“El Teatro Colón es mágico”
El director español Emilio Sagi estrena en Buenos Aires un Don Giovanni especial
El director de escena español Emilio Sagi vive, como casi todos en el circuito de la ópera, recorriendo los teatros del mundo. Ahora lleva un mes en Buenos Aires para montar un Don Giovanni especial con el que arranca hoy la temporada de abono en el Teatro Colón con seis funciones. Después va a España, a Bilbao, al Arriaga, del que fue director, luego a San Francisco, después a Roma, vuelve a España al Teatro Real, que también dirigió, y termina la temporada en Chile. Por eso sus palabras sobre el Colón, la joya argentina hecha con los mejores materiales traídos de Europa en la época de esplendor y restaurada en 2010, tienen más valor: “El Colón es mágico. Yo debuté aquí en 1992 con La Vida Breve de Falla. Luego vine con el maestro Muti y otras muchas veces. Me recuerda al Liceo de Barcelona. Desde el escenario impresiona. No me extraña que los cantantes se queden impactados. Yo solo salgo a saludar y ya te deja helado”, explica Sagi, a punto de estrenar su Don Giovanni con estrellas como el uruguayo Erwin Schrott, “un monstruo en el escenario”, dice.
“El público latinoamericano es muy generoso. Viene a disfrutar, es más proclive a aplaudir que a silbar, en Europa suele ser al revés. Además aquí la gente aquí sabe mucho. La historia de este teatro es alucinante, en los años que dirigía el Colón Erich Kleiber [entre 1937 y 1949], el padre de Carlos Kleiber [uno de los directores de orquesta más reconocidos de la historia, fallecido en 2004] aquí venían todos los mejores cantantes del mundo. El público de este teatro escuchó las mejores voces y vio las mejores producciones. Y eso queda. El Teatro Colón es uno de los grandes aunque no sea como cuando este país tenía todo el dinero del mundo. Pero eso pasa en todas partes, todos los teatros ahora están en crisis, también en Europa. Muchos te piden que rebajes el presupuesto, aquí por suerte hicimos lo que teníamos pensado hacer”, asegura el director español.
Sagi ha planteado un Don Giovanni muy burlón, en el que la gente, y así fue en el ensayo general abierto al público y gratuito que siempre hace el Colón, se ríe a carcajadas. Para él la ópera de Mozart es muy española. “Mozart y Da Ponte [el libretista] lo llaman drama giocoso, que es algo típico del teatro español, es muy español. Hay mucho de literatura española aquí. Intentamos que muchos personajes tengan parte dramática pero también cómica. Como doña Elvira. Una mujer española enamorada es capaz de matar o tirarse por un barranco por su amor”, se apasiona el director.
Todo está concentrado en la figura central, al que el público no sabe si amar u odiar. “Don Juan tiene una moral particular, que llega a matar, pero tiene algo de poeta, esa búsqueda del instante eterno en el acto sexual. Busca de lo erótico sacar algo espiritual. Es un personaje muy atractivo. No comparto la opinión de Gregorio Marañón de que don Giovanni sea homosexual pero sí es cierto que su única relación real es con Leporello, su criado. Es una relación muy divertida, en realidad Leporello nunca le abandona”, explica Sagi.
El montaje, en el que se ve a un doña Elvira vestida con un traje moderno y fumando un cigarrillo, se concentra en la idea de las diferencias sociales y el abuso de Don Giovanni hacia las personas más humildes pero también en el combate entre la vida y la muerte y la hipocresía de una sociedad que condena pero de alguna manera envidia. “El Eros y el Tanatos en Don Giovanni están muy cerca, él no tiene miedo a morir, porque ha vivido, porque no se privó de nada. Y la ópera termina con los personajes prácticamente devorando a Don Juan en una cena en la que él está muerto encima de la mesa”, remata Sagi. Un arranque imponente para un teatro al que los argentinos, incluso los que no lo han visitado nunca, consideran un auténtico patrimonio nacional.
Babelia
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