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El ritmo de la revolución en Sudán salta de TikTok a Nueva York

El álbum ‘Beja Power’, de la banda Dorpa, y el sello independiente Ostinato Records, se sumerge en las olvidadas melodías de una comunidad del este sudanés

La banda Dorpa al completo en el Museo Nacional de Sudán.
La banda Dorpa al completo en el Museo Nacional de Sudán.Yasir Elhassan
Marc Español

Desde que se enteraron de que en Sudán había estallado una revolución democrática a finales del 2018, y más aún después de observar cómo unos meses más tarde las calles del país forzaron la caída del dictador Omar Al Bashir tras tres décadas en el poder, los miembros de Ostinato Records, una discográfica de Nueva York centrada en la música de países que han experimentado algún tipo de trauma, tenían entre ceja y ceja visitar de nuevo el lugar.

Sabían, a través de amigos y de compañeros, que la revolución había creado el ambiente idóneo para una auténtica revitalización musical después de un largo y asfixiante período islamista. Y no querían dejar pasar la ocasión de registrarla. Así que, cuando el pasado octubre escucharon las noticias sobre el golpe de Estado militar que puso fin a la frágil transición democrática de Sudán, y que dio paso a un nuevo pulso —aún sin resolver— entre la calle y los generales, decidieron no pensárselo dos veces y volar a Jartum, la capital. “Cuando se produjo el golpe pensamos que podría ser un momento difícil para ir”, explica Vik Sohonie, fundador del sello. “Pero si no íbamos quizás perdíamos la oportunidad”.

Una vez aterrizados en Jartum, Sohonie, siempre ávido por conocer nuevos ritmos, se adentró en el universo del TikTok sudanés. Y allí se topó con una misteriosa banda de Puerto Sudán, una ciudad del este del país bañada por las aguas del mar Rojo, que le dejó fascinado. “Mientras mirábamos dimos con un vídeo muy mal grabado de una banda tocando, y simplemente pensé que aquellos tipos eran increíbles”, recuerda. “La música era fenomenal. Pensé: ‘Qué era aquello que no sonaba como nada que hubiera escuchado antes en Sudán”, agrega Sohonie, que ya estuvo en el país en 2016 y 2017.

Así fue como su camino se cruzó con el de Noori. A finales de 1990, este joven músico sudanés entró en unos almacenes de chatarra de Puerto Sudán en busca de un mástil bien conservado de guitarra, un instrumento poco habitual en la región. Luego él mismo lo completó soldándolo con un tambor de cuatro cuerdas de los años setenta que le regaló su padre, creando una suerte de tambo-guitarra. Y desde entonces, cuenta Sohonie, Noori ha perseguido la misión de mantener viva y actual la música beja del este de Sudán.

El musico sudanés Noori con su particular instrumento.
El musico sudanés Noori con su particular instrumento. Janto Djassi

Los beja son un pueblo milenario que remonta sus orígenes a los tiempos del Antiguo Egipto y el reino nubio de Kush, y vive en el vasto territorio que se abre entre las actuales fronteras de Egipto y Eritrea, y entre el mar Rojo y el río Nilo. Entre las distintas tribus que conforman esta comunidad hay algunas que hunden sus raíces en la península arábiga y hablan tigré, un idioma sobre todo presente en Eritrea. Pero la mayoría tiene por lengua materna el beja, también llamada bedawiye, un idioma que hoy en día solo es oral.

Pese a estar profundamente arraigados en el este de Sudán, el régimen islamista y árabe de Al Bashir trató de borrar del mapa la cultura beja y marginalizó a su pueblo. La prueba más palpable de esta política es que la región habitada por los beja alberga el principal puerto del país, Puerto Sudán, y es una tierra fértil y rica en recursos minerales, sobre todo oro, y, sin embargo, aún hoy es una de las zonas más pobres y abandonadas del país.

Otra consecuencia, más sutil, pero igualmente funesta, provocada por esta mezcla de represión y abandono, nota Sohonie, es que existen muy pocas grabaciones antiguas de beja, si es que queda alguna en absoluto. Y es precisamente esta situación la que Noori quiso cambiar cuando formó su banda, Dorpa, con cinco otros miembros de todo Sudán.

“Cuando nos sentamos [con la banda] empezaron a contarme todo sobre la cultura beja, sobre lo que ha vivido el pueblo beja. Incluso culturalmente, a lo largo de los años, se ha dado prioridad a la música de Jartum sobre el resto. Especialmente durante la época de Al Bashir”, nota Sohonie. “Una de las razones era que seguía una política para arabizar Sudán, limitar las otras lenguas, las otras culturas. Y la beja era muy fuerte”, continúa, “así que a Noori se le ocurrió esta idea de que [ellos] tenían que crear una banda que tocara música beja”.

Echándoles un cable para contribuir a esta empresa, Ostinato Records ha anunciado ahora la producción del álbum Beja Power con Dorpa, el primer lanzamiento internacional del sonido beja que se conoce. El álbum, coproducido por Omer Alghali y Janto Djasi además de Sohonie, cuenta con seis pistas que sirven de archivo de las mejores y más sentidas canciones del pueblo beja, cada una compuesta en una etapa diferente de su larga historia.

Carátula del álbum 'Beja power'.
Carátula del álbum 'Beja power'.Ostinato Records

Su música combina estilos y acordes propios del soul eléctrico, el blues, el rock e incluso toques de country, que bien podrían ser tuaregs, etíopes, peruanos o tailandeses, apunta Sohonie. El coproductor describe asimismo las melodías beja como nostálgicas, honestas, esperanzadoras y dulces, pero también con un toque ambiguo que explica que puedan tener miles de años y evocar un recuerdo faraónico, y al mismo tiempo tocarse como en los años setenta y sonar actuales. Uno de los mejores ejemplos de ello es la pista número dos, Qwal, que es precisamente la canción que circulaba por las profundidades de TikTok.

Para Sohonie, además de un canto a la música beja, el álbum representa una banda sonora de la revolución en Sudán, ya que los beja han participado activamente de las protestas en el país a la vez que ha seguido resistiendo a las políticas discriminatorias del Gobierno central y exigiendo igualdad y justicia, también a través de la música. Al mismo tiempo, sin la revolución no se hubiera abierto el espacio para volver a escuchar esta música.

“Fue realmente Noori quien dijo: ‘Esta es nuestra cultura y ahora es nuestro momento de brillar, ahora tenemos que arrojar luz sobre lo que está sucediendo en el este de Sudán”, evoca Sohonie. “Este álbum es para mí una banda sonora de la revolución de Sudán, porque si los acontecimientos de los últimos dos o tres años no hubieran ocurrido, no sé si esta música saldría a la luz, si tendría el mismo sonido y sería tan poderosa, ni si la banda estaría tan inspirada para mantenerse unida y hacer todo esto”, agrega.

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