La humanidad sigue enganchada al petróleo, al gas natural y al carbón
Un informe advierte de que el 80% de la energía se genera con combustibles fósiles, lo mismo que hace una década
La anterior década fue otra década perdida para la humanidad en la lucha contra el cambio climático y, por lo tanto, contra los combustibles fósiles, que son responsables de la mayoría de los gases de efecto invernadero que expulsa la actividad del ser humano. Porque, a pesar de la expansión de las renovables, la cuota de energía generada con gas natural, petróleo y carbón en el mundo no varió en los últimos diez años. Es una de las conclusiones del informe elaborado por el grupo internacional de análisis REN21 sobre la evolución de las energías renovables en el mundo.
Rana Adib, directora ejecutiva de este centro de estudios, urge: “Necesitamos una reducción drástica de la demanda energética y necesitamos prohibir los combustibles fósiles”. Entre 2009 y 2019, el porcentaje de energía —tanto eléctrica como la requerida para el transporte o la industria— generada por los combustibles fósiles en todo el mundo pasó del 80,3% al 80,2%. Esto se produjo en un periodo de expansión sin precedentes de las nuevas energía renovables, la solar y la eólica. ¿Cómo es posible? Porque, como explica por videoconferencia Adib, la demanda siguió aumentando sin un cambio estructural y el incremento de las tecnologías limpias, que pasaron del 8,7% de cuota al 11,2%, fue muy insuficiente para hacer mella en ese reparto de la tarta energética.
El gran debate al que se enfrentan los gobernantes ahora es si esta década es verdaderamente la definitiva en la lucha climática y en la ruptura con los combustibles fósiles. Abid considera que 2020 fue un año “alentador” en cuanto a la ambición climática. Muchos países se comprometieron a lograr la neutralidad de sus emisiones en 2050 —lo que supone solo emitir los gases de efecto invernadero que puedan captar los sumideros, por ejemplo, los bosques—. En estos momentos, alrededor del 70% de las emisiones mundiales están cubiertas por esas promesas de neutralidad para mediados de siglo, según los datos de la ONU. Pero el problema es la desconexión entre esas promesas a largo y medio plazo y las acciones que están tomando ahora los Estados. “La realidad es que no estamos en la senda para cumplir con esa ambición”, apunta la directora de Adib sobre las meta de emisiones neta cero.
REN21 destaca en su informe que solo cinco de los miembros del G-20 tenían objetivos para 2020 destinados a aumentar la cuota de renovables respecto a su consumo final de energía —se trata, básicamente, los Estados de la Unión Europea—. “Hay una clara desconexión entre la ambición y la realidad”, insiste Adib, quien recuerda también los problemas que se han producido con los planes de recuperación para salir de la crisis económica generada por la pandemia: “En los paquetes de recuperación económica, desgraciadamente los combustibles fósiles han recibido seis veces más apoyo que las energía renovables”.
“Los gobiernos tienen mucha presión de la industria de los combustibles fósiles y se necesitan cambios estructurales”, expone Adib. “Sabemos que no estamos en el camino adecuado, y si los gobiernos no toman hoy acciones drásticas, pondremos en riesgo nuestro futuro”, añade.
Expansión solar y eólica
El informe anual de REN21 realiza un repaso sobre la evolución de las renovables en 2020 en el mundo. Y, a pesar de las malas noticias relacionadas con los combustibles fósiles, el estudio destaca que la implantación de renovables ha cogido mucho impulso en el sector eléctrico. Casi toda la nueva capacidad que se instaló el año pasado en el mundo fue de energías renovables debido, principalmente, a la reducción de los costes de estas tecnologías. Sin embargo, en otros sectores, como el del transporte, todavía no se ha alcanzado la velocidad necesaria.
Si se observa solo el sector eléctrico, España sigue ocupando un lugar destacado gracias a la energía eólica pero también cada vez más a la solar fotovoltaica. El pasado año, el 28% de toda la electricidad generada en el país provino de los generadores eólicos y los paneles fotovoltaicos. España es el sexto país con una cuota más alta. Encabezan esa clasificación mundial Dinamarca (63%), Uruguay (43%), Irlanda (38%), Alemania (33%) y Grecia (32%). Justo después de España están el Reino Unido (28%), Portugal (27%) y Australia (20%).
El estudio destaca los récords de generación solar que se vivieron el pasado año en España. También, el fuerte impulso que tuvo la implantación de energía eólica ―España fue el segundo país de la Unión Europea que más generadores de este tipo conectó a la red en 2020— y la solar fotovoltaica —España ocupó el tercer lugar en la UE en instalación de placas—.
A todo ello, Adib suma como positiva la reciente aprobación de la Ley de Cambio Climático y Transición Energética: “la ley prohíbe las explotaciones nuevas de combustibles fósiles, esa es la vía que deben utilizar los gobiernos”. Porque, añade la directora de REN21, esos vetos suponen una “declaración clara” para que los inversores no entren en los proyectos de petróleo, gas y carbón.
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