La Corrida de la Prensa de Madrid, del enfado de un ministro a una tradición de 120 años

Todo comenzó con un enfado de Segismundo Moret, ministro de Estado del Gobierno presidido por Francisco Silvela, molesto por las críticas que recibía del periódico El Liberal, que dirigía Miguel Moya, presidente a su vez de la Asociación de la Prensa de Madrid.

Ambos se reunieron en un almuerzo el 23 de abril de 1900 en La Venta Eritaña de Sevilla con la intención de limar asperezas. Hubo reconciliación y buena armonía de modo que, a los postres, Moya expuso al político la intención de su organización representativa, fundada cinco años antes, de que se celebrara una corrida de toros a beneficio de los periodistas madrileños.

Antes de que los comensales se levantaran de la mesa ya habían acordado la composición de la comisión organizadora: Moya, presidente, y los demás integrantes serían el conde Garay, José Sabater, Mariano Benlliure y Natalio Rivas, diputado y más tarde ministro de Instrucción Pública.

La corrida, que estuvo presidida por el rey Alfonso XIII, se celebró el 12 de junio en la antigua plaza de la Puerta de Alcalá, y los espadas fueron Luis Mazzantini, Antonio Fuentes, Emilio Torres Bombita y José García El Algabeño, que lidiaron toros de la Viuda Marquesa del Saltillo.

El primer festejo se celebró el 12 de junio de 1900 en la plaza de la Puerta de Alcalá y fue presidido por Alfonso XIII

El escultor Benlliure fue el autor del cartel anunciador, el precio de las entradas osciló entre las 3 y las 35 pesetas, cuentan que hubo un llenazo, se recaudaron 100.000 pesetas y el beneficio ascendió a 30.000.

Esto sucedió en 1900; han transcurrido 122 años, los ministros siguen recibiendo críticas de los medios de comunicación, pero la Corrida de la Prensa continúa.

Y no solo eso. Este festejo se ha convertido en un elemento esencial para la difusión de la fiesta de los toros y “en una seña de identidad de la propia Asociación de la Prensa de Madrid”, según afirma su actual presidente, Juan Caño.

Este domingo se celebra en Las Ventas el 120 aniversario, que no pudo celebrarse en 2020 a causa de la pandemia, y el cartel lo componen los toros de Victorino Martín y los diestros Antonio Ferrera, Sergio Serrano y Román.

Caño destaca el prestigio histórico de este festejo, y muestra el alto interés de la Asociación en que se preserve esta tradición y no muera la corrida.

El temor del presidente deriva de que la corrida ya no figura en el pliego de condiciones que elabora la Comunidad de Madrid para la explotación de Las Ventas, por lo que la empresa que la gestiona no tiene la obligación de organizarla.

De momento, la de este año está anunciada -la Asociación de la Prensa no participa como antaño en la contratación de toros y toreros-, y contará con la presencia de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, quien será asesorada por el matador de toros retirado Niño de la Capea; los dos, junto a Juan Caño, decidirán el diestro triunfador del festejo, y a su finalización recibirá el trofeo ‘Oreja de Oro’, en un acto que se celebrará en la Sala Bienvenida de la propia plaza.

“La Asociación de la Prensa de Madrid se siente muy orgullosa de que se mantenga esta corrida”, prosigue el presidente de los periodistas madrileños, “conservarla como lo que es, una verdadera tradición, y que se convierta en el broche de oro de la Feria de San Isidro”.

La Corrida de la Prensa está íntimamente unida a la historia de la tauromaquia del pasado siglo; en ella han participado todas las grandes figuras del toreo y son muchas las tardes memorables que se recuerdan en las hemerotecas.

Numerosos son los hitos que cimentan el prestigio de ese festejo; baste señalar, por ejemplo, que Antonio Bienvenida es el diestro que más veces ha participado en la corrida de los periodistas (11), seguido por Juan Belmonte, Marcial Lalanda y Machaquito, con 10.

“Esta corrida es una seña de identidad de la APM y merece que se mantenga por lo mucho que ha aportado a la tauromaquia”, Juan Caño, presidente de los periodistas madrileños.

En 1944, Manolete se encumbró con el toro Ratón; cinco años más tarde, Luis Miguel Dominguín se encerró con seis toros, y en 1950, se celebró una novillada con los jóvenes más destacados del momento: Julio Aparicio y Miguel Baéz Litri.

En 1951, el sevillano Pepe Luis Vázquez cuaja en Las Ventas una de las faenas más importantes de su carrera; y en 1966, Antoñete corta cuatro orejas en la tarde más redonda de su trayectoria.

En 1977, los Reyes de España, don Juan Carlos y Doña Sofía asisten por primera vez a la Corrida de la Prensa, y el 19 de julio de 1982, en este mismo marco, se produce el gran hito de la historia de la plaza madrileña en el siglo XX: el indulto de Velador, el toro de Victorino Martín, lidiado por Ortega Cano.

El torero de Cartagena, José Miguel Arroyo Joselito y Finito de Córdoba compusieron el cartel de 1995, con motivo de la celebración del centenario de la Asociación de la Prensa de Madrid.

En 1997 y 1998 el triunfador fue José Tomás; y en 2018, el festejo cerró por vez primera la Feria de San Isidro, y contó con la asistencia del rey Felipe VI.

Al año siguiente se colgó el cartel de ‘no hay billetes’, y, a causa de la pandemia, en 2020 no fue posible celebrar la corrida conmemorativa del 120 aniversario, que vuelve a cerrar el ciclo ferial madrileño este domingo, 5 de junio.

“Merece la pena que permanezca esta corrida, que tantas gestas memorables ha aportado a la tauromaquia desde su creación”, comenta el presidente de los periodistas.

En el reverso de las entradas de la corrida inaugural, aquel 12 de junio 1900, figuraba un número para participar en una gran rifa en la que se sortearon dos monteras de Lagartijo y Frascuelo, un estoque y una muleta de Guerrita, moñas de las más distinguidas damas de la corte, cabezas de toros disecadas, cuadros de los pintores José Villegas, Gonzalo Bilbao y Luis Álvarez, y el cartel de la corrida, original de Mariano Benlliure.

Este domingo no habrá rifa, pero sí se celebrará la efeméride de un hito trascendental en la historia de la tauromaquia, que surgió del encuentro entre un ministro enfadado y un periodista avispado.

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