en el palco azulgrana. En un momento del primer partido de Liga, el 3 de septiembre de 1972, entre el Barcelona y el Deportivo, Manel Vich, la voz de la megafonía del estadio, avisó: “S’ha perdut un nen. Es troba a la porta de tribuna”. Nunca antes el Camp Nou había oído hablar en catalán.
Garicano Goñi se dirigió escandalizado al presidente del club, Agustí Montal, sentado a su lado: “¡Es el acto más anti 18 de julio desde la guerra!”. El directivo lo miró y no respondió. “Y si siguen así, se lo diré en otro lugar y de otra manera”, añadió el ministro. La alternativa de Garicano, exgobernador civil de Barcelona, y que había participado de forma activa en el levantamiento militar del 18 de julio de 1936 como enlace de los generales Mola y Martín Alonso, era la comisaría.
“¿Qué podía decirle? No entendían que habláramos en catalán”, reflexiona Montal. El club había aprobado en asamblea que las notificaciones en el estadio se hicieran a partir de aquel curso en catalán y en castellano. Pero la actitud del ministro fue un baño de realidad. En los actos públicos, sólo se podía usar el español. El catalán no reapareció por la megafonía del Camp Nou hasta tres años más tarde. “Estábamos atados de manos y pies”, recuerda Montal.
Sobre el césped, el azulgrana Ramon Alfonseda, actual presidente de la Agrupació Barça Veterans, titular en aquel encuentro, no se dio cuenta del acto de Vich. “Después me enteré y fue un impacto, un orgullo. Parecía que tenían que volver a enviar las tropas”, explica entre sonrisas. Pero lo que se interpretaba como una deslealtad pública al régimen, en el vestuario se vivía con normalidad. “Entre nosotros hablábamos en catalán porque era nuestra lengua común”, confirma Alfonseda, “y los que venían de fuera, generalmente se integraban, como Quique Costas, que incluso respondía al teléfono del vestuario en catalán”.
El gesto de Vich, en las postrimerías del franquismo, formaba parte de la regeneración social y política de la época. El Barça no era ajeno a su entorno. “El club defendía y conservaba la cultura y la lengua", expresa Montal. Y añade: “Empezamos a editar el boletín del club y el carnet de socio en catalán. Decidíamos algunos cambios, sin permiso, hasta que nos decían algo”. Ninguna decisión del club fue tan grave, a ojos del régimen, como las palabras de la megafonía de aquella tarde de septiembre: el acto más anti 18 de julio desde la guerra.
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