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La Corporación Mondragón se enfrenta a la mayor demanda acumulada de Euskadi

Excooperativistas reclaman 47,8 millones por las aportaciones que entregaron a la extinta Fagor

Mikel Ormazabal
Manifestación de trabajadores de Fagor y Edesa por el cierre de las cooperativas.
Manifestación de trabajadores de Fagor y Edesa por el cierre de las cooperativas.JAVIER HERNÁNDEZ
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Un total de 959 antiguos cooperativistas de Fagor Electrodomésticos y Edesa han conseguido sentar en el banquillo a la Corporación Mondragón, el mayor grupo cooperativo de España. Reclaman una indemnización de 47,8 millones de euros por la pérdida de los ahorros que confiaron a la extinta cooperativa en forma de aportaciones voluntarias y préstamos mercantiles. La denuncia que presentaron en diciembre de 2015 es "la mayor demanda acumulada de la historia de Euskadi", aseguran los afectados. El proceso judicial comienza este martes con una audiencia previa en los Juzgados de Bergara (Gipuzkoa).

La demanda interpuesta por los extrabajadores y jubilados de Fagor y Edesa, agrupados en las asociaciones Ordaindu y Eskuratu para hacer frente a este litigio de forma colectiva, pretende recuperar las cantidades que depositaron en las mencionadas cooperativas antes de su cierre definitivo en octubre de 2013 tras declararse en concurso de acreedores. Los damnificados sostienen que la Corporación Mondragón "a lo largo de los dos años previos a la declaración de concurso de Fagor y Edesa perjudicó de forma directa sus intereses como acreedores".

Estos exsocios de Fagor y Edesa denuncian que la cooperativa vendió aportaciones voluntarias a los trabajadores hasta unos meses antes de la presentación del preconcurso de acreedores "a sabiendas de que el capital no se iba a devolver" y que, por lo tanto "hubo bastante mala fe".

Fagor Electrodomésticos fue embolsando en los últimos años previos a su cierre un total de 45,3 millones de euros que socios cooperativistas fueron depositando voluntariamente para que la compañía invirtiese en su desarrollo a cambio de recibir unos intereses semestrales. Esta fórmula de inversión pactada entre la cooperativa y sus socios, denominada “aportaciones voluntarias”, suscitó la preocupación de sus titulares, al comprobar que los fondos estaban siendo “retenidos” por Fagor. Los demandantes se consideran "engañados" por el grupo cooperativista.

Los titulares de las aportaciones voluntarias se vieron “doblemente afectados”, porque al problema de verse en la calle y sin trabajo tras la decisión de Fagor de cerrar su negocio, se sumó la imposibilidad de recuperar los ahorros que habían confiado a la citada cooperativa.

Los asociados en Ordaindu y Eskuratu aserguran que se vieron obligados a acudir a los tribunales tras no recibir "ninguna respuesta" de la corporación a las "numerosas solicitudes" para negociar su situación. Durante los tres años largo de "lucha", aseguran los representantes de este colectivo, también han solicitado la intermediación del Gobierno vasco y del lehendakari Iñigo Urkullu.

La demanda contra la corporación sugiere que Mondragón primó su propio patrimonio sobre los legítimos intereses de los socios inactivos que, con una antigüedad media de 40 años de trabajo en las dos cooperativas quebradas, confiaban plenamente en los ideales de la intercooperación y solidaridad inculcados por la corporación y que esta jamás les "engañaría ni abandonaría a su suerte". "Lo que decía la corporación iba a misa", pensaban los exsocios de Fagor y Edesa que invirtieron en estas compañías.

Acusan a la Corporación Mondragón de transmitir a los antiguos socios trabajadores mensajes tendentes a impedir que recuperaran el dinero que habían depositado, principalmente en forma de aportaciones voluntarias, préstamos mercantiles y reintegros pendientes. En numerosas ocasiones, añaden, les garantizaron que la situación económica de Fagor no era negativa y que la compañía tenía un “futuro cierto”.

Los afectados sostienen que los responsables del grupo cooperativo les aseguraron "en todo momento" que no iban a permitir que cayeran Fagor y Edesa, la primera de las cuales estaba considerada como el buque insignia de la antigua MCC. En virtud de estos mensajes, decidieron mantener "sus "ahorros de toda la vida" en la cooperativa, en lugar de rescatarlos.

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Sobre la firma

Mikel Ormazabal
Corresponsal de EL PAÍS en el País Vasco, tarea que viene desempeñando durante los últimos 25 años. Se ocupa de la información sobre la actualidad política, económica y cultural vasca. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Navarra en 1988. Comenzó su carrera profesional en Radiocadena Española y el diario Deia. Vive en San Sebastián.

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