Mutantes en el tiempo
Singer adapta con libertad una celebrada entrega del cómic en que la que Chris Claremont y John Byrne revitalizaron la saga
Llegó un momento en que el lector de historietas de superhéroes rozó la desesperación ante la posibilidad de que sus equivalentes cinematográficos estuviesen condenados a reiterar las narrativas del origen, a través de las periódicas refundaciones de franquicias. Varias entregas recientes del universo Marvel han despejado ese temor: la etapa alcanza uno de sus picos de sofisticación con X-Men: días del futuro pasado, película que logra conciliar las líneas temporales de la trilogía inicial de la saga, fundada por el propio Singer, y la de esa excéntrica desviación que supuso X-Men: primera generación (2011) de Matthew Vaughn, sin desatender el flanco de las peripecias en solitario de Lobezno.
X-MEN: DÍAS DEL FUTURO PASADO
Dirección: Bryan Singer.
Intérpretes: Hugh Jackman, Ian McKellen, Patrick Stewart, Jennifer Lawrence, Michael Fassbender, James McAvoy, Anna Paquin, Ellen Page, Peter Dinklage, Omar Sy, Shawn Ashmore, Evan Peters.
Género: ciencia-ficción. EE UU, 2014.
Duración: 131 minutos.
Tal encrucijada se erige, pues, en razonable reflejo en movimiento de la naturaleza laberíntica y arborescente que el universo Marvel ha desencadenado sobre el papel. Para coronar el juego mitómano y premiar la fidelidad de los iniciados, X-Men: días del futuro pasado adapta, con extrema libertad pero con decisiones que siempre sirven a la legibilidad y autonomía del conjunto y a su sentido del espectáculo, una celebrada entrega de la etapa en que el guionista Chris Claremont y el dibujante John Byrne revitalizaron la saga mutante, momento bisagra entre la herencia clásica y las inminentes variaciones posmodernas sobre lo súper-heroico. La etapa Claremont / Byrne en X-Men podría equivaler a lo que supuso la primera película de Singer sobre los personajes, donde se anticipaba —especialmente en la dinámica visual de las secuencias protagonizadas por Mística— que la gran pantalla iba a poder igualar el brío expresivo de las historietas.
Con todo, los mayores logros formales de X-Men: días del futuro pasado son antes hallazgos de truquería digital —la coreografía cuántica del enfrentamiento inicial con los Centinelas; el juego de velocidades en el recital de Quicksilver dentro del Pentágono— que de puesta en escena: a la película le pesa estar rodada en el esperanto o lengua franca del moderno blockbuster y que Bryan Singer no haya desarrollado un estilo propio o inconfundible, como lo fueron los trazos de Jack Kirby o John Byrne en las viñetas.
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.