Taburete: “No tengo ningún amigo que se llame Cayetano”
Willy Bárcenas y Antón Carreño hablan sobre su éxito en las plataformas digitales y los prejuicios contra su música
Ni Guillermo Bárcenas (29 años, Madrid) ni Antón Carreño (24 años, Madrid) han vuelto a casa de Dron, como cantaban en su single 'Sirenas' (2016). “No hay que perder la esencia, pero tampoco estancarse”, explica Bárcenas, que tras cuatro años de conciertos no dejan de llenar recintos. Un crecimiento que se debe, en buena parte, a una forma nueva de entender el negocio de la música. “Nosotros sonamos en la radio mucho después de funcionar como grupo. Taburete ha crecido igual que la música urbana: gracias a Internet”, comenta Carreño.
-¿Un éxito gracias a Instagram?
-En instagram somos muy pequeños, no llegamos a 150.000 seguidores. La gente consume nuestra música, no si somos guapos o feos o cómo vamos vestidos.
-¿Cuál es su clave entonces? “Vender un disco al final es como vender una camiseta del grupo, algo de merchandising, algo que un fan quiere tener en su casa”, matizan los componentes de Taburete, que tienen claro que las plataformas digitales son su nicho de negocio. Y las cifras los respaldan: más de un millón y medio de oyentes al mes en Spotify y casi cien millones de reproducciones en YouTube.
Una carrera musical bombardeada de éxito y de polémicas. La primera, por ser familiares de quienes son: Guillermo Bárcenas es el hijo de Luis Bárcenas, extesorero del Partido Popular, acutalmente en la cárcel cumpliendo una pena de 33 años por el caso Gürtel, y Antón Carreño es nieto de Gerardo Díaz Ferrán, expresidente de la CEOE, y que actualmente está también en la cárcel cumpliendo condena. La segunda, por hacer música para "cayetanos”, o más comunmente conocidos como pijos. “Sí, existen prejuicios contra Taburete, pero tenemos tantas cosas buenas para celebrar, tanto público que repite, que no se puede gustar a todo el mundo. Nosotros hacemos música divertida y apolítica”, explica Bárcenas.
Sea como fuere, una cosa está clara: Taburete ha demostrado, tras unos años de carrera, que reúne los requisitos para convertirse en los Hombres G o El Canto del Loco de una nueva generación —si es que no lo ha hecho ya—. Un hecho que ya parecen ver grupos como Café Quijano o Camela, que forman parte de la historia musical de España, y han decidido contar con ellos para varias colaboraciones.
Babelia
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