‘La ola’ de Oteiza, junto al Macba, a restauración
A la escultura se le aplicará una película que ayudará a eliminar las continuas pintadas que sufre
La escultura La ola, creada en 1998 por Jorge Oteiza, abandonó este lunes su emplazamiento junto al Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (Macba) para volver al taller de Pere Casanovas de Parets del Vallès, donde fue creada. La obra, de aluminio patinado, será sometida a un lavado de cara para eliminar los grafitis que afean su superficie. Para prevenir nuevas acciones se le aplicará una sustancia que ayudará a eliminar futuras intervenciones nada artísticas.
La ola está situada, desde que el escultor la donó en 1998, en la tarima de la Plaça dels Àngels, donde se levanta el edificio de Richard Meier; la zona cero en la que a diario se dan cita skaters para practicar su actividad favorita, siendo un lugar que concentra un buen número de actividades a casi todas las horas del día. Desde el museo aseguran que no es por el día cuando la pieza sufre los actos vandálicos que ahora la han hecho regresar al taller donde fue creada. "Es la primera vez que abandona su emplazamiento, hasta ahora las labores de limpieza de la superficie se habían realizado in situ, pero ahora el procedimiento de limpieza obliga a moverla", cuentan desde el museo. Según las previsiones la obra volverá a su emplazamiento original dentro de un mes.
Tres años después de su inauguración, Oteiza fue invitado a producir una obra para el Macba y el escultor decidió que quería ponerla en diálogo con el estilo arquitectónico de Meier, que él consideraba de un racionalismo cercano a Le Corbusier y con el que se sentía muy afín. En este contexto, decidió producir una gran ola de aluminio negro formada por poliedros y planos oblicuos y hacerla jugar con la alternancia de luz y sombra que crea sobre la obra la fachada del museo.
La pieza parte de un modelo de bronce de cinco centímetros de altura realizado por Oteiza en 1957. El escultor recuperó la pieza de su taller donde había quedado almacenada desde que abandonó la producción escultórica en 1959.
El 3 de julio de 1998 Oteiza, en silla de ruedas, supervisó la instalación de la obra en su lugar, pero el día 13, la obra se inauguró sin su presencia, debido a la fragilidad de su salud. El acto fue presidido por el presidente del Patronato de la fundación, Leopoldo Rodés, y contó con la presencia del alcalde de Barcelona de entonces, Joan Clos; el consejero de Cultura de la Generalitat, Joan Maria Pujals, y el director del Macba, Manuel Borja-Villel. En una de las caras de la escultura, Oteiza incluyó una dedicatoria: "A Leopoldo Rodés, artista del frontis, mecenas oculto de las dos paredes".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.