“No soy difícil, solo me molesta que intenten meterse en mi intimidad”
La actriz y directora francesa, hermana de Carla Bruni, presenta su primer largometraje documental en el Festival de Locarno
Considerada como “una de las mayores actrices y realizadoras italianas”, Valeria Bruni-Tedeschi ha presentado su primer largometraje documental en el Festival de Locarno. Nacida en Turín en 1964, vive en París desde los 9 años, igual que su hermana Carla, casada con el expresidente francés Nicolás Sarkozy. Si como actriz su filmografía es impresionante (comenzó su carrera de la mano de Patrice Chéreau en 1987), como directora no lo es menos, y cuenta entre sus trabajos con películas como Actrices, Premio Especial del Jurado en Cannes en 2007, o Un château en Italie.
A pesar de advertencias acerca de que es una “entrevistada difícil”, Bruni-Tedeschi se presta a la charla con humor y espíritu abierto. “No soy difícil”, aclara. “Lo que ocurre es que solo me interesa hablar de mi trabajo. Me molestan los periodistas que intentan meterse en mi intimidad. Es algo nefasto que afecta a la calidad de mis películas”. Un trabajo en el que algunos críticos la acusan de realizar una obra autobiográfica con exceso. “Es verdad que me acusan de esto, y de forma bastante desagradable. Pero incluso un documental es una forma de ficción que comporta elementos autobiográficos. A partir del momento en que decidimos poner la cámara aquí y no allí, o cuando editamos, ya estamos ordenando el caos de la realidad. E incorporamos elementos autobiográficos, de la misma manera que cuando interpreto el rol de una mujer del Siglo XIX. Y aunque mis padres no sufran de Alzheimer, hay elementos de mi historia familiar en la película que traje a Locarno”.
Los Bruni-Tedeschi, aristócratas y poderosos industriales, debieron huir de Italia en los años 70 ante el riesgo de secuestro a manos de los terroristas de las Brigadas Rojas. Es por ello por lo que Valeria no ha crecido en una familia como todas, aunque parece no estar de acuerdo. “¿Por qué mi familia es tan especial?”, interroga entre risas al entrevistador. “¿Acaso su familia no es también un poco rara? En todo caso, pertenecer a una familia como la mía abre y cierra puertas. Mi familia es un peso y una riqueza. Son mis raíces, mi prisión y una carga que llevo sobre los hombros. Es también mi lugar de trabajo y la fuente de mis obsesiones. Todo creador va a buscar referentes en su infancia y su familia. O en la ausencia de esta”.
¿Siente Valeria Bruni-Tedeschi el peso de los años en su trabajo? ¿Su edad le dificulta la carrera, o en Europa no valen los criterios de Hollywood? La actriz y realizadora asiente con la cabeza y responde enfática: “Claro que es un problema. También en Francia hay menos papeles en cine para una mujer de 50 que para una de 30. Y esta no es mi impresión personal, sino que es la realidad objetiva. Hay pocos realizadores que se interesen en dar papeles protagonistas a mujeres de más de 50 años. Aunque el lado positivo es que los pocos que hay, suelen ser roles muy ricos. Pero como directora, la edad me ayuda, y con los años la gente tiene más confianza en mi trabajo. Pienso que la edad también nos afecta en cuestiones de amor y seducción. Las mujeres de mi edad somos a veces más frágiles que las de 30 años, e incluso que las de 40. Pero esta fragilidad es también nuestra fuerza”.
Bruni-Tedeschi se muestra preocupada por el terrorismo e insatisfecha con las respuestas que recibe. “Pido un pensamiento esclarecido y profundo sobre el terrorismo en Francia y Europa. Tengo la sensación de que casi nunca escucho voces que me sirvan para comprender lo que está pasando. Quiero entender cómo es posible que una parte de nuestra sociedad se haya convertido en una fuerza diabólica. Porque realmente son el diablo. Es una situación nueva, comparable a una enfermedad terrible, y por eso hay que tener la humildad de reconocer que la situación nos supera y que no tenemos todas las respuestas”.
Hablando de terrorismo, ¿cree que su cuñado Nicolás Sarkozy tiene soluciones para esta espinosa cuestión? ¿Se atreve a hacer pronósticos acerca de si volverá a ser presidente de Francia? “No me atrevo a hacer pronósticos”, reflexiona. “Pero puedo decirle que Sarkozy está plenamente implicado en esta batalla, como ya lo ha estado en el pasado. Nunca ha dejado de trabajar en política. Sarkozy puede tener respuestas al terrorismo, pero las respuestas de hoy pueden dejar de ser válidas en unos meses. Pienso que los políticos deberían estudiar como científicos esta nueva enfermedad mortal, con humildad y objetividad, si quieren obtener respuestas”.
“Una jovencita de 90 años”
Así reza el título del documental que Valeria Bruni-Tedeschi vino a presentar en Locarno. El filme sigue al coreógrafo Thierry Thieû Niang, quien propone un atelier de danza en una residencia para ancianos enfermos de Alzheimer. “Quise hablar de la compasión, en el sentido que le da Simone Veil. Pienso que el verdadero “milagro” en este mundo ocurre cuando dos seres humanos que no tienen nada que obtener uno del otro, se reconocen y logran mirarse con compasión. El otro milagro que no pudimos prever fue el amor entre Blanche, una paciente de 90 años, y Thierry. Un amor que llega hasta el erotismo”, comenta la directora. Filmada con exquisita delicadeza, esta película tierna y perturbadora fue recibida con ovaciones.
Babelia
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