Escándalo en Francia por la imputación de un expresidente del Louvre por tráfico de antigüedades
Jean-Luc Martinez fue arrestado el pasado lunes junto al conservador Vincent Rondot y el egiptólogo Olivier Perdu
Una inusualmente bien conservada estela de granito rosa dedicada al faraón Tutankamón y expuesta en Abu Dabi no solo guarda secretos del antiguo Egipto dese hace miles de años. También podría ser la llave de un potencial escándalo, muy actual, de tráfico de antigüedades y falsificación de documentación en el que están presuntamente implicadas destacadas figuras del mundo de la cultura y la arqueología en Francia. Instituciones y Gobierno tiemblan ante la nueva maldición de Tutankamón, como la llama el semanario Le Canard Enchaîné, que reveló unas pesquisas que ya apuntan a los primeros sospechosos: el que fuera hasta el verano pasado el presidente del museo más prestigioso del mundo, el Louvre de París, Jean-Luc Martinez, ha sido imputado por estafa y blanqueo en tráfico de antigüedades, según han confirmado fuentes judiciales a EL PAÍS este jueves.
Por ahora, poco se sabe de un caso que bien podría haber salido de las páginas de una de las historias de Tintín. Martinez fue convocado y detenido el pasado lunes en las dependencias de la Oficina Central para la Lucha contra el Tráfico de Bienes Culturales (OCBC, por sus siglas en francés), según han confirmado a este diario también fuentes del Ministerio del Interior, responsable de este departamento policial especializado.
Sobre los motivos no entran las fuentes, alegando que la investigación está en marcha. Es la misma razón que da el Louvre para guardar un silencio digno de una tumba faraónica y que se extiende por todo París: tampoco ha habido por el momento una reacción oficial a un caso que amenaza con sonrojar a las autoridades. Porque tras dejar su cargo en el Louvre, en agosto de 2021, Martinez había sido nombrado embajador para la cooperación internacional en materia de patrimonio. El historiador es además el autor de un informe sobre cómo “Proteger el patrimonio en situaciones de conflictos armados” solicitado en 2015 por el entonces presidente francés, François Hollande. Las piezas que centran las investigaciones de la justicia francesa y por las que se investiga a Martinez podrían haber sido fruto de pillajes realizados durante los disturbios en varios países de Oriente Próximo durante las revueltas de la Primavera Árabe (2010-2012).
Las sospechas son lo suficientemente sólidas como para que un juez haya imputado a una figura tan respetada como Martinez con cargos tan graves como “complicidad en estafa en banda organizada y blanqueo por facilitación mentirosa del origen de bienes procedentes de un crimen o delito”. El historiador y arqueólogo ha sido puesto en libertad bajo control judicial. Sus abogados dijeron este jueves a la Agencia France Presse que Martinez “rechaza firmemente su imputación en este caso”, pero que por el momento solo hablará ante la justicia, confiado en que “su buena fe será establecida”.
Otros dos reputados egiptólogos que habían sido detenidos junto a Martinez el lunes fueron puestos en libertad sin cargos, al menos por el momento. Se trata de Vincent Rondot, actual conservador del departamento de antigüedades egipcias del Louvre, y Olivier Perdu, que ocupa la cátedra de egiptología del Collège de France.
Las pesquisas forman parte de una amplia investigación internacional sobre tráfico de antigüedades que habría afectado al Louvre de Abu Dabi y al Museo Metropolitano de Nueva York. Varios comerciantes de arte y expertos son sospechosos de haber producido documentos falsos para inventar los orígenes de objetos saqueados durante la Primavera Árabe, entre ellas la Estela de Tutankamón y otras cuatro piezas que el Louvre de Abu Dabi adquirió en 2016 por un total de 15,2 millones de euros.
Martinez, Rondot y Perdu eran los responsables, recuerda el Canard, de validar los certificados de autenticidad sobre el origen de las piezas compradas por Abu Dabi. Dichos certificados están vinculados a dos conocidos miembros del mundo de las antigüedades sospechosos de haber traficado con otras antigüedades: el especialista en arqueología Christophe Kunicki y el marchante de arte alemán Roben Dib.
A Kunicki, que trabajaba para la casa de ventas Bergé & Associés del empresario Pierre Bergé, fallecido en 2017, las autoridades le siguen la pista desde la venta en 2017 del sarcófago dorado de Nedjemankh, vendido entonces al Museo Metropolitano de Nueva York por 3,5 millones de euros. Kunicki aseguró que la obra había salido de Egipto de manera legítima en 1971, pero una investigación probó que había sido robado durante el levantamiento contra el presidente Hosni Moubarak en 2011, y fue devuelto al país en 2019, recuerda Efe.
Según el Canard, los tres expertos franceses ahora investigados, como mínimo, “cerraron los ojos ante los certificados falsos”. El profesor de la Universidad Paul-Valéry de Montpellier Marc Gabolde, gran especialista en Francia de Tutankamón, empezó a investigar la Estela de granito rosado cuando supo de su venta a Abu Dabi. En 2018, advirtió al Louvre de que “las circunstancias de la salida de Egipto de ese monumento, a través de un capitán de la marina mercante alemana de Bremen en los años 1930, me parecían poco claras”, contó al Canard. Era un relato similar al que Kunicki proporcionó al museo neoyorkino para venderle el sarcófago de Nedjemankh. No obtuvo respuesta de las autoridades francesas responsables, es decir, Martinez y los otros dos expertos.
En febrero de 2020, Kunicki fue imputado y puesto bajo control judicial junto con su marido, el marchante Richard Samper, por el mismo juez que ahora ha acusado formalmente al expresidente del Louvre parisiense. Desde Le Monde, el experto Gabolde dice querer creer en la “buena fe” de Martinez y sus dos colegas investigados. Al fin y al cabo, declaró al rotativo, “los conservadores y los egiptólogos son víctimas, no cómplices, de los traficantes”. La justicia tendrá la última palabra.
Babelia
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