Proceso escénico a un juez del pujolismo que reniega de su identidad homosexual
El Teatre Nacional de Catalunya estrena ‘Justícia’, de Guillem Clua, con Jose Maria Pou
Cita de campanillas esta noche en la Sala Gran del Teatre Nacional de Catalunya (TNC), el teatro público que depende de la Generalitat. Se estrena en medio de una gran expectación por su interés escénico y su carga previsiblemente polémica Justícia, una obra del dramaturgo barcelonés Guillem Clua, de 47 años, con dirección de Josep Maria Mestres, centrada en la figura de un ficticio juez catalán, Samuel Gallart —interpretado por Josep Maria Pou—, que llegado el momento de su jubilación repasa su vida, ligada estrechamente a los acontecimientos políticos y sociales de Cataluña. El juez, un prohombre miembro de la alta burguesía convergente, con una carrera política brillante en las instituciones catalanas del pujolismo, marido (a su mujer la interpreta Vicky Peña), padre y abuelo supuestamente ejemplar, esconde una identidad secreta, de la que abjura, con prácticas homosexuales y con la práctica nocturna de cruising en los jardines de Montjuïc.
La pieza de Clua, que combina el uso de las convenciones del melodrama con el thriller, huye del naturalismo e introduce mecanismos de ruptura como el flash back o el que varios actores interpreten el mismo papel.
Admirador confeso de Tony Kushner y activista en defensa de los derechos del colectivo LGTB, a cuya lucha histórica hay referencias en el espectáculo, el dramaturgo, uno de los más reconocidos de Cataluña, afirma que decidió escribir teatro al ver, precisamente en el TNC, en la inauguración (no oficial) del teatro, en noviembre de 1996, Àngels a Amèrica, obra de la que reconoce una gran influencia en Justicia.
El dramaturgo afirma que decidió escribir teatro al ver, precisamente en el TNC, en 1996, Àngels a Amèrica, obra de la que reconoce una gran influencia en Justicia.
De hecho, Josep Maria Pou, que encarnaba a Roy Cohn, el abogado maccarthista que descubre que tiene sida, era uno de los protagonistas de aquel espectáculo seminal, dirigido por Josep Maria Flotats (director entonces del TNC) que levantó ampollas en el pujolismo tanto por no ser obra de un autor catalán como por su carga de crítica contra el conservadurismo, la hipocresía y la intolerancia.
De alguna manera, tantos años después, Justícia de Clua, obra encargada por la actual dirección del TNC, que encabeza Xavier Albertí, puede verse como un homenaje a aquel valiente montaje, una actualización y hasta una revancha.
Al respecto, Josep Maria Pou, recordó este miércoles en la presentación del espectáculo cómo en la copa tras el estreno de Àngels a Amèrica, “una altísima personalidad” del regimen pujolista, “me dijo que era 'una pena y una vergüenza' que el Teatro Nacional de Cataluña se hubiera inaugurado 'con una obra de maricones”. Mientras que unos días más tarde, en la radio, un intelectual vinculado a la misma tendencia “abundaba en lo mismo deplorando que se inaugurase el TNC con una 'mierdecita de obra, que no llega ni a ser un vodevil de Broadway'. Así era el ambiente entonces”, racalcó Pou.
Un ambiente que duró su tiempo, pues Albertí inició la presentación de Justicia recordando que hace 9 años, Josep Antoni Duran i Lleida, a la sazón presidente de Unió, “dijo con respecto a Gang Bang”, la obra de Josep Maria Miró estrenada en el TNC en 2011 sobre un bar de ambiente gai en Barcelona durante la visita del Papa Juan Pablo II, “que si él fuera consejero de Cultura esa obra no se estrenaría en el teatro”. “Afortunadamente”, continuó Xavier Albertí, “el país ha evolucionado y ningún consejero de Cultura se opondría hoy al estreno de Justicia”.
Envuelta en un melodrama familiar, la obra de Clua, señaló Albertí, “es una obra sobre la identidad, la identidad catalana pero también la identidad sexual, y sobre todo una pieza que habla del alma humana”. Clua considera que el estreno de Justícia en la Sala Gran del TNC —un lugar que es “un género teatral en sí mismo”, como apuntó uno de los actores, Roger Coma, que hace al tiempo de hijo del juez y del propio juez joven—, significa su puesta de largo como dramaturgo.
El autor matizó que la obra “es sobre la identiudad y punto” y que tiene como hilo conductor “la conformación de nuestras identidades sexoafectivas, familiares, sociales, y también de país, y cómo el escoger unas identidades nos hace rechazar otras”. La obra puede verse, reflexionó, como un juicio al juez que es el personaje de Pou, y en el que se pone de manifiesto el precio que pagamos por los actos de nuestra vida.
Justícia pasa revista a través del juez Gallart a 80 años de historia de Cataluña: “Transitamos por diferentes momentos, desde el final de la Guerra Civil hasta la actualidad, pasando por la Transición y las reivindicaciones pioneras del colectivo LGTB”.
“No es la familia Pujol”, afirma el dramaturgo
La del juez Samuel Gallard y su mujer Aurora es una familia de la alta burguesía vinculada al poder, explicó Guillem Clua. Es una familia, dijo, nostrada, muy catalana, y convencional, muy reconocible como arquetipo en el ecosistema social y político catalán, "pero no es la familia Pujol". Añadió que "tenía en la cabeza muchas familias, pero no es una concreta, todo es ficción".
No obstante, “el pujolismo está, sería deshonesto obviarlo, dada la manera en que ha determinado la vida de este país, y tiene un peso muy determinado en la trama”.
Justicia pese a centrarse en un juez y abordar la actualidad catalana, no trata directamente del procés y de la, presiones políticas de distinto signo sobre la justicia. Al respecto, el director Josep Maria Mestres consideró que "se huele", pero "la obra no va de eso".
Babelia
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