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El Gobierno destina 390.000 euros a protectoras de animales afectadas por la dana

La riada ha destrozado más de 10 refugios, según la Coordinadora Animalista de la Comunidad Valenciana

Protectoras de animales tras la dana
El refugio Modepran en Carlet el miércoles luego de la riada en Valencia.Modepran
Francesca Raffo

El Gobierno ha aprobado este lunes en Consejo de Ministros el segundo Real Decreto Ley para atender la situación de emergencia en Valencia ocasionada por la dana, que incluye, a través del Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030, una dotación directa de 390.000 euros para las protectoras de animales afectadas. Es la primera vez que se aprueban ayudas de este tipo con el objetivo de reconstruir las infraestructuras dañadas, que son claves para la atención de animales extraviados o abandonados. Además, pretenden afrontar el peligro de salud pública que se ha generado en las zonas afectadas, ya que tras la riada se ha multiplicado el número de animales que deambulan por la vía pública sin control sanitario.

Ángela Molina, presidenta de la Coordinadora Animalista de la Comunidad Valenciana, que organiza a todas las protectoras, comenta que las lluvias han dejado, al menos, diez protectoras totalmente afectadas y con infraestructuras inhabitables, especialmente las que están por la zona de Ribera Alta. No se conoce el número exacto de animales que han sufrido heridas o daños, pero estima que son más de 1.000, ya que la más grande, Modepran en Carlet, tenía más de 500 animales. Las consecuencias de la dana en estos centros les ha obligado a trasladar a los animales a otros lugares, aunque no estuvieran habilitados para ello, que se han ofrecido de manera voluntaria (como una cancha de fútbol o casas de acogidas temporales) para amparar a perros y gatos.

Lucía Mateu, voluntaria de la protectora Modepran, recuerda lo que vivieron el martes de la riada (29 de octubre), en el refugio de Carlet, que quedó completamente destruido. “La lluvia fuerte se metió en las casetas prefabricadas e inmediatamente se rompió todo. Las trabajadoras que estaban ahí recogieron rápidamente a los animales. No podían imaginar que las jaulas podían ser arrasadas, pero pasó; los perros se salieron de ellas y el personal intentó meterlos como rebaños de ovejas. La valla externa del refugio también se cayó”, dice. El centro contaba con unos 300 perros y 200 gatos.

El refugio quedó destrozado: el perímetro cortado, árboles caídos y absolutamente todo lleno de barro. Mateu no comprende como ningún animal falleció, aunque sí hubo unos 20 heridos graves que fueron trasladados a centros veterinarios de voluntarios. La mayoría tenía heridas graves o fracturas. Una vez disminuyó la lluvia “hubo que sacar a todos los animales de urgencia porque el lodo les llegaba hasta el cuello”, relata.

El refugio Modepran en Carlet luego de las lluvias.
El refugio Modepran en Carlet luego de las lluvias. Modepran

Fue ahí cuando comenzó lo que Molina considera “el ejemplo más grande que hay: el movimiento de solidaridad y voluntariado”. Porque han sido los voluntarios, junto con las protectoras y centros veterinarios, quienes desde los primeros días han recogido a los animales de las zonas afectadas para trasladarlos a espacios seguros para ser atendidos por profesionales. A estos lugares han llegado donaciones de todo tipo, desde revisiones gratuitas de veterinarios hasta comida, medicamentos, camas y más. En el caso de Modepran los animales fueron llevados a su refugio en Valencia capital ―que no fue afectado―, pero no se pueden quedar ahí por problemas de espacio.

El Colegio de Veterinarios de Valencia ha indicado que unos 130 centros están colaborando para afrontar la crisis y casi 400 colegiados se han presentado como voluntarios para atender animales. La institución indica que más de 152 centros veterinarios se han visto obligados a cerrar al menos un día y 27 son siniestro total, con daños estructurales y equipos inutilizados. Para atender a los animales heridos, el Hospital Veterinario Cardenal Herrera, el Hospital Veterinario de la Universidad Católica de Valencia y el Hospital Veterinario privado de AUNA han abierto sus instalaciones para poder prestar los cuidados, gracias a veterinarios voluntarios, los ingresos de animales grandes, fundamentalmente équidos.

Voluntarios trasladando a los animales del refugio Modepran en Carlet.
Voluntarios trasladando a los animales del refugio Modepran en Carlet.Modepran

Molina explica que ahora el reto para las protectoras es reconstruir toda la infraestructura para que los animales que están en casas de acogida o refugios temporales puedan regresar. Para ello, necesitan que las donaciones continúen y los trabajos voluntarios, así como las ayudas del Estado. Mateu indica que el apoyo de voluntarios y organizaciones ha sido, hasta ahora, muy grande y gracias a ellos han podido avanzar, pero “dentro de muy poquito, la gente se olvidará y volverá a sus vidas. La pregunta es ¿Cómo haremos dentro de un mes?”.

Amparo Requena, presidenta de Modepran, asegura que las ayudas de Estado son “absolutamente necesarias”. Explica que esta catástrofe es muy difícil de asumir por cualquier entidad, pero aún peor por las que son sin ánimo de lucro y que dependen totalmente de donativos. “Ese dinero va destinado al cuidado de animales, entonces tener que reconstruir un refugio luego de perder furgonetas, neveras, equipo, etc., si no tenemos la ayuda no se llega”, sostiene.

Otra de las grandes desgracias ha sido la pérdida de mascotas por la riada. Familias en las zonas afectadas, tras dos semanas desde las inundaciones, siguen desesperados por encontrarlos. Menos de 24 horas después del inicio de la gota fría Sylvia Georgieva (29 años, Valencia) se dio cuenta de esta situación y decidió crear una página en Instagram para ayudar en la búsqueda. En cuestión de horas la página obtuvo miles de seguidores, el segundo día llegó a 12.000, el tercero a 20.000. Hoy son más de 36.000. Al día llegaban más de mil mensajes y Georgieva se pasaba más de 12 horas seguidas contestando y publicado. Por eso, ahora son ocho mujeres de entre 17 y 40 años de todas partes de España que trabajan, voluntariamente, en este perfil de Instagram. Hasta el martes, habían logrado devolver a sus familias más de 200 animales perdidos.

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