Ozono troposférico: la contaminación de Barcelona que llega al Pirineo
Expertos y administraciones admiten que este componente, que produce afectaciones respiratorias y seca cosechas, todavía es muy desconocido
El ozono troposférico es un contaminante viajero. Aunque su punto de origen está en el tráfico de Barcelona, las brisas marinas lo transportan tierra adentro e interactúa con otros componentes hasta afectar a lugares lejanos como Osona y supuestamente limpios como el Montseny o el Pirineo. Expertos y administraciones admiten que el ozono, que produce afectaciones respiratorias y seca cosechas, todavía es un contaminante muy desconocido por su complejidad, y muestran su preocupación por el potencial de crecimiento que tiene y la falta de medidas existentes para ponerle coto.
Una de sus particularidades es la forma en que se crea. El ozono troposférico es lo que se conoce como contaminante secundario, es decir, que no hay una fuente que lo genere directamente, sino que intervienen varios elementos: el óxido de nitrógeno del tráfico de Barcelona —además del puerto y el aeropuerto—, que se mezcla con los componentes volátiles —de industrias, centrales eléctricas, granjas, vegetación— que se encuentra en su viaje al interior y con la radiación solar se genera el ozono. Por eso su presencia se concentra en verano.
Según el informe de la campaña de vigilancia del ozono troposférico, realizada del 15 de mayo al 15 de septiembre, se rebasó seis veces el nivel de alerta en Vic, Gavà, Montseny, Sant Celoni y Santa Maria de Palautordera. Es el peor dato de los últimos 15 años, según la Generalitat.
El informe Estado de la calidad del aire de 2018 de la Generalitat indica que las zonas en las que la concentración de ozono llega a ser nociva son la Plana de Vic, el Pirineo oriental, Prepirineo de Lleida, Vallès, Baix Llobregat, interior de Girona y el Empordà. “El ozono afecta a áreas suburbanas y rurales influenciadas por la contaminación urbana e industrial, de manera que hoy en día no hay territorios libres de contaminación”, concluye Ecologistas en Acción en su informe monográfico sobre el ozono durante 2019.
No obstante, las estadísticas muestran que la incidencia del ozono puede variar notablemente de un año a otro, ya que uno de los factores que más lo determinan es la meteorología y las olas de calor de este verano han propiciado que este contaminante se disparara. Con todo, expertos y administraciones auguran una tendencia al alza. “Empezamos a notar una tendencia al alza del óxido de nitrógeno, que es un precursor del ozono, además de un aumento de las temperaturas y de la radicación solar por el cambio climático”, abunda Maria Garcia, portavoz de la Plataforma por la Calidad del Aire.
La exposición a este contaminante puede provocar, entre otras patologías, irritaciones de las vías respiratorias, disminución de la función pulmonar y asma. “Si cuando se declara un episodio de contaminación haces alguna actividad física en el exterior, ves que te cansas más y que los pulmones te queman mucho más”, explica Xevi Mas, portavoz de Osona Respira, una plataforma que lucha por la mejora de la calidad del aire en la comarca. Pero no solo afecta a las personas. “El ozono es oxidante y quema la masa forestal y los cultivos, como si fuera por sequía. Y al afectar a los ecosistemas contribuye a agravar el cambio climático”, añade Garcia.
Cuando el ozono supera los niveles legales, las administraciones deben informar a la población. “Se ponen mensajes en las pantallas en la calle y se avisa a las entidades que atienden los colectivos vulnerables”, abunda la vicepresidenta tercera del consejo comarcal de Osona, Margarida Feliu, quien admite que más allá de recomendaciones como no quemar madera tratada, “no se actúa de otra manera”. Mercè Rius, directora general de Calidad Ambiental de la Generalitat, asegura que la lucha contra el ozono quedará recogida, por primera vez, en el nuevo Plan de actuación para la mejora de la calidad del aire del área de Barcelona (2020-25), que esperan tener listo antes de que acabe el año. Y el consejo de Osona espera publicar en mayo un profundo estudio sobre el ozono, que debe incluir medidas.
Límites al tráfico
Para frenar el ozono, Rius apuesta por “atacar las fuentes que lo generan, como el tráfico de Barcelona y poner límites más exigentes a las industrias”. Los expertos añaden el puerto (que los barcos usen combustible con menos azufre) y el aeropuerto. “También hay que reducir los purines, porque en Osona también creamos nuestra propia contaminación”, admite Xevi Mas.
Los expertos lamentan que el ozono sea uno de los contaminantes más desconocidos y olvidados por las administraciones. “Como no afecta a la ciudad pasa más desapercibido, pero una vida del ámbito rural vale igual que una de la ciudad”, defiende el investigador del CSIC experto en contaminación atmosférica, Xavier Querol. Y destaca la falta de control legal sobre el ozono. “Si no cumples con las emisiones de óxido de nitrógeno y de partículas te pueden sancionar, pero con el ozono no pasa nada”. Por este motivo, Maria Garcia asegura que estudian denunciar a la Generalitat ante la Fiscalía “por inacción” en caso de alertas por ozono. “No se ha hecho nada”, remata Garcia.
Polución más allá de la capital
Hay contaminación más allá de Collserola. El informe sobre la calidad del aire correspondiente a 2018 que elabora la Generalitat revela que los niveles de dióxido de nitrógeno —que tiene como origen el tráfico y las industrias— superaron el límite, además de en la capital catalana, en Sant Adrià del Besòs, Mollet, Sant Andreu de la Barca o Terrassa. Otro de los contaminantes que expulsan los tubos de escape, las partículas PM10 y PM2,5, rebasaron los niveles seguros en municipios metropolitanos (Sant Vicenç dels Horts, L’Hospitalet...) y en otros como Granollers, Manlleu o Tarragona.
El informe también recoge superaciones de los límites de sulfuro de hidrógeno (proveniente de refinerías de petróleo, entre otros) en Tarragona y de cloruro de hidrógeno (de productos de limpieza e incineradoras) en Flix.
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