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La contaminación cae en Barcelona, pero aún supera los niveles máximos legales

Los datos públicos recogidos por Contaminació Barcelona señalan que más de la mitad de los vecinos soportan más ruido del que recomienda la OMS

Barcelona, bajo la contaminación, vista desde el Tibidabo.
Barcelona, bajo la contaminación, vista desde el Tibidabo.Gianluca Battista
Clara Blanchar

En vísperas de una semana durante la que se hablará y mucho de contaminación en Barcelona, —el día 15 está previsto declarar la emergencia climática—, hay dos noticias al respecto. La buena es que la contaminación por dióxido de nitrógeno (NO2) bajó en 2019 respecto a 2018. La mala es que la ciudad sigue registrando niveles superiores al máximo legal que fija la Unión Europea (UE) y a los que recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS). Son datos que revela el Anuario de Contaminación en Barcelona, un estudio publicado en el portal Contaminació.Barcelona.

El informe, elaborado a partir de datos públicos, señala que la contaminación por partículas se mantiene estable, y también por encima de las recomendaciones de la OMS. Además alerta de la contaminación acústica e informa de que más de la mitad de los barceloneses soportan niveles de ruido superiores a las recomendaciones de la OMS, tanto de día (55% de los vecinos) como de noche (57%).

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En el caso de las emisiones contaminantes, la fuente son los datos oficiales provisionales de la Red de Vigilancia y Previsión de la Contaminación (XVPCA, en sus siglas en catalán), que tiene 11 estaciones fijas, tres de ellas (Eixample, Gràcia y Universitat) en zonas de alto tráfico. En comparación con 2018 los niveles de dióxido de nitrógeno han bajado un 7% en las estaciones de tráfico y un 4,8% en las de fondo. En las primeras, se superan los 40 microgramos por metro cúbico que fija la ley. En comparación con la media de los últimos cuatro años, el descenso de emisiones supera el 11% en los dos casos.

Respecto a la contaminación a lo largo del año, salvo los altos niveles registrados en febrero (durante un anticiclón) el resto del año la contaminación estuvo por debajo de la media y en siete ocasiones se alcanzó un mínimo histórico, “lo que parece sugerir una tendencia estructural a la baja”. El informe recuerda que el estudio sobre el impacto de la Zona de Bajas Emisiones (ZBE) de Barcelona regional muestra un mapa de la calidad del aire en Barcelona (que plasma intensidad de contaminación, pero no concreta los valores) que muestra que la mala calidad del aire está muy extendida en toda la ciudad y vinculada principalmente al tráfico y al puerto. En el caso de la contaminación por partículas, los niveles registrados se mantienen prácticamente estables y en ambos casos se sigue por encima de los niveles que recomienda la OMS pero por debajo de las obligaciones establecidas en la legislación.

Programa de salud pública

El cambio climático provoca al año 3.500 muertes prematuras en Cataluña y es la mayor amenaza global para la salud en el siglo XXI, afirmó este lunes la consejera de Salud de la Generalitat, Alba Vergés, que anunció que el Govern ha impulsado un programa para combatir la emergencia climática, que incluye la creación de un comité científico que coordinará la lucha.

El Programa de respuesta de Salud Pública para combatir el impacto de la emergencia climática en la población, presentado este lunes, pretende ser un instrumento que permita disponer de datos e indicadores de las consecuencias de la emergencia climática en el bienestar ciudadano y así prevenir los efectos del cambio climático sobre la salud.

El ambientólogo Miquel Ortega, coordinador del estudio, valora que “los niveles de contaminación en la ciudad todavía no garantizan la salud de los ciudadanos y superamos los umbrales legales en algunos contaminantes, aunque se observa una tendencia a la baja”. “Es necesario acelerar el proceso de lucha contra la contaminación, porque cada día que pasa tiene implicaciones en la salud”. Sobre las causas de la reducción de la contaminación apunta a la progresiva renovación de la flota de vehículos acompañada de que 2019 ha sido un año con bastantes días con viento, lo que favorece la dispersión de los contaminantes.

El informe también recalca la necesidad de mejorar la información pública “con indicadores públicos en ámbitos tan importantes como la contaminación asociada al puerto en algunos barrios de la ciudad, el ruido, la presencia de partículas pequeñas (PM2,5) o la movilidad”, afirma Ortega.

Por último, el estudio recuerda que en los próximos meses aumentarán las exigencias legales, ante lo que el experto señala que “es una razón más para actuar”: “Si la información científica actual nos dice que los umbrales son demasiado altos para la salud en algunos contaminantes, es posible que en un corto plazo se rebajen y sean más exigentes”. Y alerta de que podría ocurrir que el día que Barcelona logre situarse por debajo de los actuales niveles máximos legales de contaminación, la mayor exigencia futura vuelva a situar la ciudad fuera de la legalidad.

Generadores de energía y el puerto, grandes contaminantes

El estudio muestra también que en el entorno de Barcelona hay diversas infraestructuras generadoras de energía "que emiten cantidades importantes de gases de efecto invernadero y otros contaminantes", unas emisiones que compara con las que provoca el tráfico. Así, con datos de 2017, revela que en relación a las emisiones de CO2 la principal fuente es la central térmica de ciclo combinado de Sant Adrià. Y después del tráfico, la central térmica de ciclo combinado del puerto y la incineradora de Sant Adrià (Tersa).

El anuario reprocha al puerto que mientras publica informes sobre la calidad del aire en sus instalaciones, no lo hace sobre el impacto de sus emisiones de dióxido de nitrógeno y partículas sobre los barrios de la ciudad. Recientemente el puerto presentó en el Congreso Catalán del Aire dos gráficos (sin cifras) donde se aprecian con grandes manchas oscuras cómo sus emisiones empeoran la calidad del aire en Montjuïc, Ciutat Vella y Sant Martí.

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Sobre la firma

Clara Blanchar
Centrada en la información sobre Barcelona, la política municipal, la ciudad y sus conflictos son su materia prima. Especializada en temas de urbanismo, movilidad, movimientos sociales y vivienda, ha trabajado en las secciones de economía, política y deportes. Es licenciada por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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