Cristina, cartera rural en la sierra de Madrid: “El Black Friday ha venido para quedarse”
Madrid bate este lunes su récord de repartos por compras ‘online’ en un solo día. La paquetería también ha llegado a la zona rural
Al lado de la gasolinera de Robledo de Chavela, un municipio de 4.073 vecinos de la sierra oeste de Madrid, Correos tiene un local: "Me llamo Cristina García, tengo 51 años y soy la cartera del pueblo".
Madrid bate este lunes su récord de repartos por compras ‘online’ en un solo día. La paquetería también ha llegado a las zonas rurales, solo faltaba. Cristina abre la puerta a las 7.30 de la mañana con un termo de café y un bollo —“algo tengo que desayunar”— y comienza a despachar al público. A las 11.00 cierra la puerta. Es hora de repartir las decenas de cartas y los paquetes del día con el famoso carro amarillo. Cristina ya no es Cristina, es Cris:
-Hola, Cris.
-Hola, Juan.
- De tirar la basura vengo.
- Qué tarea. Hoy no tengo nada para ti.
Cristina —mono azul, ojos claros, flequillo revuelto— asegura que se sabe el nombre de todos los vecinos. “No es meritorio. Nosotros trabajamos mucho con la memoria”. Este lunes han llegado más paquetes que de costumbre a la sede. “Todos los años pasa lo mismo, es el Black Friday, que ha venido para quedarse”.
- Hola, Lai (Lai es una perra). Hola Carmen (Carmen es la dueña).
“Cris es un encanto. No sé qué haríamos sin ella. La pobre tiene tanto trabajo…”, dice Carmen Díez, de 75 años. Cristina camina rápido, pero no sabe cuántos kilómetros hace al día. “Subo cuestas, las bajo, siempre con el corre corre, siempre caminando. ¿Esto? No tiene mérito. Tienen más mérito los compañeros que van en moto. Ellos se juegan la vida”.
García se vino a la sierra hace 19 años. “Justo cuando nació mi hijo. Preferí que creciera en un pueblo, que correteara solo por la calle, que cogiera la bici, pero, mira por dónde, me ha salido urbanita”. Ha vivido en Fresnedillas de la Oliva, Valdemorillo, Navalagamella y, desde hace siete, en Robledo de Chavela. “Vi la Iglesia de la Asunción y me enamoré”. Por si las dudas, explica: “No he ido a misa nunca, pero la parroquia es tan bonita”. Y se compró una casa al lado.
Dice que le encanta la vida de pueblo, ver siempre las mismas caras, saber quién viene caminando delante de ti. Cuenta que ser cartero no es más que repartir cartas y paquetes, pero con un pequeño aliño: el compromiso personal. “Los ciudadanos depositan en nosotros mucha confianza. Las cartas y los paquetes tienen que llegar a las casas”. Ella solo se estresa cuando llueve. “No soporto que se me mojen las cartas”.
En una de las calles del pueblo, sobre la pared de una casa de piedra, conversa Paloma —“no digo la edad que soy muy vieja”— y Cristina—“y yo tampoco la digo, que soy más vieja”. Entre risas, las dos preguntan a García qué tal está y si tiene cartas para ellas. “Mira, cuando Cris se va de vacaciones nos joroba. Las carteras que la sustituyen no tienen ni idea de nada”.
Algunos vecinos le dejan las llaves del portal para que abra las puertas, suelte las cartas y la paquetería en los buzones, y las vuelva a cerrar. “He tenido que firmar un documento para ello”.
- Hola, Ino. Toma el paquete. Hoy tienes mucho calor en casa, luego sales y te resfrías.
Inocencia Prieto tiene 78 años. “Es mi hija la que compra en Amazon, yo no compro ahí. Estoy contentísima con Cristina porque siempre me saluda”. A Cristina, sin embargo, no le gusta comprar cosas del gigante estadounidense. “Me da miedo comprar por Internet, no sé”. Al lado de Inocencia vive María Prior, de 33 años, que ya ha empezado a gestionar regalos con los Reyes Magos. “Es una Barbie y una princesa Frozen”. Las ha pedido por Amazon porque sobre el 5 de enero sale de cuentas de su segundo retoño. “Está haciendo la conspiración para que su hija no vea a Melchor”, susurra García.
Correos tiene en Robledo de Chavela tres buzones amarillos. Este lunes tocaba recoger las cartas y había dos para Papá Noel. “Los niños ya están nerviosos", observa la cartera. "Algunos compañeros las destruyen, pero yo siempre las mando a Madrid para que le lleguen a Papa Noel”.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.