Gracias a la vida (y a Pixar)
‘Soul’, la última película de la productora, nos recuerda los sorprendentes y extraños motivos por los que merece la pena vivir
En uno de los monólogos más conocidos de Manhattan, Woody Allen se preguntaba sobre la naturaleza misma de la existencia para descubrir las razones que hacen que merezca la pena vivir. En su caso, los motivos incluían a Groucho Marx, al jugador de béisbol Willie Mays, el segundo movimiento de la sinfonía Júpiter, la grabación de Potato Head Blues de Louis Amstrong, las películas suecas, La educación sentimental de Flaubert, Marlon Brando, Sinatra, las manzanas y peras de Cézanne y los cangrejos del restaurante Sam Wo. Soul, la última película de Pixar, también ocurre en Nueva York, también en sus ambientes de jazz y también nos recuerda los sorprendentes y extraños motivos por los que merece la pena vivir. Codirigida por Pete Docter, la película sigue la estela de su última creación, Del revés (2015), para hacer visible lo invisible. Pero si aquélla hablaba de las emociones más básicas y del papel que desempeñan en el crecimiento, Soul se detiene en un asunto más filosófico, el alma, y todas sus variantes: las que andan en pena, las que están en el limbo, las iluminadas o las díscolas que se niegan a vivir.
La historia es la de Joe Gardner, un profesor de música cuyo móvil responde con unos acordes de Charles Mingus y cuya vida gira alrededor de su pasión por el jazz. Joe vive obsesionado con alcanzar su sueño, dejar la enseñanza para tocar en uno de los templos de la música improvisada de Manhattan y convertirse así en el pianista que siempre ambicionó ser. Un deseo que se hace realidad el mismo día que el feliz músico se precipita por una alcantarilla quedándose en coma. A partir de entonces, la película realista de los primeros minutos se abre a la abstracción del más allá, donde Joe conocerá su fatal destino y a 22, un alma rebelde que no acaba de encontrar su sentido. En este universo paralelo, Pete Docter vuele a crear unas criaturas con aspecto de adictiva golosina capaces de satisfacer por igual al público infantil y al adulto. Y aunque Soul se sitúa en un lugar grave, el rito de paso hacia la muerte, lo hace con sobrado humor y ternura a través de una amistad, la de Joe y 22, que como en la quijotización de Sancho Panza implicará ver la vida desde el otro lado, esa sabia empatía que promulga una película que vuelve a situar a Pixar entre las razones por las que también merece la pena vivir.
'Soul'
Género: animación, Estados Unidos, 2020.
Plataforma: Disney +.
Duración: 100 minutos.
Babelia
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