Nicolás Castillo, el futbolista que puede marcar la vida del primogénito de Boric
Fanático hincha de la Universidad Católica, el mandatario prometió que su primogénito llevaría el nombre del goleador en el 2016. Una promesa que fue reflotada ahora que anunció que será padre
En el punto más alto de su carrera y rivalizando con el Puma Rodríguez en el Festival de la Canción de Viña del Mar, Julio Iglesias les prometió a sus enfervorizadas fanáticas que si tenía un hijo, le pondría Chile. Corría febrero de 1981, mucha gente se hizo ilusión, pero Julio no bautizó con ese nombre a ninguno de sus ocho retoños. Y no consideró pertinente solicitar disculpas por el olvido.
Muchos años después, en el verano del 2016, el joven diputado Gabriel Boric, hincha fanático de la recién consagrada Universidad Católica, escribió en su Twitter: “Si tengo un hijo, se va a llamar Nicolás Castillo. Gracias por tanto!”. Nico había colaborado con 24 goles para el bicampeonato de su equipo, despertando la ilusión de los hinchas, que esperaban con ansias su consolidación como jugador.
Gabriel Boric, actualmente Presidente de la República, dio a conocer, también vía redes sociales, que junto a su pareja, la química ambiental y basquetbolista Paula Carrasco, esperan un hijo. O Hija. Y como uno de los pasatiempos nacionales desde que asumió en el cargo es revisar la arqueología twittera del mandatario, el mensaje en cuestión se viralizó en minutos.
Para algunos, síntoma que la incesante actividad del joven Boric en las redes siempre permite rescatar una frase que calce con la actualidad. Otros, más escépticos, asegurando que el futuro nombre de su hijo quedará como otra promesa incumplida.
¿Quién es Nico Castillo, el futbolista que encandiló al presidente en el 2016? Pues es un delantero nacido en Renca —comuna de bajos ingresos en el norponiente de Santiago— que siempre soñó con ser goleador. Por eso se marchó de Colo Colo el 2006 cuando Bernardo Bello, uno de sus entrenadores, quiso convertirlo en defensa central. Se fue a la Universidad Católica, donde destacó en las series menores hasta ser nominado a la selección chilena.
Debutó en el Sudamericano del 2013 en Mendoza marcando el gol del triunfo para la Roja ante Argentina, en un pleito donde Chile terminó con nueve jugadores. Su nominación para el Mundial Juvenil de Turquía no sorprendió, más aún después que la prestigiosa revista inglesa 4-4-2 lo destacara como uno de los cinco mejores atacantes del mundo, junto a Harry Kane. Ambos marcaron los goles en el empate 1 a 1 en Antalya.
Castillo fue contratado por el Brujas de Bélgica y debutó, otra vez, con un gol. Pero no se adaptó. Fue prestado al Maguncia 05 de Alemania y luego al Frosinone. Sin despegar, retornó a la Universidad Católica donde fue dos veces campeón, goleador e ídolo del futuro presidente de la Nación. Esta vez se marchó al Pumas de México, donde fue figura. Transferido al Benfica, otra vez humedeció la pólvora. Retornó a México, al América, ganándose para siempre la enemistad de los hinchas tapatíos.
A partir de allí se inició un calvario sin fin. Lesionado, Castillo desarrolló una trombosis que puso en riesgo su vida y lo tuvo fuera de las canchas por un año y medio. Retornó al Juventude de Brasil y luego al Necaxa de México, donde mezcló episodios de violencia con bajo rendimiento en cancha. Mientras su ira se descontrolaba en actitudes dignas de la barra brava de los cruzados con la que le gustaba mezclarse en los partidos, su destino parecía sellado hasta que la Universidad Católica le tendió una mano.
En su retorno al club cruzado jugó poco y escandalizó mucho. Sus episodios violentos se reiteraron, ya sea para descalificar compañeros, insultar rivales o trenzarse a golpes si la oportunidad lo llamaba.
Tras un año opaco y un gol en la bitácora, el club le comunicó que no seguía, lo que a Castillo, obvio, le motivó un enojo en redes, hasta que la anunciada paternidad de Gabriel Boric lo devolvió al ojo público, aun sin club y definiendo su futuro.
El mensaje del presidente puede haber envejecido mal, es cierto, pero los ídolos no se olvidan. Obligaciones inesperadas impidieron que el goleador cruzado de esta temporada, Fernando Zampedri, pudiera reunirse con el mandatario en La Moneda, justo antes de que el artillero anunciara su nacionalización y la posibilidad de defender a la selección.
No sabemos si la promesa correrá la misma suerte que el Chile de Julio Iglesias. Pero igual después del tetracampeonato de los cruzados ídolos sobran, por si el ánimo aún existe.
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