Los Secretos, 40 años contra viento y marea
La banda, que estuvo a punto de desparecer en varias ocasiones, celebra su carrera con una gira
Los echaron de su primera discográfica porque no eran rentables. Les dijeron que no estaban de moda, que cambiasen su sonido. Sufrieron el fallecimiento de tres de sus miembros y fueron varios los componentes que llegaron para irse rápidamente. Y, a pesar de todo eso, la banda Los Secretos está celebrando 40 años sobre los escenarios. “Tanta vocación y tanta pasión no se apagan fácilmente”, sentencia Álvaro Urquijo, su líder. Para agradecer al público que siempre les haya “devuelto la toalla” cuando ellos la quisieron tirar, el 29 de junio arrancan una gira, Una vida a tu lado, con sus mejores éxitos e invitados sorpresa. Su cita más especial: el 6 de julio en el WiZink Center de Madrid, donde desplegarán un escenario 360 grados.
Una sala llena de vinilos es mal sitio para entrevistar a un grupo de música. Los componentes se distraen manoseándolos, comentando qué fue del artista después de aquel trabajo, cuántas copias vendió... Pero en esa primera escena, protagonizada por Álvaro Urquijo, Ramón Arroyo y Jesús Redondo, Los Secretos, se palpa la complicidad de la amistad longeva. Aseguran que es más visible todavía cuando tocan. “Somos como un equipo de fútbol, uno centra porque sabe que el otro va a ir a rematar”, ejemplifica Redondo. Así llevan haciéndolo años, incluso ahora, en medio del auge de los DJs y las plataformas de streaming, ellos continúan apostando por el trabajo conjunto y las horas de ensayo. “Somos un grupo a la antigua usanza y por eso seguimos estando, hemos hecho bien nuestro trabajo”, considera Urquijo. Redondo bromea: “Somos un anacronismo”.
A pesar de esta aseveración, son el primer grupo español que montará un escenario 360 grados para ofrecer un concierto en Madrid que promete ser histórico. Además, están usando las redes sociales para saber qué canciones quieren escuchar sus seguidores. Como dice Joaquín Sabina en el documental Una vida a tu lado, que repasa la carrera de Los Secretos, son “los más modernos sin pretender serlo”. Al mencionar esta frase Urquijo asiente y recuerda que en sus inicios, todavía sin Arroyo ni Redondo, mientras la movida madrileña bullía, ellos estaban “en la mierda” porque no encajaban con las hombreras y los sonidos estridentes. “Nosotros queríamos hacer canciones bonitas, con coros y una guitarra de 12 cuerdas”.
Ya entonces fueron precoces, grabaron un disco “antes que Nacha Pop", puntualiza Urquijo, y comenzaron a girar cuando eran casi unos imberbes, pero estaban tan fuera de moda que tuvieron que volver a casa y sin dinero. “Mi padre nos dijo -a él y a sus dos hermanos, Javier y Enrique-: ‘Lo veis, tenía yo razón, que de eso no se puede vivir”, recuerda Urquijo. Eran los años 80 y los hermanos se tuvieron que reinventar. Álvaro se iba a trabajar con su padre, ingeniero, a las obras, “con una camarita”, para grabar “encofrados y cosas así”. Pero la música no dejaba de llamarles y volvieron a coger las guitarras a mediados de los ochenta. Hubo más varapalos, especialmente la muerte de Enrique Urquijo, pero el público siempre les impulsó a volver. En esa ocasión, recibieron cientos de correos pidiéndoles que no dejasen de tocar. “Te puedes enfadar, dudar y pensar que eres una mierda, que sin tu hermano no vas a valer, tantas cosas… pero a fin de cuentas sabes que tu futuro tiene que estar en la música”, concluye el cantante. Concede que todas las bandas viven de sus seguidores, pero incide en que en su caso “no es un tópico, es así”.
Saben que hay un nuevo público, el más joven, al que no llegan, "porque están más pendiente de los que suben los artistas a las redes sociales que de su su canción es buena". Excusan esta tendencia exhibicionista en la falta de promoción cultural desde las instituciones públicas, que "han sustituido la programación musical de las televisiones por realities shows" y "han legislado en contra de la cultura". “La educación de muchos ha sido a base de programas basura de televisión e internet, como la educación sexual a base de porno, como la comunicación y el ocio, de las redes sociales; como la educación cívica, de los videojuegos”, lamenta Urquijo. Señala al Gobierno, “a todos os que hemos tenido”, como culpables por no proteger la cultura. Rendondo recuerda la sentencia contra el rapero Valtonyc por sus letras, Urquijo apunta que en otros países se vela por las creaciones internas. “Aquí le preguntas a Rajoy que si le gusta el cine español y dice que no va al cine. Tenía que haber mentido”, espeta. Y entonces Eurovisión aparece en la conversación: “¿Y qué me dices de un evento musical donde antes se presentaba a la banda y a los músicos y ahora todo es playback y música enlatada?”.
Competir con ordenadores y “productos pensados para el consumo rápido” es imposible. El reclamo contra el vaciado intelectual y cultural que ha efectuado la tecnología en contra de sus posibilidades es amplio. Por eso Los Secretos prefieren mantener el estilo que les ha proporcionado 40 años de éxitos, de llenar salas y teatros, y “el respeto y cariño” de su gremio, una de sus grandes satisfacciones. La otra, haber conseguido lo que siempre quisieron: una carrera larga.
Y lo que les queda.
Babelia
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